De Zócalo Saltillo
Indicador Político
Carlos Ramírez
» Con Obama, Chávez y Europa
Las giras del presidente electo Enrique Peña Nieto al extranjero en lo
que se cumplen los plazos de toma de posesión podrían fortalecer la
urgencia de que México retome su papel en la geopolítica para definir
los intereses nacionales en la peor crisis internacional de la
posguerra, luego de tres sexenios de repliegue.
La geopolítica mexicana entró en crisis con el populismo de Echeverría y
López Portillo, se agudizó con el neoliberalismo De la Madrid-Salinas y
se colapsó con el tratado de comercio libre porque prefirieron el
entendimiento subordinado a los EU. Los dos sexenios panistas no
modificaron los principios priístas de política exterior porque
carecieron de una reflexión geoestratégica.
En el contexto de la toma de posesión de Peña Nieto el escenario
internacional que afecta a México tiene, hasta ahora, tres frentes
abiertos:
1.- El saldo del debate Barack Obama-Mitt Romney se dio en el escenario
previsto desde hace cuatro años: La crisis de expectativas. La prensa
liberal fuera de los Estados Unidos supone que los estadunidenses votan
contra la derecha y es al revés. Lo que puede salvar a Obama es que el
ciudadano medio suponga que Romney sería un mal presidente, no que Obama
incumpla las promesas incumplidas.
La elección va atrapar a México en el peor escenario político y
económico de los EU. Obama volvió a desempolvar la agenda migratoria en
el entendido de que tampoco la va a cumplir. El desempleo no baja,
Europa se hunde en la crisis sin un apoyo de Washington, a Hillary
Clinton se le descompuso el Medio Oriente y el Norte de África y de
nuevo resurgió la amenaza del terrorismo. El estadunidense medio ve que
el papel de los EU en la estabilidad internacional ha amainado.
En este contexto, México tiene tres puntos de su agenda con la Casa
Blanca: El prioritario del crimen organizado transnacional con la
presión de Obama para meter en México a militares estadunidenses, la
recesión que ha afectado el tratado de comercio libre y el papel de
México en la inestabilidad latinoamericana.
Sin una agenda latinoamericana, los gobiernos de Zedillo, Fox y Calderón
quedaron subordinados a los intereses estadunidenses. Las giras del
presidente electo Peña Nieto podrían fijar nuevos criterios de política
exterior para regresar al activismo pero a partir de la definición
--hasta ahora inexistente-- de los intereses estratégicos nacionales
mexicanos en el exterior.
2.- La elección en Venezuela, cualquiera que sea su desenlace, fijará
nuevos parámetros en la diplomacia latinoamericana, sobre todo por la
desaparición geopolítica de Fidel Castro y de Cuba en la política
regional. El saldo final de la elección en los EU obligará a la Casa
Blanca a endurecer su política regional, porque la debilidad de Obama
permitió la entrada por el sur del continente de Irán y su decisión de
fabricar la bomba atómica y de China con su potencialidad económica.
Hugo Chávez llegará este domingo a las elecciones presidenciales
venezolanas con una debilidad que se extenderá si es que gana las
elecciones o que estallará en un colapso de protestas si las pierde. Por
primera vez en años, Chávez carece de liderazgo en la región e
internamente la oposición cuando menos ha alcanzado casi la mitad del
electorado.
La derrota de Chávez desequilibraría la región por el efecto en Cuba,
Nicaragua y la alianza comercial sudamericana. Y su victoria estaría
apretada por las previsibles irregularidades electorales. De hecho, el
panorama de Venezuela hoy se parece al de Nicaragua en 1990 cuando el
sandinismo llegó a las votaciones con encuestas a su favor y al final
fue derrotado.
La derrota de Chávez afectaría a México y a su papel decreciente en la
región, aunque ya con el interés del presidente electo Peña Nieto de
retomar la agenda geopolítica que tiene prioridades en Centroamérica, el
Caribe y Sudamérica, siempre con el contrapunto de los Estados Unidos.
3.- La crisis en Europa no es local ni de unos países sino geopolítica y
basada en la economía. A pesar de las protestas, el modelo neoliberal
de mercado se impuso ante la ausencia de una alternativa. La
recomposición conservadora tendrá efectos que no tardarán en llegar a
América.
El endurecimiento de políticas de ajuste, las protestas sociales y el
debilitamiento del modelo democrático representativo van a inclinar al
mundo a la derecha. Las protestas europeas repercutieron en los EU vía
las movilizaciones Ocupa Wall Street que han generado violencia, aunque
poca solidaridad social. De todos modos, las protestas europeas
aterrizaron una corriente anti sistémica superior a los movimientos anti
globalización nacidos en la protesta contra la Organización Mundial de
Comercio en Seattle en 1999.
Europa entrará, ya lo dijo el Fondo Monetario Internacional, en una
recesión larga de cuando menos una década y los EU se estancarán
también, con efectos negativos sobre México. De ahí la importancia de
una reconfiguración de la diplomacia política, la diplomacia geopolítica
y la diplomacia económica para el próximo gobierno mexicano.
Lo que falta por saber es si las giras del presidente electo Peña Nieto
fueron para alejarse del largo y complicado interregno o para comenzar a
mostrar los indicios del regreso de la diplomacia activa. La
globalización económica necesariamente ha conducido a una globalización
geopolítica.
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