jueves, noviembre 26, 2015

Los porros que no ve Flavino Ríos

De Plumas Libres

Mussio Cárdenas Arellano/ Informe Rojo
Decrépito, Flavino Ríos Alvarado ya no sabe mentir. No ve la violencia, ni la saña, ni el odio con que se agrede a la sociedad. No ve a los porros que atacan maestros, que patean periodistas, que transgreden la ley.
Disculpa el secretario de Gobierno de Veracruz a las hordas que arremeten contra el magisterio disidente, el que rechaza el proceso de evaluación que emana de la reforma educativa porque lo sienten lesivo, porque, aducen ellos, agravia sus derechos laborales, porque lo usa el Estado para eliminar a los enemigos del peñanietismo, y en Veracruz, a los del callejismo.
 
Flavino Ríos Alvarado lo que tiene que decir por seguir mamando de la ubre pública
Flavino Ríos Alvarado lo que tiene que decir por seguir mamando de la ubre pública
No había elementos de civil, dice Flavino Ríos, en alusión a los policías-porros que se mueven entre la Fuerza Civil, golpeadores con objetivos claros, instruidos para reventar protestas, para lanzar ataques hasta romper las filas de los maestros.
Necio, Flavino Ríos sostiene que esos no son policías. Pegan, sí, pero no son policías, porque ese día, el 21 y 22 de noviembre, nadie, ningún policía vestía de civil, reitera, mientras se realizaba la evaluación magisterial y afuera de los recintos, en Xalapa y en Veracruz, el magisterio disidente embestía para reventar el examen.
Porros no había. Halcones tampoco. Es la verdad histórica, según san Fla. Pregona Flavino Ríos que se deberá investigar a los agresores y que se les sancione, como si la razón estuviera muerta y las imágenes difundidas en medios de comunicación y redes sociales no dieran una idea clara, dramática, vergonzosa, del ataque del grupo de golpeadores contra maestros y periodistas.
Sus palabras son expresión del cinismo duartista:
“Vamos a hacer una investigación exhaustiva, vamos a hacer una investigación completa, (…) dejemos que sea la investigación la que nos permita actuar con mucha seriedad y mucha responsabilidad y sancionar a aquellos elementos de la fuerza publica que se hayan excedido”.
A sus años, el viejo hernandezochoísta, hoy salvavidas político de Javier Duarte —si es que Flavino aún se puede salvar a sí mismo—, acude a la falacia y la negación de la realidad.
Dice que sí, que habían infiltrados, y que pegaban, y que infundían temor. Eran los infiltrados en las filas del Movimiento Magisterial Popular Veracruzano. O sea, los porros fueron contratados por sus propias víctimas. Eso es poesía.
Hace tiempo que Flavino Ríos perdió el estilo. Sucumbe al tiempo, al desgaste propio de la política, a la erosión de la inteligencia cuando la represión no tiene explicación, menos se justifica.
Tiene una más el secretario de Gobierno del duartismo: los infiltrados, los golpeadores, estaban en las filas del magisterio disidente y pretendían reventar el examen de evaluación.
Repite Flavino a Javier Duarte. O quizá aprende del gobernador. Que en lo sucesivo, los periodistas que cubran la evaluación se acrediten ante la autoridad para evitar que los agredan los elementos de la Secretaría de Seguridad Pública del gobierno de Veracruz.
Hace Flavino Ríos una copia fiel del discurso de Javier Duarte. Es el maestro secundando al alumno. Que la prensa se acredite para no recibir paliza, que los maestros ya no lleven porros para que nos los agredan, que se ciñan a las reglas y que la evaluación va porque va.
Le faltó decir que la evaluación con sangre entra, en la lógica de Aurelio Nuño Mayer, el secretario de Educación Pública que más bien parece el secretario de Seguridad Pública Federal o la reencarnación de Alfonso Martínez Domínguez.
Es la lógica de Flavino, embustero, que criminaliza al maestro y que justifica el halconazo de Xalapa y Veracruz.
A muchos podría marear Flavino Ríos, pero no a uno de los periodistas que lo entrevistaban: Iván Sánchez, agredido ese día por los porros , que se identificó como reportero de MVS y de Veracruzanos.info y aún así fue apaleado, cortado en la frente, sangrando profusamente.
Lo contradicen los videos que son difundidos desde el día en que el duartismo desata la represión contra la disidencia magisterial y que evidencia la tentación de Javier Duarte por el baño de sangre, el instinto represor, la encarnación de Francisco Franco, el dictador español.
