De Zócalo Saltillo
Indicador Político
Carlos Ramírez» El dilema: Democracia o revolución
Finalmente y luego de pasar por la novatada de la calle, el YoSoy132 propuso su proyecto político: no nada más la democratización de Televisa sino el cambio en el modelo económico, político y social.
Pero por la dimensión de sus propuestas de cambios, lo que falta por aclarar al 132 es el cómo. Y por el tamaño de las metas, no hay más que dos caminos: la conquista del gobierno y el poder legislativo o la imposición desde la movilización social. Por tanto, desde ahora el 132 tendrá que decidir su rumbo político: la democracia representativa o la revolución.
Lo que no ha aclarado el 132 es el carácter de su documento de propuestas de largo plazo: ¿es una propuesta política de gobierno de un grupo que va a ingresar a la lucha por el poder para desde ahí tomar las decisiones de su propuesta o será sólo un grupo de presión callejera que tratará de imponer algunas de sus demandas por la vía de toma de las calles?
De ahí que el 132 tiene que aclarar si es un movimiento de conciencia, un movimiento de clase, un movimiento social, una asociación política o el fermento de un partido político. Por ahora, el programa político del YoSoy132 se acerca más a una especie de Frente 132 de Liberación Nacional o F132LN, similar al paso histórico que dio el EZLN al fracasar su insurrección armada y optó por entrarle a la lucha políticas a través del Frente Zapatista de Liberación Nacional.
Los seis puntos de propuesta del F132LN también deben aclarar su objetivo central: ¿es un pliego petitorio de un grupo estudiantil que no milita en partidos y por tanto carece de forma de llevar a la práctica sus demandas o es en sí mismo el programa político de una organización estudiantil babélica que pudiera transformarse en asociación política o partido político? Si el F132LN no aclara muy bien el carácter de su organización, entonces su documento de propuestas no será más que una ingenua carta a los Reyes Magos.
A los del 132 le llegó la hora de las decisiones: como grupo estudiantil de presión sólo han servido como un movimiento de masas a corto plazo a favor de López Obrador. Pero si de verdad quieren ir más allá y hacer permanente su lucha, entonces tienen una doble presión del tiempo porque la juventud es pasajera y como estudiantes están acotados por su paso por la universidad.
Por lo demás, las metas del F132LN buscan todo y nada.
El punto uno de la democratización y transformación de los medios de comunicación y difusión sólo tiene a Televisa en la mira, carece de un desglose de objetivos centrales, cae en el terreno pantanoso de la censura política y revive el modelo de los medios para favorecer a una idea política populista. Por lo demás, el F132LN ha ignorado --bueno, son estudiantes, no tienen que saber todo--, la existencia de una superpoderosa cadena de televisión que sí puede ser adjudicada a la sociedad: la red de radio y televisión pública formada por estaciones de universidades y gobiernos estatales.
El punto dos es el que merece más atención: cambio en el modelo educativo, científico y tecnológico. Y es fundamental porque los estudiantes son justamente producto de ese modelo. De ahí la importancia de que los estudiantes de universidades públicas y privadas puedan llevar a lo que propuso José Revueltas al calor del movimiento estudiantil del 68: la autogestión estudiantil y la conformación de universidades no sólo críticas sino funcionales a otro modelo de desarrollo. Los centros de educación superior hoy en día, incluyendo a la UNAM, preparan recursos humanos para el sistema capitalista vigente. Por tanto, el F132LN debe comenzar por rediseñar sus propios centros de estudio, incluyendo al ITAM, el Tec de Monterrey, la Ibero, la Anáhuac y otras universidades que funcionan como negocio.
El punto tres representa nada menos que la disputa por el rumbo de la nación que se viene dando, con altibajos, desde 1981: el cambio del modelo económico neoliberal. Sólo que al F132LN le falta decir por cuál otro modelo: ¿el populista, el comunista, el socialdemócrata, el capitalista-comunista chino? Y luego de decir por cuál otro modelo de desarrollo, tendrán que definir el cómo: ¿una revolución, llegar al gobierno por vía electoral, movilizaciones callejeras? Este punto es el más importante de las propuestas del 132 y el que más necesita de explicaciones. Todos están contra el neoliberalismo pero nadie explica la alternativa y cómo lograrla.
El punto cuatro pide el cambio en el modelo de seguridad nacional. Se trata de una propuesta confusa: la seguridad nacional es una doctrina que tiene que ver con la defensa de la soberanía nacional, es decir se trata de geopolítica, de geoestrategia y de relaciones internacionales de poder. Lo que el F132LN quiso decir fue un cambio en la estrategia de lucha contra el crimen organizado, en el contexto de la seguridad interior. Sin embargo, parece que ignoran que la principal demanda de drogas ilícitas ocurre en estudiantes.
El punto cinco está en clave: transformación política y vinculación con movimientos sociales. También es todo y nada. Pero deja la sensación de que buscan el cambio de modelo de democracia de la representativa actual a la democracia directa vía movilizaciones de organizaciones sociales. Pasar del Congreso a las decisiones de mano alzada, al estilo… sí, de López Obrador en sus mítines dominicales. Y resolver todo en las calles, con movilizaciones.
Y el punto seis es parcial porque sólo exige el cumplimiento del derecho constitucional a la salud, cuando el problema no es de salud --efecto-- sino de las causas del deterioro de la calidad de vida: el bienestar social, una política de desarrollo integral que involucre otros derechos: democracia, educación, vivienda, alimentación y empleo formal.
