De La Jornada
Astillero
Julio Hernández López
▲ Los parlamentarios Susana Harp, Ricardo Monreal y Xóchitl Gálvez,
durante la sesión en el Senado en la que el panista Víctor Fuentes
propuso el retorno de la pena de muerte para los culpables de cometer
feminicidio.Foto Cristina Rodríguez
Está convocada en
México una marcha en contra de los feminicidios, la cual se realizará el
próximo 8 de marzo que es el Día Internacional de la Mujer, según
declaratoria de la Organización de las Naciones Unidas. Diversas
organizaciones, activistas y personas a nivel individual están
dispuestas a aceptar ese llamamiento y manifestarse activamente, a la
vez que se organiza una especie de paro nacional femenino para el día
siguiente, 9 de marzo, con la intención de mostrar al país entero lo que
sucedería en ausencia de la participación del segmento femenino.
Los actos programados son producto de la ola de protestas que grupos
de mujeres han expresado en distintos ámbitos y con dispares grados de
energía e incluso violencia. Aun cuando es evidente que un movimiento
con estas características mueve las ambiciones de control de parte de
facciones opositoras al poder presidencial en turno, también resulta
cierto que hay un hartazgo generalizado entre mujeres de los más
distintos estratos sociales, económicos y culturales, a causa de la
cultura machista y sus expresiones criminales que en fechas recientes se
han multiplicado.
Las protestas femeninas en tono alto han generado cambios otrora poco
probables. Varios medios de comunicación están cuidando su narrativa
textual y gráfica, en especial Reforma (que también publica Metro) y La Prensa (este diario, históricamente especializado en la nota roja, ha anunciado un
compromisode revisar su manejo informativo y hacer correcciones), que fueron visitados por comisiones de mujeres inconformes con el tratamiento periodístico dado a hechos lamentables como el asesinato de Ingrid Escamilla.
Irónico resulta que un diario llamado Pásala, de Editorial Notmusa, que publica el deportivo Récord y la revista de espectáculos TVNotas,
entre otros títulos, no hubieran sido tocados por el enojo de las
feministas, a pesar de haber publicado una fotografía terrible del
cadáver mutilado de Escamilla y el título
La culpa la tuvo Cupido, en referencia burlona al himno feminista surgido en Chile desde el colectivo Las Tesis.
El desbordamiento del enojo de mujeres ha generado iniciativas de
reformas legales en un abanico que incluye mayores penalizaciones
(Acción Nacional trata de ganar presencia impulsando pena de muerte; al
oportunismo se ha sumado Manuel Velasco, coordinador de senadores del
partido Verde) y el asentimiento presidencial para crear
fiscalías especializadas en feminicidios. El presidente López Obrador ha
ido moviendo lentamente su posicionamiento sobre el tema, desde el
enojo que le produjeron señalamientos directos de la activista Frida
Guerrera (mujer de izquierda que ha apoyado a López Obrador en distintos
momentos) pasando por el fraseo insustancial al pedir a manifestantes
indignadas que no pinten las puertas de Palacio Nacional, hasta llegar a
un cierto acercamiento discursivo, aún insuficiente y no necesariamente
firme, a las posiciones de las mujeres que se han convertido en el reto
político e ideológico más fuerte de su ejercicio gubernamental,
justamente desde posiciones de izquierda que hacen contraste con el
talante conservador de López Obrador en ciertos temas como los
relacionados con la sexualidad y el feminismo.
Las causas profundas de las protestas de mujeres no habrán de ceder
si los políticos en los distintos poderes creen que medidas cosméticas o
circunstanciales pueden amainar tormentas. Un caso como el de la niña
Fátima Cecilia puede tener un curso de resolución judicial en términos
que hasta ahora parecen aceptables, pero se necesitan políticas públicas
eficaces, concertadas y medibles que vayan disminuyendo los altísimos
niveles de violencia criminal contra las mujeres mexicanas. También será
importante que un movimiento de esta trascendencia se mantenga alejado
de partidismos y del oportunismo desesperado de políticos deseosos de
aprovechar la ola feminista con fines electorales. ¡Hasta el próximo
lunes!
Twitter: @julioastilleroFacebook: Julio Astillero
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