De Reporte Indigo
Mariana Recamier
Los movimientos sociales en América Latina no son un fenómeno aislado. Ecuador, Bolivia, Chile y Argentina tienen en común que sus ciudadanos tomaron las calles para protestar por diferentes circunstancias en los últimos dos meses.
Los chilenos realizaron manifestaciones en contra del aumento a la tarifa del Metro, los ecuatorianos por la eliminación de un subsidio en los combustibles, los bolivarianos por un supuesto fraude en el conteo de votos y los argentinos por las medidas ante la crisis económica en su país.
Aunque cada nación tiene problemas particulares, la constante es que los ciudadanos están cansados de que sus gobiernos no frenen la crisis económica que los tiene hundidos en deudas públicas, desigualdad y falta de desarrollo
Por ejemplo, la deuda pública de Ecuador se ubicó en
39 mil 491 millones de dólares en julio pasado, según el Banco Central
ecuatoriano. Esta cifra representa un crecimiento del 47 por ciento en
la administración del actual presidente Lenin Moreno, que se inició en
mayo de 2017, y 36.2 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB).
Las movilizaciones también tienen en común que incluyen diversos sectores socioeconómicos. En Ecuador son los indígenas y en Chile los estudiantes,
pero en cada caso se suma la clase media porque es una de las
principales afectadas por las recientes políticas económicas de las
naciones latinoamericanas.
Más allá de las cuestiones coyunturales, hay una base de población que está dispuesta a jugársela con todo porque no está viviendo bien- Ricardo Gamboa RamírezProfesor en la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM
Las protestas también se deben a que muchos sectores se sienten inconformes por el regreso de la derecha a los gobiernos de América Latina y la implementación de políticas neoliberales que no benefician a las personas más pobres.
El recuerdo de las dictaduras de los sesenta o setenta también provoca que los ciudadanos no confíen sus nuevos gobernantes.
“Todas estas movilizaciones tienen como denominador común el hartazgo
de la ciudadanía por el retorno a la derecha que conlleva un acelerado
proceso de empobrecimiento y coerción de las libertades individuales”,
explica Anna Lee Mraz Bartra, profesora de la Facultad de Ciencias
Políticas y Sociales de la UNAM y especialista en movimientos sociales.
Las marchas y otros actos políticos de estos países también comparten que el hartazgo provoca que los ciudadanos ya no confíen en los métodos pacíficos.
Las calles de estas naciones fueron el escenario de movilizaciones que incluyeron destrucción de espacios públicos como una forma de desobediencia civil y represión violenta de las fuerzas policiacas.
“Los movimientos sociales son la respuesta a un recrudecimiento de
las políticas neoliberales ante grupos políticos y económicos que no
quieren perder el poder. Es una desobediencia civil que se traduce en
romper cosas o pintar paredes, pero no afecta a nadie. Lo que afecta es
la represión brutal que daña directamente la integridad de la población
”, añade Mraz Bartra.
Razones compartidas
Especialistas en movimientos sociales comentan que aunque las protestas fueron detonadas por razones distintas en cada país, las naciones tienen en común historias que provocaron el regreso de gobiernos de derecha.
Anna Lee Mraz Bartra, profesora de la Facultad de Ciencias Políticas y
Sociales en la UNAM, asegura que para entender las razones detrás de
las protestas se debe recordar el pasado de los países de América
Latina.
En los países latinoamericanos donde se han desatado diversas movilizaciones sociales hay una serie de factores en común, uno de ellos es que todos los manifestantes exigen mejoras en los servicios que el gobierno tiene la obligación de brindar
La también especialista en movimientos sociales comenta que Chile,
Ecuador, Bolivia y Argentina comparten que durante los sesenta o setenta
vivieron dictaduras, después hubo una transición hacia la democracia en los noventa y se instalaron poderes políticos basados en el sistema neoliberal.
Mraz Bartra define el neoliberalismo que se implementó en América
Latina como el proceso o sistema que conlleva la explotación de todos
los recursos humanos y territoriales de una región.
“El resultado de estas políticas fueron años de un empobrecimiento generalizado y también hubo control sobre las libertades individuales”, explica la especialista.
Después de ese periodo, la izquierda llegó a los gobiernos de América
Latina en las primeras décadas del 2000 con desarrollo de políticas
públicas que favorecieron a las personas en situación de pobreza,
no obstante, la corrupción de algunos gobiernos y diversos procesos
políticos provocaron que regresara la derecha como en el caso de Chile y
Argentina.
Sebastián Piñera es presidente de Chile desde 2018.
Se trata de un político de derecha que llegó al poder, entre otras
razones, por la caída de la popularidad de la presidenta anterior:
Michelle Bachelet, debido a que fue acusada de corrupción por
presuntamente recibir una transferencia de la empresa de construcción OAS en su última campaña presidencial.
El regreso de la derecha se da en un momento con grandes desigualdades económicas
en América Latina, por ejemplo, el 1 por ciento más adinerado de Chile
se quedó con el 26.5 por ciento de la riqueza en 2017, mientras que el
50 por ciento de los hogares de menores ingresos accedió solo al 2.1 por
ciento de la riqueza neta del país, de acuerdo con la última edición
del informe Panorama Social de América Latina elaborado por la Comisión
Económica para América Latina y el Caribe (Cepal).
