De La Jornada
Astillero
Julio Hernández López
▲ ARRIBO AUSTERO A SAN LÁZARO. Debido a un bloqueo que mantenían ex
braceros en la Cámara de Diputados, legisladores y la secretaria de
Economía, Graciela Márquez –quien compareció ante comisiones–,
utilizaron ayer uno de los accesos al Sistema de Transporte Colectivo
Metro para llegar al recinto de San Lázaro.Foto José Antonio López
Con elegancia política,
doña Rosario Ibarra de Piedra convirtió el acto protocolario de la
entrega a su persona de la medalla Belisario Domínguez en una devolución
de responsabilidad histórica a las instancias de poder que le
homenajearon, en especial al Presidente de la República, a quien entregó
en custodia la presea en mención en espera de que se cumplan los
objetivos reales de la lucha por la aparición con vida de quienes fueron
tomados violentamente por órganos del Estado mexicano, y por la
impartición de justicia verdadera en cada caso.
Así lo planteó la señora Ibarra de Piedra:
Señor presidente Andrés Manuel López Obrador, querido y respetado amigo: No permitas que la violencia y la perversidad de los gobiernos anteriores siga acechando y actuando desde las tinieblas de la impunidad y la ignominia. No quiero que mi lucha quede inconclusa (...) Dejo en tus manos la custodia de tan preciado reconocimiento y te pido que me lo devuelvas junto con la verdad sobre el paradero de nuestros queridos y añorados hijos y familiares, y con la certeza de que la justicia anhelada por fin los ha cubierto con su velo protector.
No desdeñó ni rechazó doña Rosario la especial distinción otorgada
por el Senado de la República (aunque sí hubo desdén y grosería de casi
la mitad de los miembros de esa cámara, que se ausentaron de la sesión
de premiación). Aprovechó tal plataforma para sostenerse en apoyo al
proceso de cambio institucional que encabeza Andrés Manuel López Obrador
pero, al mismo tiempo, para dejar en claro (mediante un texto leído por
una de sus hijas, pues la galardonada no pudo estar presente debido a
su estado de salud) que la batalla de las madres de desaparecidos no
puede satisfacerse sólo por un acto de reconocimiento del mismo Estado
que aún no ha cumplido con sus obligaciones.
Además, por si hubiera necesidad de un botón práctico de muestra, la
hija de doña Rosario recordó que en lo que va de la presente
administración no ha habido ningún avance en cuanto a las demandas del
comité Eureka, dedicado a la búsqueda de desaparecidos.
Rayos y centellas (para usar una fórmula descriptiva ya un tanto en
desuso) cruzan, en tanto, el firmamento del partido hasta ahora estelar
en México. Parecería impensable lo que está sucediendo en Morena, el
partido que tiene la presidencia nacional más fuerte que ha habido a lo
largo de muchas décadas, creación prodigiosa que a cuatro años de su
registro formal conquistó más posiciones de poder que ningún otro
partido en elección anterior en nuestro país y que hoy muestra
desgarramientos, enfrentamientos internos, una acelerada descomposición
ética y cívica y un alejamiento escandaloso de los postulados de su
fundador, el actual habitante de Palacio Nacional.
No es necesario forzar la pluma o la tecla para describir el estado
lamentable de Morena. Basta leer las crudas acusaciones que ha hecho la
presidenta formal del partido, Yeidckol Polevnsky, respecto de
traiciones, violencia e incluso actos delictivos (el uso de recursos
públicos para apoyar determinados intereses grupales). Diputadas de
Morena han relatado en la tribuna de su cámara las maniobras de
marrullería extrema que se viven en la actual contienda por los cargos
de dirección. Sobran los ejemplos de lo que con benevolencia descriptiva
podría llamarse
desaseopolítico.
Ayer, por ejemplo, se confrontaron dos posturas excluyentes emitidas
por dos órganos de dirección morenista. El Comité Ejecutivo Nacional, a
cargo de la citada Polevnsky, determinó que debe suspenderse el proceso
de elección de congresistas y, en ese curso, de dirigentes a diversos
niveles que incluyen el nacional. Violencia, padrón mal integrado e
inconfiable, injerencia de grupos con pretensiones de apoderarse del
partido o deshacerlo, fueron algunos de los alegatos en pro de suspender
las elecciones internas. La Comisión de Honestidad y Justicia de
Morena, horas después, declaró que tal pretensión del comité nacional no
tiene fundamento estatutario y que las elecciones deben continuar.
¡Hasta mañana!
Twitter: @julioastilleroFacebook: Julio Astillero
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