De Proceso
Como
tantos “intocables” en México, Juan Collado se dio vuelo exhibiéndose
por años en los círculos de la farándula, registrados en publicaciones
como la revista Hola. Sin embargo, como muy pocos de aquellos
personajes, acabó refundido en la cárcel. Cayó en manos de la FGR el
martes 9 y hasta ahora enfrenta acusaciones por probable participación
en una trama de lavado de dinero y delincuencia organizada de alcance
internacional. La presente reconstrucción de los hechos captura el
momento en que, una vez más, se mencionan los nombres de los
expresidentes Carlos Salinas y Enrique Peña asociados con esas conductas
delictivas… y la reacción del indiciado, hasta entonces retador.
CIUDAD DE MÉXICO (Proceso).- “El señor Juan Collado se siente muy mal. Tenemos que llevarlo a un hospital para su valoración. Por favor, su señoría, suspenda la audiencia”, le urgían los abogados de Collado al juez de control de Justicia Penal del Reclusorio Norte, Jesús Eduardo Vázquez Rea.
La madrugada del pasado miércoles 10, en la sala de audiencias del
reclusorio, Collado Mocelo temblaba notoriamente de su brazo y de su pie
izquierdo. Daba muestras de tener un preinfarto y de estar a punto de
desmayarse. Su cardiólogo estaba presente, mas no traía consigo
instrumental médico para valorarlo. Reiteraron que urgía llevarlo a un
hospital.
Sin embargo, el equipo de cinco abogados de la Fiscalía General de la
República (FGR) se mostraba escéptico. Atribuía ese incidente a una
estrategia de la defensa para llevarlo a un hospital y así impedir que
se le dictara prisión preventiva oficiosa.
Se hizo un silencio en la sala. Todos esperaban la determinación del
juez, quien desde el inicio dijo reiteradamente que la prioridad era la
salud del indiciado. Después de un momento de pensarlo, el juez dijo:
“Está bien. Si el señor Collado tiene que ir al hospital, voy a decidir antes la medida cautelar”.
Esto representaba que Collado podía ser trasladado al hospital en
calidad de detenido. Ante ello, los abogados defensores desistieron de
su petición; prefirieron continuar con el desahogo de la audiencia
mientras Collado se recuperaba paulatinamente. Con esto se le fue una
oportunidad de seguir en libertad.
(Fragmento del reportaje especial publicado en Proceso 2228, ya en circulación)
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