El 132 ya dijo qué quiere. Ahora debe decir cómo: la democracia representativa o por la revolución.
Pero por la dimensión de sus propuestas de cambios, lo que falta por aclarar al 132 es el cómo. Y por el tamaño de las metas, no hay más que dos caminos: la conquista del gobierno y el poder legislativo o la imposición desde la movilización social. Por tanto, desde ahora el 132 tendrá que decidir su rumbo político: la democracia representativa o la revolución.
Lo que no ha aclarado el 132 es el carácter de su documento de propuestas de largo plazo: ¿es una propuesta política de gobierno de un grupo que va a ingresar a la lucha por el poder para desde ahí tomar las decisiones de su propuesta o será sólo un grupo de presión callejera que tratará de imponer algunas de sus demandas por la vía de toma de las calles?
De ahí que el 132 tiene que aclarar si es un movimiento de conciencia, un movimiento de clase, un movimiento social, una asociación política o el fermento de un partido político. Por ahora, el programa político del YoSoy132 se acerca más a una especie de Frente 132 de Liberación Nacional o F132LN, similar al paso histórico que dio el EZLN al fracasar su insurrección armada y optó por entrarle a la lucha políticas a través del Frente Zapatista de Liberación Nacional.
Los seis puntos de propuesta del F132LN también deben aclarar su objetivo central: ¿es un pliego petitorio de un grupo estudiantil que no milita en partidos y por tanto carece de forma de llevar a la práctica sus demandas o es en sí mismo el programa político de una organización estudiantil babélica que pudiera transformarse en asociación política o partido político? Si el F132LN no aclara muy bien el carácter de su organización, entonces su documento de propuestas no será más que una ingenua carta a los Reyes Magos.
A los del 132 le llegó la hora de las decisiones: como grupo estudiantil de presión sólo han servido como un movimiento de masas a corto plazo a favor de López Obrador. Pero si de verdad quieren ir más allá y hacer permanente su lucha, entonces tienen una doble presión del tiempo porque la juventud es pasajera y como estudiantes están acotados por su paso por la universidad.
Por lo demás, las metas del F132LN buscan todo y nada.
El punto uno de la democratización y transformación de los medios de comunicación y difusión sólo tiene a Televisa en la mira, carece de un desglose de objetivos centrales, cae en el terreno pantanoso de la censura política y revive el modelo de los medios para favorecer a una idea política populista. Por lo demás, el F132LN ha ignorado --bueno, son estudiantes, no tienen que saber todo--, la existencia de una superpoderosa cadena de televisión que sí puede ser adjudicada a la sociedad: la red de radio y televisión pública formada por estaciones de universidades y gobiernos estatales.
El punto dos es el que merece más atención: cambio en el modelo educativo, científico y tecnológico. Y es fundamental porque los estudiantes son justamente producto de ese modelo. De ahí la importancia de que los estudiantes de universidades públicas y privadas puedan llevar a lo que propuso José Revueltas al calor del movimiento estudiantil del 68: la autogestión estudiantil y la conformación de universidades no sólo críticas sino funcionales a otro modelo de desarrollo. Los centros de educación superior hoy en día, incluyendo a la UNAM, preparan recursos humanos para el sistema capitalista vigente. Por tanto, el F132LN debe comenzar por rediseñar sus propios centros de estudio, incluyendo al ITAM, el Tec de Monterrey, la Ibero, la Anáhuac y otras universidades que funcionan como negocio.
El punto tres representa nada menos que la disputa por el rumbo de la nación que se viene dando, con altibajos, desde 1981: el cambio del modelo económico neoliberal. Sólo que al F132LN le falta decir por cuál otro modelo: ¿el populista, el comunista, el socialdemócrata, el capitalista-comunista chino? Y luego de decir por cuál otro modelo de desarrollo, tendrán que definir el cómo: ¿una revolución, llegar al gobierno por vía electoral, movilizaciones callejeras? Este punto es el más importante de las propuestas del 132 y el que más necesita de explicaciones. Todos están contra el neoliberalismo pero nadie explica la alternativa y cómo lograrla.
El punto cuatro pide el cambio en el modelo de seguridad nacional. Se trata de una propuesta confusa: la seguridad nacional es una doctrina que tiene que ver con la defensa de la soberanía nacional, es decir se trata de geopolítica, de geoestrategia y de relaciones internacionales de poder. Lo que el F132LN quiso decir fue un cambio en la estrategia de lucha contra el crimen organizado, en el contexto de la seguridad interior. Sin embargo, parece que ignoran que la principal demanda de drogas ilícitas ocurre en estudiantes.
El punto cinco está en clave: transformación política y vinculación con movimientos sociales. También es todo y nada. Pero deja la sensación de que buscan el cambio de modelo de democracia de la representativa actual a la democracia directa vía movilizaciones de organizaciones sociales. Pasar del Congreso a las decisiones de mano alzada, al estilo… sí, de López Obrador en sus mítines dominicales. Y resolver todo en las calles, con movilizaciones.
Y el punto seis es parcial porque sólo exige el cumplimiento del derecho constitucional a la salud, cuando el problema no es de salud --efecto-- sino de las causas del deterioro de la calidad de vida: el bienestar social, una política de desarrollo integral que involucre otros derechos: democracia, educación, vivienda, alimentación y empleo formal.
El 132 ya dijo qué quiere. Ahora debe decir cómo: la democracia representativa o por la revolución.
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