México, 18 de junio 2015 (NOTIGODÍNEZ).- El caso de los 43
normalistas de Ayotzinapa desaparecidos hace casi 9 meses en Iguala,
Guerrero, da otro giro espeluznante que confirma la infiltración de las
fuerzas del régimen usurpador en el movimiento normalista, y por tanto
su responsabilidad directa en ese crimen de Estado.
De acuerdo con la agencia Proceso,
uno de los 43 jóvenes víctimas de desaparición forzada el 27 de
septiembre de 2014 por parte del Estado usurpado, es efectivo del
Ejército Mexicano y está dado de alta en activo en la Secretaría de la
Defensa Nacional (Sedena), aunque su identidad no ha sido revelada para
“protegerlo”.
La información fue confirmada por la propia Sedena, luego de que Proceso solicitara información a la dependencia.
“Proporcionar
la información representa un riesgo real para la seguridad de la
familia del militar desaparecido, ya que podrían ser identificados con
facilidad, dando como resultado posibles atentados en su contra”,
contestó Sedena a Proceso.
Según el citado medio, en
abril pasado se realizó una solicitud de información a la Sedena con
folio 77315, en la que se inquirió si entre los normalistas
desaparecidos había militares en activo. La solicitud se realizó a raiz
de una línea de investigación sobre la infiltración del “gobierno” en la
Normal “Raúl Isidro Burgos” de Ayotzinapa, considerada por el régimen
como un “semillero de guerrilleros”.
En respuesta, Sedena confirmó
que en efecto había un soldado entre los 43 normalistas secuestrados
por policías municipales en presencia de federales y militares, la noche
del 26 y madrugada del 27 de septiembre pasado.
“Se hace de su
conocimiento que se localizó a una persona que corresponde al nombre de
uno de los 42 estudiantes desaparecidos de la escuela rural Isidro
Burgos que refiere en su solicitud; sin embargo, el nombre se encuentra
clasificado como confidencial por tratarse de datos personales”, señala Proceso
citando el oficio 2433, firmado por el subjefe administrativo y
logística del Estado Mayor de la Sedena, General David Córdova Campos.
Según
Sedena, el nombre del militar es confidencial porque revelarlo
“potenciaría considerablemente una amenaza en agravio de la vida,
seguridad y salud de su familia”, pues la información “podría ser
utilizada por grupos desafectos a las fuerzas armadas, incluyendo la
delincuencia organizada, poniendo en peligro la vida, la seguridad y
salud de la familia del militar desaparecido”.
El hecho, que ni
siquiera fue mencionado por el régimen en su versión oficial, abriría
una nueva línea de investigación y confirmaría la colusión de las
fuerzas federales con los delincuentes que supuestamente masacraron a
los normalistas desaparecidos. Es decir, los militares no solamente
presenciaron el momento del ataque y posterior secuestro de los
normalistas, sino que disponían de información de primera mano sobre
todas las actividades de los estudiantes a través de su infiltrado.
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