Por: Redacción Revolución /
29 junio, 2015
Ilustración: Pe Aguilar
(29 de junio, 2015)- Declaraciones del abogado del Centro de
Derechos Humanos de la Montaña, Tlachinollan, VIdulfo Rosales Sierra, se
apuntala la participación de ejército en la desaparición forzada de los
43 estudiantes desaparecidos de la escuela rural de Ayotzinapa, de
acuerdo a “varios” testimonios.
En consulta telefónica para El Sur,
periódico de Guerrero, Tlachinollan afirmó que hay datos que indican
que desde la primera agresión a balazos, cerca de las 9 de la noche, los
soldados estuvieron en las calles de la ciudad, no sólo en el hospital
Cristina, donde hostigaron a un grupo normalistas que buscaron refugio
en ese lugar, por la madrugada.
Dentro del marco de la clausura de la
jornada global por Ayotzinapa frente al Palacio de Bellas Artes, El
estudiante de la Escuela Normal Rural Isidro Burgos, Carlos Martínez
insistió: “no vamos a aceptar lo que dice la PGR que pasó los días 26 y
27 de septiembre del año pasado en Iguala, Guerrero. Nuestros compañeros
fueron víctimas de la policía y los militares, y exigió castigo a los
autores materiales e intelectuales de la desaparición de los 43
normalistas.”
“No es la clase política ni los
partidos políticos los que van a venimos a resolver el problema. Al
contrario, gracias a la clase política tenemos más de 23 mil
desaparecidos en el país” Es necesario que para avanzar en la lucha nos
rencontremos todos, organizaciones sociales, civiles, campesinos,
sindicatos. Ante los gritos de apoyo de no están solos, no están solos
Cada vez van sumando las pruebas que
evidencian a un Estado represor y mentiroso, sólo hay que recordar las
declaraciones de Jesús Murillo Karam, cuando se negó a abrir una línea
de investigación hacia el Ejército, argumentando que los soldados no
intervinieron, que los únicos responsables de los agresión fueron
policías municipales y sicarios del grupo de narcotraficantes Guerreros
Unidos, cuyos mandos eran el alcalde de iguala y su esposa, José Luis
Abarca y María de los Ángeles Pineda Villa.
Las mentiras tratan de ser ridículamente
tapadas, pero el caso aún necesita pasar por un proceso jurídico, en
donde esperemos no se sigan maquillando las cosas, y que la Comisión
Internacional de los Derechos Humanos no quite el dedo del renglón, ya
que la sociedad civil en México sigue pendiente demostrándolo en actos
de apoyo como el de ayer frente a Bellas Artes.
(con información de El Sur ; La Jornada)
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