De La Jornada
Washington argumentó que el militar tiene nexos con el cárteles del narcotráfico: NYT
De la Redacción
Martes 5 de febrero de 2013, p. 14
El gobierno de Barack Obama intentó negociar en
secreto con el equipo del entonces presidente electo Enrique Peña Nieto
para evitar que el general Moisés García Ochoa fuera nombrado secretario
de Defensa Nacional por preocupaciones de sus posibles vínculos con el
narcotráfico y alegatos de corrupción, reportó el New York Times.
En los días anteriores a la toma de posesión de Peña Nieto, y menos
de una semana antes de que anunciara su gabinete, el embajador de
Estados Unidos en México, Anthony Wayne, se reunió con Miguel Ángel
Osorio Chong y Jorge Ramírez Marín, miembros del equipo del presidente
electo, para trasmitir la preocupación de Washington sobre posibles
vínculos del general con el narcotráfico, aunque enfatizó que estas
sospechas no habían sido corroboradas, según un importante funcionario
mexicano citado por el Times....
Esta comunicación por canales traseros ofrece un vistazo poco común al profundo involucramiento del gobierno de Estados Unidos en los asuntos de seguridad mexicanos, especialmente mientras Washington mide a Peña Nieto, quien apenas lleva dos meses de un periodo de seis años. El papel estadunidense en una designación de gabinete mexicano también destaca las tensiones y desconfianza entre los gobiernos a pesar de las proclamas públicas de cooperación y amistad, escriben los reporteros Ginger Thompson, Randal Archibold y Eric Scmitt.
Citan el comentario de un ex alto funcionario de la agencia estadunidense antidrogas (DEA, por sus siglas en inglés), de que
cuando se trata de México, tienes que aceptar que vas a bailar con el diablo, mientras que un ex alto funcionario de inteligencia mexicano comenta sobre la desconfianza de los estadunidenses, porque la relación es
desigual y desequilibrada. México es abierto con sus secretos. Estados Unidos no.
El gobierno de Obama tenía varias preocupaciones en torno al general
García Ochoa, desde sospechas de la DEA de vínculos con
narcotraficantes, a las del Pentágono sobre posible
mal usoy hasta corrupción de contratos militares, reporta el rotativo.
Su currículo, incluyendo sus estudios avanzados, su papel de fundador
del Centro de Inteligencia Antinarcóticos, estudiante e instructor en
programas de capacitación militar estadunidenses y autor de tres libros,
así como su trato franco del tema de la lucha antinarcóticos y de la
amenaza de la corrupción para las fuerzas armadas impresionaran a
muchos, indica el diario. También impresionó su aparente cooperación con
los estadunidenses, que incluyó por lo menos dos viajes secretos a San
Antonio, Texas, en el año y medio pasado, para reunirse con funcionarios
de inteligencia estadunidenses, con los que compartió nombres de
militares y civiles mexicanos de los que se sospechaba otorgaron
protección a narcotraficantes, según personas que
conocían al general. Asimismo, su deseo de profundizar la cooperación bilateral, todo en momentos en que se perfilaba como posible secretario de Defensa.
Lo que no sabía era que Estados Unidos abogaba en su contra, reporta el Times, ya que contaba con información sobre alegatos en su contra por posible corrupción en su papel de administración militar. De hecho, los estadunidenses le pusieron el apodo de Mr. Ten Percent (Señor Diez por ciento), por sus sospechas de cómo manejaba contratos militares.
Por su lado, la DEA sospechaba de posibles vínculos con narcotraficantes, aunque al parecer sin pruebas. El Times
obtuvo informes clasificados de la DEA, fechados en 1997, cuando el
general era coronel y fundó el centro de inteligencia, donde se alega
que él era uno de varios altos oficiales militares que intentaban
negociar un acuerdo con algunos de los cárteles más poderosos.
Es altamente probable que oficiales militares deseaban continuar lucrando con una relación continua con organizaciones de narcotráfico, afirma uno de estos informes.
Los informes también alegan que el entonces coronel García Ochoa encabezó una redada contra el cártel de Juárez donde a propósito permitió que Amado Carrillo Fuentes escapara.
El Times informa que el general García Ochoa declinó ser
entrevistado para este reportaje, y que funcionarios mexicanos y
estadunidenses también declinaron comentar de manera pública toda esta
información.
El rotativo recuerda que la cooperación bilateral en torno a la lucha
antinarcóticos se ha ampliado de manera considerable en los años
recientes, incluyendo la autorización de vuelos de aeronaves no
tripuladas (drones) en espacio aéreo mexicano, la creación del
primer centro de inteligencia conjunto en una base militar en México,
mayor intercambio de inteligencia en operaciones antinarcóticos, sobre
todo con la Marina en México, y mayor participación de integrantes de
fuerzas de seguridad pública de cada país en territorio de sus
contrapartes.
El reportaje afirma que aún no queda claro si el papel de Washington
fue central en la decisión de Peña Nieto de nombrar a otro general al
puesto de secretario y el envío de García Ochoa a Coahuila.
Pero subraya que, a pesar de la mayor cooperación y cercanía entre
ambos gobiernos, las sospechas y desconfianza mutua persisten, sobre
todo al inicio de un nuevo gobierno en México. Informa que las dudas
sobre la dirección e intención del nuevo gobierno han llegado al
Congreso de Estados Unidos, donde el senador Patrick Leahy dijo que
estaba congelando casi 230 millones de dólares en asistencia de
seguridad estadunidense a México dentro de la Iniciativa Mérida, ante
sus preocupaciones sobre si el combate contra el crimen organizado
estaba rindiendo resultados positivos.
Se ha solicitado al Congreso una nueva inversión significativa, pero no queda claro cuáles son los planes del gobierno mexicano. Es prematuro autorizar más de lo mismo, dijo Leahy al Times.
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