De Zócalo Saltillo
Jaque Mate
Sergio Sarmiento Las cadenas nacionales de radio y televisión eran comunes en nuestro país en los tiempos del viejo PRI. Gustavo Díaz Ordaz, Luis Echeverría y José López Portillo ordenaban el enlace obligatorio de todas las emisoras del país en el día del informe y en otros momentos para obligar a la población a fijarse en sus actividades. Un resabio de esos tiempos autoritarios queda en la Hora Nacional, que todos...
Las cadenas nacionales de radio y televisión eran comunes en nuestro país en los tiempos del viejo PRI. Gustavo Díaz Ordaz, Luis Echeverría y José López Portillo ordenaban el enlace obligatorio de todas las emisoras del país en el día del informe y en otros momentos para obligar a la población a fijarse en sus actividades. Un resabio de esos tiempos autoritarios queda en la Hora Nacional, que todos los domingos a las 10 de la noche hace que millones de mexicanos apaguen sus receptores de radio. En estos tiempos democráticos las cadenas nacionales se han vuelto cada vez más raras.
El propósito de una cadena nacional ha sido siempre el de dejar sin opción al público, pero en la actualidad afecta más a los pobres que a los ricos. El artículo 62 de la Ley de Radio y Televisión no obliga al encadenamiento de la televisión de paga. Quienes sólo cuentan con televisión abierta no tienen más remedio que ver o escuchar la cadena nacional o apagar el receptor. Quienes pueden pagar cable o satélite, en cambio, siguen teniendo acceso a otras opciones.
Algunos gobiernos autoritarios han recurrido recientemente a las cadenas nacionales para obligar a las poblaciones a escuchar sus mensajes. Hugo Chávez de Venezuela empezó con esta tendencia, pero lo han seguido Rafael Correa de Ecuador, Evo Morales de Bolivia y Daniel Ortega de Nicaragua. Lo curioso es que el movimiento #Yosoy132, supuestamente antipriísta, está proponiendo el retorno a una de las prácticas más autoritarias del viejo PRI.
Televisa, a través de un mensaje de twitter de Emilio Azcárraga Jean, anunció el lunes que transmitirá el debate de los candidatos presidenciales del próximo 10 de junio en el canal 2 en lugar del 5. El canal 2 tiene una cobertura potencial de 92 por ciento de la población de nuestro país, mientras que el 5, en el cual siempre se han difundido los debates, alcanza el 85 por ciento. TV Azteca (con la que colaboro) ha señalado que transmitirá el debate por el 13, que tiene también una cobertura de 92 por ciento contra el 89 por ciento del 7 en que se transmitieron los debates de 1994 a 2006.
Curiosamente, el debate del pasado 6 de mayo parece haber sido el más visto en la historia. Según el consejero del IFE Marco Antonio Baños alcanzó un rating de entre 20 y 24 puntos (un punto equivale al 1 por ciento de los televisores del país). Esto sería entre cuatro y cinco veces más que en el 2006, cuando los debates, según el consejero, tuvieron 5 puntos. No sé si estas cifras sean correctas, pero supongo que “el debate sobre el debate” pudo haber generado una mayor atención del público.
Yo dudo que una cadena nacional vaya a generar un público mayor para el segundo debate. Los políticos no se dan cuenta –y los jóvenes del movimiento #Yosoy132 se han convertido ya en políticos-de que no a todo el mundo le interesa lo que dicen o hacen. Una cadena nacional sería simplemente una imposición a personas que no tienen televisión de paga y que no se interesan en la política.
Entiendo que en una campaña que por la ley de 2007 se ha concentrado en la emisión de millones de spots de radio y televisión, los cuales se han vuelto simple ruido ambiental, los debates son un foro crucial para cambiar las intenciones de voto. Éste es un problema por el que deberán responder los legisladores que hicieron la ley. Pero no se logrará un mayor interés de los mexicanos en el proceso electoral con una cadena nacional que busque obligar a la gente a ver lo que no quiere o con un retorno al autoritarismo del viejo PRI.
El propósito de una cadena nacional ha sido siempre el de dejar sin opción al público, pero en la actualidad afecta más a los pobres que a los ricos. El artículo 62 de la Ley de Radio y Televisión no obliga al encadenamiento de la televisión de paga. Quienes sólo cuentan con televisión abierta no tienen más remedio que ver o escuchar la cadena nacional o apagar el receptor. Quienes pueden pagar cable o satélite, en cambio, siguen teniendo acceso a otras opciones.
Algunos gobiernos autoritarios han recurrido recientemente a las cadenas nacionales para obligar a las poblaciones a escuchar sus mensajes. Hugo Chávez de Venezuela empezó con esta tendencia, pero lo han seguido Rafael Correa de Ecuador, Evo Morales de Bolivia y Daniel Ortega de Nicaragua. Lo curioso es que el movimiento #Yosoy132, supuestamente antipriísta, está proponiendo el retorno a una de las prácticas más autoritarias del viejo PRI.
Televisa, a través de un mensaje de twitter de Emilio Azcárraga Jean, anunció el lunes que transmitirá el debate de los candidatos presidenciales del próximo 10 de junio en el canal 2 en lugar del 5. El canal 2 tiene una cobertura potencial de 92 por ciento de la población de nuestro país, mientras que el 5, en el cual siempre se han difundido los debates, alcanza el 85 por ciento. TV Azteca (con la que colaboro) ha señalado que transmitirá el debate por el 13, que tiene también una cobertura de 92 por ciento contra el 89 por ciento del 7 en que se transmitieron los debates de 1994 a 2006.
Curiosamente, el debate del pasado 6 de mayo parece haber sido el más visto en la historia. Según el consejero del IFE Marco Antonio Baños alcanzó un rating de entre 20 y 24 puntos (un punto equivale al 1 por ciento de los televisores del país). Esto sería entre cuatro y cinco veces más que en el 2006, cuando los debates, según el consejero, tuvieron 5 puntos. No sé si estas cifras sean correctas, pero supongo que “el debate sobre el debate” pudo haber generado una mayor atención del público.
Yo dudo que una cadena nacional vaya a generar un público mayor para el segundo debate. Los políticos no se dan cuenta –y los jóvenes del movimiento #Yosoy132 se han convertido ya en políticos-de que no a todo el mundo le interesa lo que dicen o hacen. Una cadena nacional sería simplemente una imposición a personas que no tienen televisión de paga y que no se interesan en la política.
Entiendo que en una campaña que por la ley de 2007 se ha concentrado en la emisión de millones de spots de radio y televisión, los cuales se han vuelto simple ruido ambiental, los debates son un foro crucial para cambiar las intenciones de voto. Éste es un problema por el que deberán responder los legisladores que hicieron la ley. Pero no se logrará un mayor interés de los mexicanos en el proceso electoral con una cadena nacional que busque obligar a la gente a ver lo que no quiere o con un retorno al autoritarismo del viejo PRI.
BLOQUEANDO
Unos 200 maestros bloquearon ayer los alrededores de Televisa Chapultepec para exigir espacios para explicar su rechazo a la evaluación universal. Si a los estudiantes de la Ibero del #Yosoy132 les dieron 15 minutos, dijeron, ellos también merecían el mismo tiempo. “Bloqueando es la única manera de que te volteen a ver” afirmó el líder Luis Manuel Ruiz.
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