Ahí no hay duda. Decenas de videos muestran a los halcones duartistas entre las infanterías de la policía estatal, la Fuerza Civil, los grupos antimotines.
Caminan entre policías, emiten órdenes. En un momento, pasan al frente. Observan a los maestros. Caminan hacia ellos. Corren tras ellos. Los alcanzan. Los agreden.
La policía sigue a los porros. Le cuida la faena. Observa el ataque a maestros y periodistas, pero no se involucra. Otras veces sí. Donde faltan porros, ahí está la policía, igual de criminal.
Tratan a golpes a periodistas que cubren la información, que registran en sus videos y cámaras fotográficas la represión duartista. Contra la prensa crítica, todo. Los despojan de sus equipos. Los golpean a mansalva. Les rocían gas. Y dice Flavino Ríos que los golpeadores eran infiltrados que se movían en las filas magisteriales.
Rubén Espinosa Becerril sentía a la policía vestía de civil. Sufría el asedio de agentes vestidos de civil desde que cubría una protesta frente a palacio de gobierno, el 20 de noviembre de 2012, por la imposición Enrique Peña Nieto como presidente de México.
Un agente lo encara. Rubén Espinosa, el fotoperiodista de Proceso, Claroscuro y AVC, recibe el ataque y la amenaza: “Deja de tomar fotos si no quieres terminar como Regina”. El agente es miembro de la Ayudantía del gobernador Javier Duarte.
Alude el matón a Regina Martínez Pérez, periodista crítica, insobornable y valiente, que desnudara las tretas de Fidel Herrera Beltrán en el gobierno de Veracruz, la corrupción policíaca, la debacle financiera, la violencia de Los Zetas y la complicidad fiel.
Regina fue asesinada la tarde de 28 de abril de 2012, en su hogar en Xalapa. Su cuerpo fue hallado en el baño, golpeado y ella estrangulada.
Rubén Espinosa cubría marchas y protestas, activismo social, represión del duartismo. Comenzó a ser asediado por policías vestidos de civil que caminaban a su lado, que lo esperaban frente a su casa, que lo encaraban y le sugerían que “se hiciera a un lado”.
Se exilió en el Distrito Federal. Allá lo siguieron. Lo ubicaron y cara a cara le expresaron que era él el periodista de Veracruz. Junto con la activista social y antropóloga, Nadie Vera Pérez y otras tres mujeres, fue asesinado el viernes 31 de julio pasado.
Karlo Reyes, fotoperiodista de AVC, registró la llegada de los acarreados al Grito de Independencia, en Xalapa, el 15 de Septiembre. Captó unas imágenes. Sintió entonces el ataque de policías vestidos de civil. Cobardes los porros, lo molieron a golpes en cara y cuerpo, y le destruyeron su equipo fotográfico con valor de 100 mil pesos.
Militaba Rubén y milita Karlo en el Colectivo Voz Alterna, que documenta y denuncia los agravios a periodistas en Veracruz, la intolerancia oficial, que ha demostrado que Javier Duarte tiene porros, que son agentes policíacos vestidos de civil, usados para reventar protestas y golpear periodistas.
Vestidos civil, un grupo parapolicíaco irrumpió la madrugada del 5 de junio en una vivienda de Xalapa, cercana a la Unidad de Humanidades de la Universidad Veracruzana. Vapuleó a ocho jóvenes universitarios. Empleó palos, macanas, machetes, bates de beisbol, armas largas. No los mató porque no quiso. El grupo parapolicíaco fue identificado como la célula represora entrenada en la Academia El Lencero de Seguridad Pública del régimen duartista. El primer periodista en llegar, captar fotos, documentar la agresión, fue Rubén Espinosa.
Veracruz ve el rostro de la represión. Parte de la ilegalidad y de la inmoralidad política, usando Javier Duarte a policías vestidos de civil, con instintos criminales, entrenado para matar.
Pero Flavino Ríos dice que no, que el día de la evaluación no había policías vestidos de civil, que los porros agresores los llevaba el magisterio disidente. Falso. Del complejo Omega se les ve salir, caminar junto a la policía y luego ir a cazar maestros disidentes.
Un halconazo al estilo Echeverría. Pero Flavino dice que no.
Lo que es la senectud política.
