viernes, agosto 24, 2012

La pregunta ofende, mas bien sería, ¿a quien le cre? a Carmen Ariestegui o a Felipe Calderón

MVS, Los Pinos: ¿Quién miente?

 
Campos Elíseos
Katia D'Artigues
Desnudos. Así quedan todos los actores involucrados en el caso de la concesión de la banda de 2.5 GHZ que ahora sabemos tiene todo que ver con el despido y luego, reinstalación de Carmen Aristegui en el noticiario estrella de Noticias MVS.

De paso, desnudo también quedó, por primera vez, con pruebas, la forma en que el gobierno federal —que aún sigue teniendo de manera discrecional el otorgamiento de concesiones— presiona a empresarios de los medios.

También la manera en que estos empresarios están acostumbrados a dejarse presionar y no dudan en ofrecer cabezas de periodistas con tal de seguir con sus negocios.

Como mentirosos quedan todos: la vocera presidencial, Alejandra Sota, quien dijo que nunca tuvo que ver nada cuando ahora sabemos que sí fue “consultada” (ah, ese verbo en este contexto equivale a “decidir”) sobre la salida de Aristegui; y el mismo Joaquín Vargas, quien, para exhibir la mentira del otro exhibe la suya propia.

¿Y ahora qué? ¿Por qué ahora cuando este sexenio está a punto de terminar?
Veamos.

Para muchos, el “manotazo” calderonista sobre la mesa equivaldría a un favor para el siguiente gobierno de Peña Nieto. Como en el caso del avión presidencial, muchos ven en esto un guiño o hasta negociación del actual presidente con el próximo para algo, quizá tener paz en su vida.

En resumen, Calderón se aventaría la papa caliente de quitarle la deseada concesión a MVS, “rescatarla”, para presuntamente dársela a Televisa después. De paso, se venga de una periodista que lo trajo en jaque y que osó preguntar si tenía un problema con el alcohol.

Suponiendo que esto sea cierto, Peña Nieto debe estar enojadísimo. ¡El trabajo sucio es donde hay que ser más limpios, caramba! Y aquí hay huellas digitales sobre la blackberry en todos lados.

El resultado es desastroso: tocaron a una periodista emblemática, cercana a AMLO–izquierda, odiada o venerada, pero sin duda influyentísima que ahora es de nuevo la víctima. Y en este país por muchas cosas parece que el que no se victimiza no avanza.

Además, se exhibió el gobierno panista como todo aquello que dijeron que no eran y que sí era el PRI y por eso había que evitar su regreso: Autoritarios y censores de la libertad de expresión.

O los panistas carecen de todo oficio político y malosidad —que puede ser, recuerde que la estupidez humana es insondable— o… debe haber otra explicación. Claro, tendría que ser aún más perversa. Y bueno, si efectivamente no la han pensado y todo salió mal… podría ser una solución.


El golpe está dado. El gobierno de Calderón quedó como el malo y MVS- Dish-Slim como víctimas, des-bandados
Está ya dada la presión social. Las redes sociales que, si bien no determinan elecciones, sí influyen y mucho y que están más bien con la izquierda de manera mayoritaria. Y además en el contexto en el que tenemos a un candidato opositor, AMLO, que no se ve que vaya a reconocer nunca su derrota y que será un dolor de cabeza para ellos los próximos seis años.

Pregunta: ¿podría dar el nuevo gobierno la banda de 2.5 GHZ a Televisa? Bueno, si quieren darle aún más gasolina a AMLO, sí.

Mucho más sería un balazo en el pie si va en serio que quieren llegar al gobierno con 3 reformas que garantizarían que son el “Nuevo PRI”: La que crearía una nueva institución anti-corrupción, la de transparencia y la reforma que garantizaría saber el monto de publicidad en medios, precisamente para que no se piense que el que paga, manda. O en su defecto, que esto se documente.
Ahora, pensemos todo lo contrario. Llegan al poder y le dan a MVS-Slim la preciada banda de 2.5 GHZ. Podrían hasta argüir, en privado, claro que no les quedó de otra da la presión social.

¿Qué pasaría? Bueno, se ganarían la buena voluntad de esas compañías y también sus frecuentes radioescuchas que no necesariamente son afines al PRI. Y otra: Aristegui, sin duda periodista influyente y quien ha hecho de eso una causa, sí podría llamar a la reflexión de otros medios difíciles a ellos a adoptar un código de ética, que es otra de las cosas que les gustaría. Que los propios periodistas, de manera pública, decidamos dar cuentas de nuestras acciones y decisiones editoriales, por motu propio.

Suena a carambola de 2.5 bandas, sí. Quizá demasiado complicado cuando la respuesta al porqué se hacen las cosas suele ser la más fácil. Pero si no lo han pensado es una manera de surfear la ola y salir bien de ella.

Quién lo iba a decir, que casi al final del sexenio, Andrés Manuel López Obrador enviara señales de ayuda a uno de sus más acérrimos adversarios políticos. ¿Quién es él? Se lo digo en la edición online de esta columna, además la crisis por la falta de huevos en el país, las controvertidas salas del Museo Tamayo y ¿con cuánto presupuesto arrancará la nueva Legislatura?

katia.katinka@gmail.com

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