La
iniciativa que sirvió a los directivos de MVS Radio para iniciar un
embate contra la periodista Carmen Aristegui fue anunciada el martes 10.
Se trata de la plataforma Méxicoleaks. Su propósito: que los ciudadanos
y los medios informativos del país que se sumaron al proyecto –entre
los que se encuentra Proceso– trabajen de la mano para revelar las
podredumbres de instituciones públicas y privadas mediante la provisión
de datos y documentos que puedan ser filtrados de manera anónima y
segura, con miras a “exigir cuentas a los poderosos y a los responsables
de la violencia en el país”.
En México las personas
vacilan a la hora de proporcionar información sobre los abusos del
poder, y los periodistas tienen miedo de publicarla. Existen razones de
peso para que esto ocurra: acechan la intimidación, las amenazas y las
represalias. Con la intención de salvar estos obstáculos y agresiones
nació Méxicoleaks, plataforma digital que permite enviar a periodistas
de investigación documentos con información de interés público. Y
hacerlo además de manera segura y anónima.
Albana
Shala, coordinadora de programas de Free Press Unlimited (FPU), explica
así por qué su organización eligió a México para establecer el sistema,
que emula en su estructura y fines a Wikileaks, el sitio en internet que
ha tenido entre sus principales cabezas al periodista y programador
australiano Julian Assange, actualmente asilado en la embajada de
Ecuador en Londres.
Las cifras le dan la razón: según
Reporteros Sin Fronteras (RSF), durante 2014 México fue el “país más
mortífero del continente americano para los periodistas”, y en 2015
ocupa el lugar 148 de 180 países en términos de libertad de expresión.
A
mediados del año pasado Shala tocó las puertas de ocho organizaciones
de la sociedad civil y medios mexicanos, entre ellos Proceso. Los invitó
a formar parte de un proyecto nacido en Holanda, país en el que reside.
Su propuesta era en apariencia simple: proveerlos de una novedosa
herramienta tecnológica que permite la filtración de documentos.
En
entrevista, Shala –quien en noviembre pasado fue elegida por la UNESCO
como miembro del Programa Internacional para el Desarrollo de la
Comunicación– menciona el principal objetivo de esta iniciativa: “Que
los periodistas puedan llevar a cabo su importante labor de exigir
cuentas a los poderosos y a los responsables de la violencia en el
país”.
FPU es un grupo financiado por donantes
privados, la Comisión Europea y el gobierno holandés. Ya estableció
plataformas similares en Holanda (Publeaks), y más recientemente en
África (Africaleaks).
Shala precisa que “Méxicoleaks es
un proyecto ético, que tiene por objetivo la transparencia, el derecho a
saber y la rendición de cuentas en la sociedad mexicana”, tanto del
poder público como del privado.
En FPU “elegimos las
organizaciones y los medios de comunicación con base en estrictos
criterios relativos al periodismo de investigación y a la lucha en favor
de la rendición de cuentas en México”, puntualiza. “Teníamos en mente
la creación de un buen grupo de trabajo que pondría de lado la
competencia para enfocarse en el interés público”.
FPU
integró a ocho medios y organizaciones de la sociedad civil en el
proyecto: el semanario Proceso, el equipo de investigación de Aristegui
Noticias, el diario digital Animal Político, la revista Emeequis, la red
de Periodistas de a Pie, el medio en línea Más de 131, la organización
PODER, dedicada a investigar la corrupción empresarial, y el grupo de
abogados y activistas reunidos en la Red de Defensa de los Derechos
Digitales (R3D).
El martes 10, durante la presentación
de Méxicoleaks, representantes de las organizaciones y medios dejaron en
claro que esta plataforma no tiene una agenda política ni intereses
partidistas. Insistieron en el propósito fundacional: facilitar la
entrega de documentos sensibles que demuestren casos de corrupción,
violaciones de derechos humanos y otros delitos.
Una
vez que reciban documentos, abundaron, los analizarán con rigor
periodístico: primero determinarán si contienen información de interés
público; después, verificarán la autenticidad del documento y la
veracidad de sus datos, y a partir de ello iniciarán una investigación
que puede desembocar en un reportaje.
Méxicoleaks “no
es un buzón de quejas”, advirtió el director de Proceso, Rafael
Rodríguez Castañeda, en referencia a que la plataforma no busca recibir
denuncias sobre asuntos personales.
Ignacio Rodríguez
Reyna, director de Emeequis, comentó que los periodistas “seguirán con
sus fuentes” tradicionales y que “la plataforma es una herramienta más
de acceso a los medios”.
Anonimato
Méxicoleaks
funciona como un sitio de recepción de documentos a través de internet,
pero con una gran diferencia respecto de otros correos electrónicos:
garantiza que los envíos no sean interceptados y que nadie –ni siquiera
los miembros de la plataforma– pueda detectar la fuente.
