De La Jornada
Papa Latinoamericano
Conoce a profundidad la situación regional, señalan religiosos
Acusado de tener vínculos con la dictadura; la derecha lo defiende
En 2011, la justicia argentina lo citó a declarar en el juicio contra los responsables de apropiarse de hijos de desaparecidos
Los religiosos destacan la humildad que practica en la vida cotidiana
Los religiosos destacan la humildad que practica en la vida cotidiana
En diciembre de 2012, la presidenta de Argentina, Cristina Fernández,
se reunió con el arzobispo Jorge Bergoglio en la ciudad Luján, provincia
de Buenos AiresFoto Ap
Stella Calloni
Corresponsal
Periódico La Jornada
Jueves 14 de marzo de 2013, p. 4
Jueves 14 de marzo de 2013, p. 4
Buenos Aires, 13 de marzo.
La elección del cardenal Jorge Mario Bergoglio, quien nació hace 76
años en esta capital, como el nuevo papa Francisco provocó reacciones
dispares aquí, con festejos de todos los sectores de derecha y con
reservas de organismos humanitarios, que lo han vinculado con la
dictadura militar que imperó en Argentina (1976-1983).
La designación provocó sorpresa, a pesar de que Bergoglio logró estar
en un lugar destacado en el cónclave de 2005, que eligió a Benedicto
XVI. Es el primer papa latinoamericano y también el primero de la orden
de los jesuitas en ese cargo.
Bergoglio nació en Buenos Aires el 17 de diciembre de 1936, en el
barrio de Almagro, hijo de Regina y Mario Bergoglio, ambos italianos. Su
padre fue trabajador ferroviario.
Estudió en una escuela pública en Almagro y egresó como técnico
químico. En 1957 decidió ingresar a un seminario de la Orden de los
Jesuitas ubicado en el barrio porteño de Villa Devoto y fue ordenado
sacerdote en 1969.
Ejerció como sacerdote y provincial de la orden de los jesuitas entre
1973 y 1979. También fue profesor de teología. En mayo de 1992 fue
consagrado uno de los cuatro obispos auxiliares de Buenos Aires.
En junio de 1997 fue designado obispo coadjutor de la arquidiócesis
de Buenos Aires, y en 1998 asumió el cargo de arzobispo en remplazo de
Antonio Quarracino, quien fue un duro conservador y defensor de las
dictaduras locales.
Su carrera fue ascendente y en febrero de 2001 el papa Juan Pablo II
lo nombró cardenal. Como primado de Argentina se convirtió en el
superior jerárquico de la Iglesia católica de este país.
También fue presidente de la Conferencia Episcopal Argentina (CEA)
durante dos periodos, hasta 2011. Lo sucedió en el cargo monseñor José
María Arancedo, quien hoy rescató entre los dones del nuevo Papa
la humildad, la devoción y el equilibrio.
Otros obispos consideraron que como participante de la Comisión para
América Latina e integrante de una serie de congregaciones y consejos el
actual Papa conoce a profundidad la situación regional.
Los religiosos entrevistados hoy coincidieron en destacar la humildad,
la sencillez que practica en su vida cotidiana, viviendo en un departamento pequeño y desdeñando lujos, así como su cumplimiento estricto de la doctrina de la Iglesia católica.
Sin embargo, en su biografía es imposible no citar la actuación de Bergoglio durante la dictadura militar más reciente.
La cúpula de la Iglesia católica, en su mayoría, está muy
comprometida por su relación con los dictadores en turno. Se les demanda
además porque muchos de los obispos que pudieron ayudar a las Madres de
Plaza de Mayo no lo hicieron y porque los capellanes en las fuerzas
armadas colaboraron o consintieron las violaciones de derechos humanos y
los crímenes de lesa humanidad.
De hecho, los jerarcas católicos jamás se han definido en casos
emblemáticos, como el del sacerdote Christian Von Wernick, quien fue
condenado a cadena perpetua por crímenes de lesa humanidad, como
secuestros, torturas y asesinatos, durante la dictadura militar de
1976-1983.
El 12 de mayo de 2011, la justicia argentina citó a declarar al
cardenal Jorge Mario Bergoglio como testigo en la causa que juzga a los
responsables del plan sistemático de apropiación de menores, hijos de
desaparecidos durante el periodo de la dictadura militar de 1976-1983.
Bergoglio ya había pasado por tribunales, ya que también fue
citado en la causa que procesa a los responsables de crímenes de lesa
humanidad cometidos en la Escuela de Mecánica de la Armada (Esma), y por
el caso de dos sacerdotes jesuitas, uno de los cuales, el que
sobrevivió, lo señaló por no haber impedido su secuestro y tortura
siendo superior de los jesuitas.
El periodista y escritor Horacio Verbitsky lo ha señalado varias veces por esas causas.
En los testimonios de quienes lo acusan se ha señalado
específicamente su falta de compromiso para brindar ayuda ante pedidos
desesperados de familiares. Y también existen testimonios de religiosos
ante la justicia –entre ellos los de un sacerdote y un ex sacerdote, una
teóloga y un seglar– que comprometen a Bergoglio.
Así como hay estas sombras, desde otros sectores sociales se menciona
que no existen hasta ahora documentos que indiquen una colaboración
activa de Bergoglio con la dictadura, y él ha negado toda
responsabilidad en esos casos.
Adolfo Pérez Esquivel, premio Nobel de la Paz, dijo hoy a La Jornada que ha recibido muy bien que haya un nuevo papa argentino-latinoamericano.
Es un hombre de equilibrio, de diálogo. Sé que hay cuestionamientos, y creo que pudo no haber ayudado, pero es distinto a decir que entregó a sacerdotes (a los militares). Hay que actuar con mucha responsabilidad. He hablado con él y creo que hay disposición al diálogo. Tenemos que hacer, nosotros, que el nuevo Papa mire al continente con otros ojos. Tenemos que exigir otro tiempo.
También Celia Luro, quien fue compañera del ex obispo por los pobres,
monseñor Jerónimo Podestá, ya fallecido, sostiene que Bergoglio la
defendió en momentos de duros ataques del Vaticano por haber formado
pareja con el religioso, quien es muy respetado aquí.
Otros destacan su austeridad: viaja en transporte público y él mismo se cocina.
Son visiones encontradas, pero que integran la figura y la
personalidad de un obispo, un cardenal que ha tomado posiciones duras
con el gobierno de Néstor Kirchner y luego con el de Cristina Fernández
de Kirchner, a pesar de que se reunió con ella en lo que parecía un
primer paso hacia la concialiación en diciembre de 2007, cuando recién
asumió la presidencia.
El nuevo Papa se ha enfrentado al gobierno por los proyectos de ley
sobre el aborto y la que hizo posible el matrimonio entre personas del
mismo sexo, que fue calificada por Bergoglio de
una guerra del diablo.
Una serie de acciones lo fueron acercando a la oposición de derecha. La situación llegó al extremo de que se trasladaran los Te deum
de la fiesta patria a las provincias. Y hubo duras críticas del ahora
flamante Papa, lanzadas desde un púlpito y aplaudidas por la derecha más
dura, que hoy reaccionó en conjunto con grandes festejos.
Es nuestro Papa, escribieron en algunos mensajes de Twitter integrantes de esos sectores, entre ellos familiares de los militares presos por los crímenes que cometieron durante la dictadura.
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