Archivo muerto
Cáustico, el “general” Arturo Bermúdez la vio incorporarse al evento cuando ya todos estaban ahí. “Llegando tarde, diputada Mónica. No me diga que anda cruda”, le dijo el secretario de Seguridad Pública de Veracruz. Y no paró. Dio el arranque a las “nuevas” unidades de Tránsito en Coatzacoalcos y se la volvió a topar. “¿Una chelita?”, le expresó, hiriente. Mónica Robles de Hillman si acaso esbozó una sonrisa, quizá una mueca. Siguió la entrega de patrullas, que nada tienen de nuevo. Son modelos viejos, con la huella del tiempo y el maltrato en su lámina, una con 240 mil kilómetros. A la caza del “general” iba la prensa. Y Bermúdez hablaba justificando semejante embuste. Otro sector de la prensa iba tras Mónica Robles, la diputada por Coatzacoalcos, LadyCruditas desde que se le salió decir “se nota que estoy un poco cruda hoy” cuando concluía su intervención en el Congreso, justamente ante Bermúdez, con una pregunta que no gustó al titular de Seguridad, el día que compareció ante diputados en la Glosa del Quinto Informe. “Jefa”, le decían sus reporteros con doblez, como si en vez de asalariados fueran esclavos. Y la jefa habló, oronda pues un grupo de taxistas la aclamaba por el incremento de cinco pesos a la tarifa oficial en Coatzacoalcos. Vaya gesta. Merece una estatua. O sea, Bermúdez ordena el evento, lo refuerza el alcalde Joaquín Caballero y Mónica Robles se lo quiere agandallar. “No me diga que anda cruda”, le decía Bermúdez Zurita a Mónica Robles e ipso facto se le iban encima los esclavos de la diva de la succión en los portales en internet. Enterado de la reacción, camino a casa, Bermúdez gozaba. Dio el dardo en el blanco. El recordatorio de una mega cruda bien vale una madriza… Crisis de comunicación en palacio de gobierno. Javier Duarte afirma y sus subalternos lo desmienten. Decía el gober que el ex secretario de Salud, Juan Antonio Nemi Dib, no había presentado denuncia alguna por irregularidades, corrupción y venta de plazas, y lo contradice el contralor Ricardo García Guzmán, quien sostiene que sí. Asegura el gobernador que de 3 mil maestros 2 mil 500 presentaron su examen de evaluación en las sangrientas jornadas del 21 y 22 de noviembre; sus voceros deslizan que se evaluó el 70 por ciento de los mentores. Lo desmiente la secretaria de Educación, Xóchitl Osorio, al afirmar que sólo se evaluó el 48.5 por ciento de los maestros. Pobre gordobés. A un jefe le mienten y lo exponen al ridículo cuando da muestras de que su poder agoniza… ¿Quiénes son esos dos regidores del ayuntamiento de Coatzacoalcos, que metieron mano en el caso Gersaín Hidalgo, acusado de provocar daños en un accidente vehicular, con orden de aprehensión encima, amparado para evitar ser detenido, argumentando que Tránsito, el Ministerio Público y el mismo agraviado tienen identificado a quien provocó el percance, y así consta en actuaciones judiciales? Hubo recomendación de un regidor, previo pago, en un Ministerio Público. Otro de los regidores ocultó una prueba gráfica que sería contundente para esclarecer si el líder los empleados municipales conducía el vehículo o no, si lo abandonó, si caminaba con dificultad, presumiblemente por los efectos del alcohol. Ambos regidores, compañeros de cabildo de Gersaín Hidalgo, tienen especial interés en verlo tras las rejas. ¿Por qué? Otra versión establece que los agentes ministeriales que interceptaron a el regidor Gersaín Hidalgo con fines de detención, a bordo de cuatro automóviles, en un férreo operativo, se hacían acompañar de un pull de periodistas para documentar el arresto, el traslado y el encierro en el penal Duport Ostión. ¿Quién operó la cobertura de prensa desde palacio municipal? Tormentoso, acusado de ser un cacique, más que un líder, Gersaín Hidalgo protagoniza un episodio inédito. Se lo están comiendo desde el interior del cabildo. Lo quieren fuera del Partido Nueva Alianza y lo quieren fuera del sindicato. Hay más… Se casa Keren Prot. Se casa la agente municipal de Villa Allende. Al estilo Marcos Theurel-Lupe Félix, habrá doble boda: una para la sociedad y la familia política, y otra para el pueblo que la sigue. No niega su esencia. Fan de Lu-pilla Félix, a quien sirvió y sirve, Keren Prot quiere casarse y que el festejo evoque aquel episodio en que Marco Cesar Theurel Cotero —“Te rompo tu puta madre”— y doña Guadalupe Félix Porras unieron sus vidas con tremendo bodorrio en Coatepec, de pipa y guante, y luego el de las bases del PRI, las promotoras vestidas de largo a mediodía, maquilladas hasta lo simpático, el baile en el piso de tierra. Sólo faltaron Regino Burrón y Borola Tacuche…
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