De SDPNoticias
Federico Arreola
1.- Porque hay ausencias que se notan más que las presencias. Este es un arte que domina Andrés Manuel.
2.- En Japón se hablará mucho más de México porque no estará su
presidente, esto es, porque Merkel, Macron, May y los líderes de otras
potencias se quedarán con las ganas de conocer al nuevo gobernante de
izquierda que ganó abrumadoramente las elecciones más democráticas de la
historia de una de las mayores economías del mundo, la mexicana. Si
quieren ver a Andrés Manuel tendrá que ser en reuniones uno a uno.
3.- Porque Trump también se quedará con las ganas de obtener réditos
electorales haciéndole cualquier majadería que se le ocurra a Andrés
Manuel.
4.- Porque con su inasistencia a la cumbre de Japón, el presidente
mexicano manda un mensaje a Trump de que no tiene ninguna prisa por
pasar a saludarlo.
5.- Porque Andrés Manuel sabe —y no lo podrá negar ninguno de quienes
han sido cancilleres de México— que hay espacios más efectivos que el
G20 para poner a discusión temas de interés para nuestro país.
6.- Porque todas las reuniones cumbre del G20 resultan en asumir
compromisos, en su inmensa mayoría impuestos por tres o cuatro grandes
naciones, que no necesariamente son prioridad para México.
7.- Porque demuestra ser consecuente con su tesis de tantos años de que la mejor política exterior es la interior.
8.- Porque en medio de escándalos por no autorizar viajes al
extranjero de científicos mexicanos, no puede Andrés Manuel autorizarse a
sí mismo un paseo por Japón, peor aún, en clase turista —Andrés no
viaja elegantemente— con el riesgo de llegar más que adolorido de la
espalda.
9.- Porque como bien dice Jorge Castañeda en su columna “Las
No-cumbres de AMLO” en la que critica a Andrés por no asistir al G20,
¡el G20 en realidad vale gorro! Lo importante, dice El Güero
Castañeda, es la relación con Trump, y con este ya tendrá el presidente
López Obrador oportunidad de reunirse en condiciones más favorables para
México.
10.- Porque en nuestro país, en estos momentos hay demasiados
problemas que deben ser atendidos antes de dedicar tiempo al turismo
político o diplomático.
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