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Por: Redacción/El Pulso Laboral
La reforma laboral, promulgada el 1 de mayo de 2019, dejó fuera a
la Federación Sindical de Trabajadores al Servicio del Estado (FSTSE)
para encabezar la negociación salarial y contractual global de los
trabajadores del Estado, pues la legislación, que aplica para el
apartado B, establece que cuando haya más de un sindicato o federación,
el patrón sólo negociará con quien tenga la mayoría de la representación
de los trabajadores.
En el gobierno federal hay tres centrales
sindicales, una de ellas la FSTSE que encabeza, desde hace dos décadas,
Joel Ayala Almeida, y la Federación Democrática de Sindicatos de
Servidores Públicos (Fedessp), creada en el 2003 por el Sindicato
Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE), quien tiene la mayoría
de trabajadores y otra pequeña que agrupa a los sindicatos de la banca
de desarrollo llamada Federación Nacional de Sindicatos de la Banca de
Desarrollo.
El pasado viernes 14 de junio, la Secretaría de
Hacienda y Crédito Público (SHCP) anunció el incremento salarial que
otorgará a los trabajadores del Estado, el cual va de 1 al 3%,
dependiendo del nivel salarial, además de 3.35% de la inflación anual,
decisión que rechazó el líder de la FSTSE porque no fueron consultados, y
declaró que es “no aceptarse y queda sin efecto”.
Cabe señalar
que el anuncio de los incrementos no obedece a la revisión salarial
anual, ya que ésta se anunció al inicio del año, si no que se trata del
cumplimiento de una promesa de campaña del gobierno actual.
Consultado
al respecto, el especialista laboral, Alfonso Bouzas, detalló que no
existe fundamento legal para que la FSTSE pueda exigir una negociación
para determinar el incremento salarial, “ya que desde la reforma a la
ley burocrática dejó de ser la única reconocida por el Estado; ya antes
incluso la Suprema Corte de Justicia de la Nación había resuelto
declarar inconstitucional la exclusividad que pretendía la FSTSE con las
mismas amenazas de hoy”.
Añadió que “se trata de un resabio
corporativo en el que la FSTSE hacía una faramalla de negociación con el
gobierno para obtener subsidios que trasladaba al PRI. Lo que no
entiende Ayala es que las cosas cambiaron y que ahora no sólo cambió la
ley y el régimen político, sino que existe otra federación aún más
grande que la FSTSE”.
Cabe señalar que la Fedessp agrupa a dos
tercios de la burocracia y que nació aun con la oposición de la FSTSE
con una decisión de la SCJN.
Se estima que la Fedessp tiene 1
millón 400,000 trabajadores, quitando a los jubilados, y tiene al
Sindicato de Comunicaciones y Transportes, el de la Secretaría de
Agricultura, el SNTE, Secretaría de Desarrollo Social, un sindicato, de
dos que hay, de la Semarnat, además de que está conformada por 30
sindicatos menores.
En tanto, la FSTSE se quedó con dos grandes
sindicatos, entre ellos el de Salud y el del gobierno de la Ciudad de
México, éste último entrará a un proceso de elección de directiva y
tendrá que hacerlo bajo los nuevos esquemas planteados en la reforma
laboral, con el voto libre, secreto y directo.
En breve
entrevista, el líder de la FSTSE, Joel Ayala Almeida, destacó que
solicitaron a la Secretaría de Gobernación su intervención para fijar
una fecha en la que se pueda desarrollar las mesas de negociaciones, por
lo que esperan que esta semana informen sobre el día y la hora en la
que se puedan desarrollar.
Bouzas destacó que “el 1 de mayo
empezó a escribirse una nueva historia en materia laboral en el país;
con la aprobación de la reforma se modificaron los artículos que
impedían la existencia de sindicatos burocráticos, ello contravenía el
Convenio 98 de libertad sindical. Ahora el artículo 68 establece que
puede existir más de un sindicato y también están obligados a incluir en
sus estatutos el voto libre, secreto directo”. //El Economista
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