De El Universal
Con una fuerza menguante dentro del magisterio nacional, donde su
organización “Maestros por México” apenas llega representar a 10 o 15%
del total de los maestros y lejos de la fuente de recursos que le
representaba la dirigencia sindical, Elba Esther Gordillo ya no es para
nada la otrora poderosa lideresa del magisterio. Sin el apoyo del
gobierno del presidente López Obrador —donde no la vetan, pero tampoco
la quieren ver de nuevo empoderada— cada vez se aleja más el sueño de
recuperar el control del sindicato que perdió en 2013 cuando su antiguo
aliado, Enrique Peña Nieto, ordenó su detención y encarcelamiento.
Hoy sin una plaza activa como maestra y sin tener al corriente el
pago de sus cuotas sindicales, Gordillo Morales no cumple los requisitos
estatutarios para aspirar a cualquier cargo de dirigencia en el SNTE y,
aunque no quita el dedo del renglón de buscar ser candidata a la
Secretaría General en un proceso abierto, la realidad es que eso se ve
cada vez más lejano. Primero, porque ella ya no tiene la fuerza
suficiente dentro del sindicato para intentar recuperar lo que siente
que le arrebataron injustamente; y segundo: en el sindicato magisterial
no están pensando en un proceso nacional en estos momentos, y quizás no
antes de 2024, porque por un lado no tienen la capacidad ni económica ni
logística para organizar una elección por voto directo en la que
participarían más de 2 millones de maestros de todo el país, y que
incluso el INE ya les dijo que no puede organizarla “porque no tiene
facultades legales” para intervenir en un proceso sindical, y por el
otro el periodo para el que fue electo el actual dirigente, Alvaro
Zepeda, concluye hasta el último año del actual sexenio.
Ante ese panorama y ante la realidad de que su liderazgo ya dejó de
ser un factor de poder real dentro del SNTE, a Elba Esther Gordillo no
le va a quedar más que concentrarse en lograr el registro de su partido
político, Redes Sociales Progresistas, porque ese sería el único lugar,
si logra cumplir con todas las Asambleas y acreditar todos los
requisitos ante el INE, donde podría hacer política en el ocaso de su
carrera política y sindical. Así lo ven incluso en la SEP y en el
gobierno de López Obrador en donde, aunque dicen que no ven “ni bien ni
mal” un posible “regreso de la maestra”, tampoco la ven con la fuerza
suficiente para pelear en estos momentos el control del sindicato.
“No es lo mismo operar con todos los instrumentos de poder y los
recursos económicos que representa el control del SNTE que hacerlo desde
fuera del sindicato. Ella tiene su corriente sindical, pero no es un
grupo fuerte en estos momentos en el magisterio. Es más probable que
logre el registro de su partido y que se dedique a hacer política desde
ahí, con un partido pequeño pero bisagra, a que tenga posibilidades de
volver a dirigir el sindicato”, comenta un alto funcionario del gobierno
lopezobradorista.
El único problema ahora es que, en el equipo promotor de Redes
Sociales Progresistas, acaba de producirse un rompimiento entre la
maestra Gordillo y su yerno Fernando Yáñez González con Juan Iván Peña
Neder, el exfuncionario de Gobernación en el sexenio calderonista y
quien es el creador de la marca y de la mayor parte de la logística
sobre la que se armó el proyecto de la nueva fuerza política. El pleito
estalló por un desaire de Elba Esther a la esposa de Juan Iván, Lizette
Clavel, diputada del PT en el Congreso de la CDMX, y ahora los elbistas
intentan sacar a Peña Neder del nuevo partido, pero éste amenaza con
quitarles el nombre de RSP y la mayoría de asambleas que él operó en
buena parte de la República, y pondría en riesgo la realización de las
Asambleas que faltan para obtener el registro del partido ante el INE.
Es decir, que en una de esas la maestra a la que el SNTE ya se le fue
de las manos, ahora se le complica también su nuevo juguete, perdón,
partido político. A menos que desde las alturas, con tal de que ya se
olvide de sus sueños de regresar a controlar el magisterio, le den una
“ayudadita” y le resuelvan no sólo cualquier pleito interno, sino
también el aval de los consejeros para su RSP que suena, al menos
fonéticamente, como su única opción de “reanimación política”.
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