De La Jornada
Astillero
Julio Hernández López
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EN EL PAÍS NO HAY INGOBERNABILIDAD. Enfrentar la inseguridad
no ha sido fácil, pero en el país
no hay ingobernabilidad, consideró el presidente Andrés Manuel López Obrador. Durante su conferencia estuvieron presentes Alfonso Durazo, Luis Cresencio Sandoval, Jose Rafael Ojeda, Luis Rodríguez Bucio y Olga Sánchez Cordero, integrantes del gabinete de seguridad.Foto Pablo Ramos
La detención de Genaro García
Luna ha sido un platillo de espectacular confección que ha llegado a la
principal mesa de Palacio Nacional justamente cuando el primer
defraudador electoral de Andrés Manuel López Obrador, el entonces
panista Felipe Calderón Hinojosa, puja en pos de hacerse de su propio
partido (familiar) y pretende (¿pretendía?) convertirse en el máximo
contrapeso del político tabasqueño que ahora tiene el poder
presidencial.
A Calderón Hinojosa le resulta absolutamente imposible pretender
desmarcarse de García Luna. El sexenio (2006-2012) del ahora promotor
del partido México Libre tuvo en distintos momentos cinco secretarios de
Gobernación y tres, en cada caso, en Hacienda, Desarrollo Social,
Energía, Economía, Comunicaciones y Transportes, la Función Pública,
Educación Pública y la Procuraduría General de la República. En cambio,
García Luna, como los titulares de Marina, Defensa Nacional, Relaciones
Exteriores, Medio Ambiente y Reforma Agraria, duró los seis años
completos: nada movió ni conmovió al ingeniero químico que desde el
Centro de Investigación y Seguridad Nacional (Cisen) fue formando un
grupo de espías, secuestradores, torturadores y asesinos que tuvieron su
etapa de mayor poderío al convertirse en acompañantes y ejecutores de
la
guerra contra el narcotráficoque Calderón desató de manera irresponsable y, según se ha denunciado desde 2011 en la Corte Penal Internacional con sede en La Haya, criminal.
El abogado Netzaí Sandoval Ballesteros fue el principal redactor de
esa acusación en la que se señala como presuntos responsables de
crímenes de lesa humanidad y de guerra a Felipe Calderón Hinojosa,
Joaquín Guzmán Loera (máximo jefe visible del cártel de
Sinaloa) y los entonces secretarios Genaro García Luna (Seguridad
Pública), Guillermo Galván Galván (Defensa Nacional) y Mariano Francisco
Saynez Mendoza (Marina).
Los encargados de dar seguimiento a dicha denuncia en La Haya
seguramente pondrán atención esmerada a lo que suceda en el proceso
abierto en Estados Unidos contra García Luna, quien más adelante podrá
decidir si se declara inocente de los cargos que le imputan o acepta su
culpabilidad y busca ser testigo protegido, condición en la que tendría
que soltar ante sus captores toda la información privilegiada que
acumuló durante sus años de secretario calderonista y, posteriormente, a
través de una firma, GLAC, consultoría en asuntos de seguridad,
tecnología y manejo de riesgos.
El entrampado Calderón Hinojosa ensayó una salida al enredo que
resultaba igualmente descalificadora de sí mismo: arguyó que no sabía
nada de lo que hacía su secretario García Luna, lo cual sería terrible
tanto si fuera cierto como si no lo fuera. Y así, mientras el Presidente
de la República se mueve declarativamente con aparente distancia
respecto al tema, Alfonso Durazo, ocupante actual del cargo que, con
otro nombre, ejercía García Luna, ha sido rudo y directo respecto del ex
panista michoacano, al igual que Mario Delgado, el ebrardista que
coordina la Cámara de Diputados.
El regalo político, con moño judicial, venido del norte, ha permitido
a Palacio Nacional justificar la imposibilidad operativa de reducir el
número de delitos relacionados con violencia e inseguridad públicas. Lo
había dicho con insistencia el informador de las Mañaneras, pero ahora
el apresamiento de García Luna lo confirma: durante el gobierno de
Felipe Calderón se actuó en materia de seguridad pública conforme a los
intereses de un cártel, el de Sinaloa, y muchas de las
autoridades, comenzando por el sedicente presidente de la República en
aquel tramo, actuaban en complicidad con grupos expresamente criminales.
¿Se levantarán Calderón y su acompañante principal en la aventura del
nuevo partido, Margarita Zavala, de este golpe seco?
Y, mientras la senadora morenista Soledad Luévano, de Zacatecas, ha
presentado una regresiva propuesta de modificaciones legales para abrir
más puertas a las iglesias y los cultos, ¡hasta mañana!
Twitter: @julioastilleroFacebook: Julio Astillero
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