El
informante accede a la plataforma a través del navegador Tor, el cual
modifica la identidad electrónica del usuario por medio de una red de
nodos generada de manera aleatoria.
Al acceder a la
plataforma, el informante selecciona los medios de comunicación y las
organizaciones de la sociedad civil a los que desea enviar los
documentos. Puede elegir a uno solo, a varios o a todos. Méxicoleaks
encripta los archivos y los manda a través de Tor hacia unos servidores
ubicados en un país extranjero, cuyas leyes protegen el anonimato en
línea.
Dichos servidores almacenan los documentos
durante un tiempo limitado y luego borran cualquier huella de su
existencia. El informante recibe un código asociado con sus archivos, el
cual le permite retornar a la plataforma para comunicarse con los
equipos de investigación o añadir otros archivos, si así lo desea.
FPU
y los expertos de R3D aseguran que la tecnología empleada, así como las
instrucciones de seguridad que aparecen en la página, maximizan el
anonimato del informante.
Méxicoleaks aconseja a
quienes manden datos que no lo hagan desde una computadora de su
propiedad ni de la empresa donde trabajen, para evitar ser detectados,
así como mantener discreción en el entorno laboral, familiar y de
amistades.
Éxito
Asha señala que si
bien FPU lanzó el proyecto, éste ya quedó en manos de los ocho
integrantes de Méxicoleaks. “FPU no decide quién está dentro o fuera de
la plataforma”, y “el grupo creó sus propios protocolos y sus criterios
de admisión”, afirma.
Agrega: “Podemos decir que, en
general, nuestra intuición en la selección de las organizaciones fue muy
acertada, ya que el nivel de aceptación resultó muy grande”.
En
apenas cuatro días, más de 50 mil personas comenzaron a seguir la
cuenta de Twitter de Méxicoleaks. Incluso aparecieron cuentas apócrifas
que la imitan. Además, llegaron los primeros documentos filtrados.
“Méxicoleaks,
a través de los medios y las organizaciones, está pasando su primer
examen”, señala Shala. “Existe un gran interés del público por entender y
utilizar la plataforma”.
Advierte que los sistemas “de
filtración de documentos que hemos desarrollado en otros países han
tenido resultados disruptivos: introducen una nueva manera de trabajar
para los periodistas y exasperan a las estructuras de poder que, a
veces, responden con pánico”, comenta en referencia al conflicto entre
la empresa MVS y la periodista Carmen Aristegui, cuya unidad de
investigación es parte de Méxicoleaks .
Antes de
arrancar el proyecto, los abogados de R3D, especializados en los
derechos digitales y de la información, confirmaron que una plataforma
de filtración en línea de documentos de interés público está dentro del
marco legal en México.
Tanto la Constitución como
varios convenios internacionales ratificados por México –entre ellos la
Convención Interamericana sobre Derechos Humanos y el Pacto
Internacional de Derechos Civiles y Políticos– consagran el derecho a la
libertad de expresión, el cual abarca el derecho a recibir, difundir y
buscar información de interés público por cualquier medio.
Asimismo, las leyes mexicanas permiten y obligan a los periodistas a proteger el anonimato de sus fuentes de información.
Inédito
en México, el sistema de filtraciones promovido en Méxicoleaks tiene
antecedentes a escala internacional que demostraron el valor de las
denuncias anónimas.
En España, por ejemplo, redes como
Fíltrala y Buzón X permitieron destapar el escándalo de las “tarjetas
Black” de la institución Bankia.
A raíz de la difusión
de documentos internos de Bankia, la opinión pública española se enteró
de que durante años varios directivos de este banco compraban artículos
de lujo y pagaban servicios con tarjetas de crédito fantasma, mientras
que las deudas hundían al banco –a la postre rescatado por el gobierno,
que invirtió en ello 24 mil millones de euros.
Asimismo,
el envío de papeles secretos al Consorcio Internacional de Periodistas
de Investigación (ICIJ, por sus siglas en inglés) desenmascaró las
operaciones realizadas por empresas multinacionales para evadir
impuestos en el paraíso fiscal de Luxemburgo.
El
pionero de estas plataformas, Wikileaks, publica con frecuencia nuevos
paquetes de archivos que contienen datos reservados sobre casos de
espionaje o acuerdos comerciales negociados en secreto, con
repercusiones a escala internacional.
El pasado 12 de
febrero se estrenó Fuente Segura, una plataforma similar a Méxicoleaks
en la que participan el periódico francés Le Monde y los medios belgas
Le Soir, La Libre Belgique y RTBF.
Los propios
integrantes de la comisión especial de diputados de la Unión Europea
encargada de investigar la evasión fiscal en Luxemburgo contemplan la
posibilidad de abrir su propia plataforma de envío seguro y anónimo de
documentos.
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