Hay familias de bajos recursos que pueden gastar casi un 30 por
ciento de su sueldo en transportarse, mientras que dentro del nivel
socioeconómico más rico, el porcentaje de gasto puede ser menos de un 2
por ciento, de acuerdo con un estudio de la Universidad Diego Portales.
Ricardo Gamboa Ramírez, profesor en la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM, comenta que las personas que protestan en Chile, Bolivia, Argentina y Ecuador lo hacen porque la distribución de la riqueza es injusta y desigual, sobre todo en el caso chileno
“Algunos sectores de la población están muy descontentos
con la forma de vida que las ha tocado tener en los últimos años. No
hay oportunidades de trabajo, sus sueldos son bajos y no tienen acceso a
educación, salud y vivienda”, comenta el docente.
Un perfil similar
Quienes protestan en los diferentes países de América Latina también tienen características parecidas.
Ricardo Gamboa Ramírez, profesor en la Facultad de Filosofía y Letras
de la UNAM, dice que en Argentina, Bolivia, Chile y Ecuador los
protagonistas de las manifestaciones son ciudadanos que no están afiliados a organizaciones partidistas.
“Las movilizaciones en los últimos años se organizan a través de las
redes sociales. No hay un sindicato o partido que esté involucrado”,
detalla el docente.
El profesor añade que las personas de los cuatro países que salen a
las calles son las más desvaforecidades económicamente, no obstante,
señala que este sector incluye a las clases medias que no pueden pagar derechos básicos como educación y salud.
Por su parte, Anna Lee Mraz Bartra, comenta que las manifestaciones en estos países también tienen en común que se pueden clasificar en tres grandes rubros: grupos feministas y organizaciones que defienden los derechos de las personas LGBTTTIQ+, colectivos que protegen los territorios y los recursos naturales y sectores que abogan por el acceso a la educación
“La participación de estos sectores son en respuesta al capitalismo
que nos ha dejado en la miseria y en la falta de libertad y soberanía”,
argumenta la especialista en movimientos sociales.
La profesora asegura que las manifestaciones también se parecen
porque poco a poco se convierten en movimientos sociales que van más
allá de un acto político, por ejemplo, los ciudadanos de Chile
mantuvieron protestas por más de una semana y no se conforman con las nuevas medidas del presidente Sebastián Piñera.
Además, las personas que participaron en las protestas de los cuatro países utilizaron la desobediencia civil para ser escuchados
Algunos rompieron o quemaron infraestructura pública o grafitearon
paredes de oficinas institucionales, por ejemplo, manifestantes
indígenas quemaron una tanqueta de las fuerzas armadas en la entrada de
Quito y los chilenos quemaron estaciones de Metro y autobuses.
Otra característica en común es que los gobiernos reaccionaron de forma violenta ante la desobediencia civil.
El Instituto Nacional de Derechos Humanos (INDH) de Chile reportó que su recuento de detenidos en el país después de seis jornadas de protestas fue de 2 mil 410 personas.
Además las protestas han dejado al menos 18 fallecidos,
cuatro de ellos ciudadanos extranjeros y la Fiscalía Nacional confirmó
este martes que los cuatro murieron a manos de los militares que han
sido desplegados en varias zonas del país en las que se decretó el
estado de emergencia.
En el caso de Ecuador, cinco personas murieron de acuerdo con la Defensoría del Pueblo.
Las formas de protestar, las personas que salieron a las calles a demostrar su enojo contra sus gobiernos y la manera de actuar de éstos contra quienes se movilizaron comparten muchas características iguales entre sí
El hermano despolitizado de América Latina
A diferencia de otros países de América Latina, México no tiene manifestaciones multitudinarias
desde hace meses, sin embargo las condiciones de sus habitantes no son
distintas a las de otros países de la región donde se están dando estas
movilizaciones.
En comparación con Chile, Ecuador, Argentina y Bolivia, la población en condiciones de pobreza en México es mucho mayor, pues cuatro de cada diez personas son pobres
En México, cuatro de cada diez personas son pobres,
es decir, 41.9 por ciento de la población, de acuerdo con las cifras
más recientes del Consejo Nacional de Evaluación de la Política de
Desarrollo Social (Coneval).
En contraste, las personas en situación de pobreza en Chile
representan el 8 por ciento del total de habitantes, según el último
registro del Banco Mundial.
En Argentina, son el 35.4 por ciento, en Bolivia el 35.2 por ciento y
en Ecuador el 23.9, según la Comisión Económica para América Latina y
el Caribe.
No obstante, las últimas protestas que tuvieron un impacto nacional en México fueron en agosto, cuando mujeres de diferentes ciudades se manifestaron para demandar justicia ante las acusaciones contra un grupo de policías acusados de violar a una joven y por el aumento de la violencia de género en todo el territorio
Ricardo Gamboa Ramírez, maestro de la Facultad de Filosofía y Letras
de la UNAM, asegura que los mexicanos no protestan en la actualidad
porque la politización de la mayoría de la población es muy baja en comparación con los argentinos, chilenos, ecuatorianos y bolivarianos.
Anna Lee Mraz Bartra, especialista en movimientos sociales, asegura
que no hay grandes protestas en México porque el país se encuentra en un
momento de transición democrática, ya que es la primera vez que México tiene un gobierno diferente a las administraciones dirigidas por el PRI y el PAN.
Además, la profesora dice que los movimientos sociales en México no
siempre son legítimos y es importante cuestionar cuáles son sus
objetivos y quiénes los financian.
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