COLUMNA.
Línea Caliente
TEMA.
Duarte, ¡Listo el segundo madrazo!
POR.
Edgar
Hernández Premio Nacional de Periodismo
“No confundas nunca la suerte con la
destreza”, Tite Kubo
Previsible
que tras el golpe mortal al corazón yunista, los miguelistas, los pepistas y los
hectoristas a través de sus operadores, desataran una campaña mediática contra
Javier Duarte a quien acusan de ser el artífice, oculto y en abierto, de la
irreversible modificación constitucional que permitirá un gobierno de
transición de dos años a partir de diciembre de 2016.
Que
si fue él quien negoció con Yulen; que si compró a los izquierdosos; que si ya
instruyó a Juan Nicolás; que si la bancada legislativa priista ya tiene línea…
esas y muchas cosas más se dicen de quien todos pensaban era un iniciado.
Y
cuánta razón tienen los caídos porque así es.
Sin
prisas, pero sin pausas Javier Duarte está construyendo las reformas al Código
Electoral y a la carta suprema veracruzana en fechas ya definidas para que una
vez publicado el mandato, se dé un segundo golpe, no a los adversarios, sino a
sus enemigos declarados.
Una
iniciativa que ya se cocina desde el propio Congreso del Estado, misma que
habrá de encabezar el diputado del Movimiento Ciudadano, Francisco Garrido,
entrará en breve.
¿De
qué se trata?
Pues
ni más ni menos que ajustar los periodos de revisión de la cuenta pública anual
para que en el 2016 el gobernador saliente no tenga que esperar un año para
recibir la sanción aprobatoria o desaprobatoria de la legislatura.
Esto
es, el gobernador Javier Duarte rendirá cuentas a su Congreso, a su legislatura
pues, y no a la siguiente en donde otro mandatario estará en funciones.
Así
que en caso de que el próximo gobernador o la nueva legislatura le quisieran
poner las peras a 20, Javier Duarte ya tendrá en las manos la constancia de
revisión y aprobación de la cuenta pública y como nadie puede ser juzgado dos
veces… pues habrán de quedarse con las ganas los opositores de cobrarle
venganza a través de temas tan sensibles como son las finanzas estatales.
Con
este uno-dos del régimen que a la vuelta de 27 meses concluye, solo le restará
consensuar si el próximo gobierno –cuya
elección cuesta 2 mil millones de pesos, según los Yunes y según Duarte 800
millones de pesos y según el INE 80 millones de pesos- se va por la elección
ciudadana o por el “dedazo” legislativo que incluye un Congreso de coalición.
En
paralelo, tal como escribe el acreditado periodista Luis Ramírez Baqueiro en su
columna “Astrolabio Político”, el mandatario estatal proyecta otra jugada, que
le permitirá construir un escenario para que en caso de no verse favorecido con
los resultados a pesar de perder la mano de la baraja termine favoreciéndole.
Es
decir, al incorporar al debate la figura de la “Revocación del Mandato”
propuesta por Movimiento Ciudadano en voz de Cuauhtémoc Pola, la administración
Duartista se curará en salud, pues tendría el elemento constitucional para
arengar a las demás fuerzas políticas y destituir a quien pretenda cobrar
venganzas personales.
Entonces
sí, juego perfecto.
“¡Política
pura!, estamos hablando de ¡Política pura!”, dice el hombre más cercano al
gobernador.
Y sí.
Los
golpes efectistas de Palacio de Gobierno han sacudido la estructura política y
de opinión de manera por demás impactante.
Y es
que la noticia fue tan sorpresiva que los auto amarrados transitaron del
abierto rechazo a la homologación electoral que daría lugar a un gobierno de
transición de dos años, a la descalificación.
Sí,
no. No, sí. El balbuceo. El golpeteo periodístico. La Duda. El “que mejor vaya
Pepe por la de dos y yo por la de seis”, de Héctor Yunes Landa. La agria
respuesta de Miguel Angel Yunes Linares de que no va por la de dos en sintonía
con José Francisco Yunes Zorrilla.
Luego
la embestida mediática que todavía ahí está ventilándose en las redes y cierta
prensa.
Todo
el foco contra Javier Duarte a quien identifican como el autor de todo este
entramado que agarró a los ya seguros con los calzones abajo.
Por
demás interesante observar que el ejecutivo a través de su vocería ha salido a
aclarar que la iniciativa de reforma constitucional parte de la oposición –PAN,
Movimiento Ciudadano, PRD- y no del propio gobernador.
La
precisión declarativa aunque válida revela un juego de poder bien tramado en donde
no se ve la mano operadora pero se siente el efecto de la cirugía. Por ello
quienes afirman que Javier está metido hasta el tuétano tienen toda la razón.
¿Acaso
per se los actores políticos, los de
casa y los aliados opositores, se mueven por la libre? ¿No la política es una
lucha por el poder?
Es un
infantilismo creer que Duarte desde el arranque aplaudió que se hiciera un
traje a la medida a quien va arriba en las encuestas o a quien más ruido
opositor hacía ¡Claro que no!
Solo
un iniciado se atrevería a concluir que todo se está dando por obra y gracia
del espíritu santo y que el gobierno de Javier Duarte de hinojos esperaría que
Diosito ayudara que no llegara Miguel o Héctor porque dos que tres ya se ven en
Pacho.
Por
tanto, es cierto.
Todo
lo que se dice de Javier es cierto. Todo cierto, excepción de una observancia
que muchos dejan pasar de largo de manera intencionada. El primer priista
veracruzano no alteró de manera arbitraria las reglas de juego no escritas. No
sin antes consultarla a Los Pinos.
La de
dos años por supuesto que se vio, analizó y determinó bajo la tutela de Enrique
Peña Nieto, Miguel Angel Osorio Chong, Luis Videgaray y Aurelio Nuño, al igual
que el planeamiento del formato electoral para la sucesión de Javier Duarte.
El
argumento de los centavos es sólo una estrategia que se usa de ambos lados para
distraer. El fondo real es la encarnizada lucha por el poder. Lo sabe el PRI
–no el de Elizabeth, por favor-. Lo sabe Gustavo Madero, quien es un atrevido,
pero no come fuego; él sabe cómo se están moviendo las fichas y el interés del
aparato de poder federal por Veracruz, un Veracruz sin Miguel Angel Yunes
Linares.
De
cualquier modo el pastel sigue estando lo suficientemente grande y hay para
todos.
A la
vuelta de nueve meses conspicuos duartistas pelan gallo de Xalapa. Van por las
diputaciones federales y luego al Congreso de la Unión para desde ahí esperar
el “destape” que ya desde ahora está etiquetado.
¿Quién
es el bueno?..
No
caben las obviedades. Todo mundo lo grita. No hay trampas.
La
política de la fidelidad y el duartismo es lineal, predecible, acaso tan solo
llena de bullicio y ruido mediático.
Todo
está enmarcado en tres jugadas: gobernador de 2 años; cuenta pública revisada
por una legislatura afín y un “dedazo” estatal con el respaldo presidencial.
En
esta lucha de poder solo los más fuertes habrán de sobrevivir.
Pepe
seguirá, tal como ha manifestado, fiel a su partido y habrá de esperar, de
nuevo, hasta el 2018 para ir por la sexenal; Héctor será objeto de una negociación
que cierre su ciclo y Miguel habrá de disciplinarse al mandato de su partido y
de los “Hidalgos”, de ello no hay duda.
Hoy
todo es cuestión de tiempo.
Tiempo
al tiempo.
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