lunes, junio 18, 2012

‘Cuchi cuchi’

De Zocalo Saltillo
Ivaginaria
Elia Martínez Rodarte
Hace poco más de una semana publiqué un artículo sobre sexo y democracia en una revista, y en él hablaba sobre la ausencia de los temas sexuales en las campañas. Pensé que no iba a tener mucho qué decir y así lo escribí. L@s candidat@s a la Presidencia de la República han ignorado por completo los asuntos de la educación sexual. Sólo el candidato Gabriel Quadri, de Nueva Alianza, mencionó por primera y única vez las palabras “educación sexual” en el debate del pasado 10 de junio, trayendo a la mesa de discusión el matrimonio entre personas del mismo sexo y la no criminalización de las mujeres que interrumpen su embarazo.

La candidata del PAN, Josefina Vázquez Mota, durante su acto de campaña en Mazatlán, encomió a las mujeres a votar y les dijo que si sus parejas (sus esposos, claro) no votaban, los dejaran sin “cuchi cuchi” durante un mes. Fue la única mención periférica al sexo que un candidat@ a la presidencia ha hecho referente al fornicio, sin referirse a tal por su nombre: acto sexual.

¿Por qué causó esto tanto revuelo?
Primero, querido público, porque en México no se habla del sexo más que desde la trinchera morbosa, lo cual se deriva de la ausencia absoluta de educación integral en el país. Nadie le llama a este país a las cosas del sexo por su nombre: el pene es pilinga (o sus otros miles de nombres), a la vulva o vagina le dicen panocha o chocho (o cualquier otra de sus muchas denominaciones) y al acto sexual se le llama cogida, apachurre, arrempujón o como sea, pero nunca como verdaderamente se llama.

Vázquez Mota cometió la falta de nombrar al acto sexual como la mayoría de las personas en este país: sin referirse a él como verdaderamente se llama. Pero el enorme problema, es que ella no es una persona común y corriente: es la única mujer que contiende a la Presidencia de la República representando al partido que ahora ejerce el poder en México. Asumimos que debe ser una mujer empoderada, educada, informada y asesorada que no va a salir con cuchicuchencias cuando se habla de sexo, sin embargo, debido al origen de su partido, tampoco debe ser una sorpresa. Si hubiera dicho que la abejita se le monta a la florecita para hacer bebés, tampoco nos hubiese sorprendido.

Otro enorme problema en el mensaje oculto de la candidata, es que consideró al sexo como una manipulación de poder que las mujeres ejercemos sobre los hombres para obligarlos a hacer lo que nos pegue la gana, lo cual, no siempre es cierto. Claramente sabemos que en este país ningún hombre mal follado se queda con los brazos cruzados: se irá a los brazos de la primera lagartona que le ondee el tafanario en la cara, si el bato es mañoso.

Esto, por desgracia, también implicó un mensaje sexista: que los hombres son bestias babeadoras que no asuntan si no fornician y que nosotras aprovechamos ese poder; y que además somos máquinas folladoras que no ofrecemos más ganancia que la sabrosura de nuestra genitalia y que por eso valemos.

Aunque esto suene descabellado, es la verdad y los mensajes subyacentes al discurso de la candidata, ofrecen la exposición del rastro una educación machista y patriarcal, que una señora con su cultura, educación y formación, no debería de mostrar. Sonaría igual de mal si lo hubiera dicho un candidato. Pero ella mostró que no es diferente, y a la vez, los demás candidatos tampoco: nadie se atreve a hablar de los asuntos del sexo y sus problemáticas, que generan asuntos de preocupación nacional como el control natal, el aborto, el matrimonio entre personas del mismo sexo, la equidad de género y también el lenguaje claro, conciso y puntual con el que nos debemos de referir a todo lo que se relacione a la sexualidad.

Sólo les invito a votar. A decidir el próximo sexenio con responsabilidad y conciencia. Que las diosas nos amparen.

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