Por: Redacción Revolución /
6 abril, 2015
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(06 de abril, 2015).- La más reciente
encuesta de Parametría, muestra que las intenciones de voto hacia San
Lázaro son: PRI, 30%; PAN, 27%; PRD, 12%; Morena, 11%; PVEM, 10%;
Movimiento Ciudadano, 3%; PT, 2%; Panal, 2%; Encuentro Social, 2%, y
Partido Humanista, 1%.
De acuerdo con el ejercicio demoscópico
el PRI sufrió una caída de 12 puntos porcentuales y tiene una ventaja de
apenas cuatro sobre el PAN, que reporta el crecimiento más importante
junto con Morena, el cual sumaría un total de 9% de las preferencias en
sus primeros comicios.
Según el análisis de la cúpula del PRI,
la alianza con el PVEM también es preocupante. No existe seguridad de
que los integrantes de esa organización repitan los 11 puntos obtenidos
en 2012, pese a la reciente campaña mediática en la que gastaron más de
500 millones de pesos. Pudiendo regresar a su nivel histórico de entre
cuatro y cinco puntos.
Las multas por 166 millones de pesos
impuestas por el Instituto Nacional Electoral (INE) y la orden de
detener la campaña en radio, cine y televisión que desplegó desde el año
pasado frenaron el crecimiento del Verde. Ya el coordinador del PVEM en
el Senado, Carlos Puente, anunció que su agrupación solicitará un
crédito bancario por 150 millones de pesos para cubrir las multas, que
alcanzan 80% de las prerrogativas anuales que le corresponden.
Con ello, el Partido Revolucionario
Institucional (PRI), teme perder la mayoría absoluta que construyó en la
Cámara de Diputados y buena parte de las gubernaturas que se disputarán
el 7 de junio, según revelan documentos internos de ese partido.
Asegurando que la culpa la tiene la pésima imagen de Enrique Peña Nieto;
la alianza con el Partido Verde, cuyo dispendio mediático no reditúa lo
proyectado, y las luchas intestinas. Ante ese panorama, el priismo ya
no apuesta a sumar votos, sino a dividirlos entre sus oponentes. En
Guerrero, Michoacán, Morelos y el Distrito Federal, donde ordenó apoyar
al PRD para debilitar a Morena.
Desde hace meses, las encuestas
nacionales evidencia un derrumbe en la percepción de la figura
presidencial. El diario Reforma publicó la evaluación que la ciudadanía
hizo del desempeño de Peña Nieto con un promedio de cinco de
calificación, la peor cifra desde que inició su sexenio. La encuesta
cuatrimestral indicó que sólo 39% de la población aprueba el desempeño
del titular del Ejecutivo y 57% lo reprueba.
Según el plan de evaluación electoral
del PRI, el electorado percibe negativamente la gestión presidencial en
lo concerniente a seguridad, transparencia, corrupción, violencia,
derechos humanos y economía.
La desaparición forzada de los
estudiantes normalistas de Ayotzinapa, perpetrada entre el 26 y el 27 de
septiembre pasado, y el escándalo de las propiedades de Angélica Rivera
y Luis Videgaray, que presumiblemente implican conflicto de interés al
haber sido financiadas por el contratista consentido de Peña Nieto, Juan
Armando Hinojosa, dañaron fuertemente la imagen del mandatario, todo
esto unido al golpe que se dio al calificar como una situación pésima
que guardan los derechos humanos en el país.
El 7 de junio las elecciones
intermedias, serán un “referendo” de la gestión presidencial. Las tres
anteriores se han caracterizado por la derrota del partido en el
gobierno, pero la diferencia fue que, ni los ex presidentes Ernesto
Zedillo, ni Vicente Fox, ni Felipe Calderón contaron con aliados
reforzados por distintos medios, como el Partido Verde Ecologista de
México (PVEM).
Desde 1997 las elecciones intermedias
han representado un revés al presidente en turno: en 1997 Zedillo
enfrentó la primera derrota histórica de su partido, lo cual se
convirtió en el vaticinio de la derrota en 2000, perdiendo la mayoría
absoluta en San Lázaro; con tan sólo 239 diputados.
Para 2003, el empuje que había llevado a
Fox al poder se había extinguido. Si bien en 2000 el PAN obtuvo 207
diputados, para 2003 los diputados panistas se redujeron a 148 y ya
peleados con el Verde. Entre 2006 y 2009 el PAN registró otro retroceso:
de los 206 diputados que obtuvo en 2006, retrocedió a 142.
Producto de su triunfo en 2012, Peña
Nieto, el presidente que regresó al PRI al poder, obtuvo un respaldo de
241 diputados (212 del PRI y 29 del PVEM), lo que le permitió impulsar
sus reformas estructurales mediante el Pacto por México, sin embargo en
2014, los casos Ayotzinapa, Tlatlaya y la Casa Blanca, han provocado que se reduzca su margen de maniobra política.
Sin embargo, la publicidad y las
ventajas de su campaña política distan de los otros partidos, lo cual
podría beneficiarlo en gran medida. La distribución que por ley se hace
de las prerrogativas propicia un abismo entre la primera fuerza y los
nuevos partidos. Mientras el PRI recibirá 306.7 millones de pesos para
gastos de campaña, los nuevos partidos obtendrán 23.4 millones de pesos
cada uno, lo que alcanza una proporción de 12 a 1. Casi la misma que
ocurre en la promoción en radio y televisión: por cada 10 spots del PRI,
cada partido nuevo difundirá uno.
A ello se añadiría el desequilibrio en
recursos que hay en el financiamiento ordinario, donde el PRI tiene mil
22 millones de pesos, frente a 78.1 que cada nuevo partido tendrá. Con
la reforma electoral, los nuevos partidos deberán mantener no el 2, sino
el 3%, proporción que varios no alcanzaron en 2012: el PT obtuvo poco
más de 2.5%; MC apenas superó 2% y el Panal, 2.29%.
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