De Zócalo Saltillo
Indicador Político
Carlos Ramírez
El debate sobre el control de armas que está abriendo el presidente
Barack Obama lleva una alta carga mediática que va a dejar a un lado la
discusión de temas sensibles.
Cuando menos dos no serán tomados en cuenta:
1.- La relación entre permisos de acceso a las armas y la salud mental
de los ciudadanos. El director nacional de asuntos políticos y legales
de la Alianza Nacional de Enfermedades Mentales, Ron Honberg, publicó un
texto en el USA Today en diciembre para señalar que el debate sobre el
control en venta de armas debe pasar primero “por medidas para evitar
armas altamente letales” lleguen a “individuos peligrosos”,
independientemente de su tienen o no una enfermedad mental.
El problema es serio. Los datos de Honberg son alarmantes: “Uno de cada
cuatro estadounidenses sufre un problema de salud mental, uno de cada 17
vive con una enfermedad mental grave. La mayoría no son violentos y los
crímenes más violentos son cometidos por personas que no tienen
enfermedad mental”.
El problema radica en que los estados tienen la obligación de reportar a
la Comisión Nacional del Sistema Instantáneo de Antecedentes Penales
--organismo que otorga la aprobación para venta legal de armas-- de la
gente que tiene alguna relación con instituciones de salud mental.
Existe la protección de datos, aunque muchas licencias de armas se han
dado a personas bajo tratamiento mental. Y no son pocas las personas que
estallan su ira a balazos con armas en contra de otros ciudadanos.
Por la redacción de las leyes, es más fácil comprar un arma de fuego por
los canales legales que acceder a algún tratamiento en cuestiones de
salud mental.
Peor aún, la austeridad ha llevado a recortar presupuestos y espacios de
atención para personas con alguna enfermedad mental. De ahí que las
licencias de compra de armas se den a personas sin tener información
sobre su estado mental, incluyendo el incumplimiento de datos sobre las
personas “comprometidas con alguna institución mental” o, de plano,
personas con “mentalidad defectuosa”.
2.- El otro tema es el de los mitos en torno a la venta libre de armas y
su correlación con la violencia. La Asociación Nacional del Rifle ha
sido satanizada como una organización de ultraderecha relacionada con
financiamiento de campaña de legisladores conservadores de ambos
partidos. Políticamente ha sido redituable esa caracterización.
Sin embargo, la NRA --por sus siglas en inglés, que defiende el derecho y
la libertad del ciudadano para comprar armas en su defensa, como
reconoce la Segunda Enmienda-- maneja datos relevantes que podrían
ayudar cuando menos a entender el problema de la posesión de armas en
los EU. En un estudio sobre catorce mitos sobre el tema, la NRA aporta
información dura sobre la verdadera realidad en torno a la información
sobre las armas:
--Las armas de fuego adquiridas legalmente para protección de ciudadanos
son utilizadas “mucho más” para detener el crimen que para cometerlo.
Un estudio de un especialista de la Universidad de Florida determinó que
las armas en bogares han sido usadas 2.5 millones de veces al año para
protección contra criminales, más que las utilizadas para cometer
crímenes.
--La NRA ha participado en la redacción de leyes para controlar armas y
restringir su venta a jóvenes, ex convictos y sin entregar papeles
legales, además de que apoyó el control de armas de plástico que no
detectan controles metálicos. El asunto es que el debate sobre posesión
de armas se ideologizó, politizó y polarizó.
--No hay evidencia empírica que apoye la relación control de
armas-prevención del crimen. Al contrario, el crimen ha aumentado en
zonas donde se endurecieron los controles de armas para la ciudadanía
porque quedaron como zonas blancas para los criminales. Las leyes han
controlado las armas para los ciudadanos pero poco han hecho para
impedir a criminales el acceso a esas armas. Un ciudadano cumple la ley
de restricción, en tanto que un delincuente no se preocupa por la ley y
compra armas legales e ilegales. En Chicago y Washington D.C.
prohibieron venta de armas y el crimen aumentó. La disminución del
crimen en otras plazas ocurrió por estrategias policiacas que por ley de
control de armas.
--Una investigación de John R. Lott concluyó que la ley que permite
ocultar el arma ha disminuido los asaltos porque los criminales no saben
quién tiene oculta un arma. Asimismo, los datos revelaron que los
estados con mayor número de propietarios de pistolas tienen la mayor
disminución de crímenes violentos. Más aún, los crímenes contra mujeres
han disminuido por el permiso para portar armas de manera oculta y con
ello incrementar la defensa de la víctima potencial. Las armas en manos
de ciudadanos son disuasivas para criminales. “Una mujer que porte un
arma oculta reduce la tasa de asesinatos de mujeres de tres a cuatro
veces”.
--Treinta y un estados tienen leyes de portación de armas, la mitad de
la población --incluyendo el 60% de dueños de pistolas-- viven en
estados que respetan el derecho de portar armas, veintidós estados han
adoptado el derecho de portar armas en los últimos años. En Florida,
menos de 2% de licencias de portación han sido revocadas por muertes en
casos criminales.
--A pesar de lo espectacular de masacres en escuelas, la violencia con
armas de fuego en escuelas es menor a otros núcleos sociales. Asimismo,
los accidentes caseros con pistolas se han reducido prácticamente a su
mínima expresión.
Los datos ahí están y deben ser parte del debate. Sin embargo, la
tensión mediática se ha centrado más en lo espectacular de las masacres
que en la relación real entre posesión de armas-crímenes violentos.
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