De Hugo Sahd
La simbiosis entre crimen y política empuja la sucesión presidencial
La sofisticada fuga de una cárcel de
máxima seguridad de Joaquín Guzmán Loera, el Chapo, repercutió
dramáticamente en la vida pública como un acto político, un hecho que
alteró las aspiraciones presidenciales rumbo al 2018 y se convirtió de
manera involuntaria y contingente en un movimiento de ajedrez.
Y es que, para algunos analistas, la sucesión presidencial está en marcha.
El profesor de ciencia política de la
UNAM Javier Oliva es uno de ellos. “El tema de la sucesión presidencial
está muy adelantado”, dice matizando los más de dos años y medio que
median para ello.
“El tema es recurrente; tengo la
impresión de que se habla de manera muy anticipada de sucesión
presidencial como consecuencia de un proceso de debilitamiento [en la
conducción política].”
Oliva habla en el contexto sensible que
abrió la fuga del Chapo Guzmán, luego de un año particularmente
desgastante por los casos de Tlatlaya y Ayotzinapa.
Para el consultor político Antonio Sola,
Peña Nieto es también “un presidente con menos poder”, lo que alienta
confrontaciones facciosas dentro de su propio partido.
Horacio Vives, profesor del Departamento
de Ciencia Política del ITAM, coincide con el tema de la sucesión
adelantada, pero al mismo tiempo dice que hacerlo público es lo que
menos conviene al PRI.
“El perfil del PRI es no alentar la
carrera por la sucesión, mucho menos con un presidente que mantiene una
credibilidad muy cuestionada y una popularidad a la baja […] Pensar en
un liderazgo alterno sería suicida”, explica.
La
fuga de Joaquín Guzmán se convirtió para la administración del
presidente Peña Nieto en un problema que abre dos frentes: el deterioro
de la imagen del gobierno y la repercusión que tiene en la política
partidista, sobre todo en su propio partido.
Bajo esas líneas, el exgobernador de Baja
California, Ernesto Ruffo, dice que esta simbiosis entre crimen y
política es un viejo tema dentro del sistema político mexicano, con
causa y efecto.
“No hay duda de que [la fuga del Chapo]
va a tener efectos sobre la política, pero también no hay duda de que
los va a tener sobre el crimen organizado. Al crimen organizado lo
administran, y eso tiene que ver con corrientes de poder político. Quién
sostiene o quién organiza esas redes, no sé. Pero nuestras
instituciones no operan, y no operan simplemente porque están
corrompidas.
“Ya es la segunda vez que se escapa este
hombre, y esto hace ver a México como un país que no es confiable;
siempre tenemos la sospecha de que todo se arregla con dinero. Este
gobierno se está viendo más desorganizado, menos efectivo que otros
gobiernos, y eso indudablemente va a recaer sobre la imagen del
presidente”, sostiene Ruffo.
El senador bajacaliforniano asegura que
los problemas del presidente no sólo radican en sus adversarios
políticos fuera del PRI, sino que es en el seno de ese partido en donde
se gestan las embestidas más duras contra en mandatario.
“El PRI es una hegemonía y sus
equilibrios se han mantenido en el reconocimiento del presidente de la
república, pero pareciera que después de la muerte de Colosio eso ya no
se pudo restituir y entonces hay bandos dentro del partido que le
regatean el poder al mismo presidente. El PRI está viviendo un
decaimiento porque, en su lógica por el poder, entró otro factor que es
el del crimen organizado.”
Ruffo no descarta que en la fuga del
Chapo haya cálculos políticos. “Podría ser”, dice, y asegura que “si el
presidente está siendo víctima de presiones dentro del PRI, entonces
estamos viendo un partido que se deteriora bajo las tormentas de las
tensiones de los grupos internos, y eso va a agravar la situación”.
—¿Ve a Manlio Fabio Beltrones en el gabinete después de esta crisis?
—Manlio Fabio es un tipo muy hábil, no me sorprendería.
EL AJEDRECISTA
Manlio Fabio Beltrones encabeza uno de
los grupos políticos dentro del PRI que en las elecciones internas de
2012 declinó sus aspiraciones presidenciales por Enrique Peña Nieto,
pero que a la fecha sigue siendo uno de los aspirantes naturales de ese
partido rumbo al 2018.
Beltrones dejará de ser el coordinador de
la bancada priista en la Cámara de Diputados en las próximas semanas y
las especulaciones sobre su futuro son parte de lo que los analistas
observan como la sucesión presidencial adelantada.
Beltrones ha mostrado interés en ser
secretario de Gobernación, un puesto que hasta ahora ocupa uno de los
más poderosos aliados del presidente, Miguel Ángel Osorio Chong.
Curiosamente, la comparecencia a la que
fueron citados por la Comisión Bicameral de Seguridad Nacional del
Congreso cuatro de los más altos funcionarios del gobierno se realizó en
las instalaciones de la Junta de Coordinación Política de la Cámara de
Diputados, las oficinas ocupadas por Beltrones.
Javier Oliva dice que el nombre de
Beltrones causa nerviosismo en Los Pinos y asegura que “en el entorno
del presidente” le tienen “relativa desconfianza”.
Horacio Vives cree a su vez que la fuga
de Joaquín Guzmán Loera “lo posiciona”, aunque no está tan seguro de “si
el momento de Beltrones ya pasó”.
Otros analistas, como el consultor Oscar
Kaufmann, sostienen que la crisis desatada por la fuga del
narcotraficante no es más que una etapa difícil para el gobierno de
Enrique Peña.
“Todos los gobiernos en el mundo
atraviesan por etapas complicadas de credibilidad o de legitimidad, y
fenómenos como el que acaba de ocurrir son temas de coyuntura
profundamente lesivos a la imagen de un gobierno”.
Por lo tanto, el deterioro en la imagen presidencial o en la de la propia administración no es algo sin remedio, dice Kaufmann.
“Todo es recuperable —explica—.
Finalmente todo depende muchas veces de las acciones que se lleven a
cabo. La historia nos prueba que en realidad a veces el legado más
negativo es capitalizable en una campaña política.”
El profesor de Ciencia Política en el
ITAM, Horacio Vives, dice que la fuga del narcotraficante es “un golpe
irreversible” y “cada día que pase va a ser más costoso para el
gobierno”.
Javier Oliva piensa en el mismo sentido,
sobre todo luego de que “la ausencia de coordinación en la reacción de
las autoridades fue verdaderamente dramática”.
Con ese cuadro, Ernesto Ruffo dice que al
presidente no le queda más que una opción: “Peña lo único que puede
hacer es administrar los daños, porque recuperar la confianza va a ser
muy difícil”.
Contrario a lo que opina Oscar Kaufmann,
el consultor político Antonio Sola asegura que la fuga del
narcotraficante agudizó la “crisis de identidad” por la que atraviesa el
gobierno del presidente Peña, “y por esa misma razón es una crisis
profunda y duradera”.
“Una crisis de identidad no es
exactamente lo mismo a una crisis de imagen, eso es lo primero que tuvo
este gobierno”, explica. “Pero hoy lo que tiene es una crisis de
identidad porque los ciudadanos han perdido el registro de la identidad
misma del gobierno de Peña Nieto; están desconfiando de lo que este
gobierno realiza.
“Cuando tienes un problema de identidad
empiezas a tener una pérdida de respaldo importante por parte de los
ciudadanos y se convierte al final en una pérdida de legitimidad,
empiezas a tener problemas de legitimidad y luego de gobernabilidad”,
dice Sola, quien fue consultor del expresidente Felipe Calderón.
En lo que respecta al frente priista, Sola cree que el presidente Peña no las tiene todas consigo.
“Grupos internos del PRI, que son también
grupos económicos fuertes, poderosos y que tienen diferentes parcelas
de poder, pudieran tener ciertos momentos de rebelión interna con alguna
posibilidad de éxito, desde luego para que surja un candidato que no
sea de la falda de Peña Nieto.”
En cambio, para Javier Oliva, en las
filas del PRI se mantienen “cohesionados”, y sólo un hecho como la
renuncia del secretario de Gobernación podría crear una fisura en el
grupo de aliados del presidente.
Oscar Kaufmann no ve “elementos
disruptivos que pudieran en un momento dado generar crisis en el PRI”, y
una de las razones es su “gran capacidad de negociación”.
Lo que sí es un hecho, dice Antonio Sola,
es que el presidente mantiene los instrumentos de control político para
conducir la sucesión presidencial. “Va a tener más dificultades, pero
al final del día sigue teniendo la investidura presidencial, sigue
teniendo la chequera, los programas de gobierno, la inteligencia, la
información.”
Pero, advierte, para que el presidente
pueda administrar y gobernar a los grupos internos del PRI, “va a
depender de con qué capacidad se recupera en los próximos meses”. (nw)
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