La importancia de los trabajadores de limpia pública.
“Para nosotros no hay contingencia, tenemos que estar a sol y agua”*
Sé que estas líneas poca diferencia harán respecto al escaso reconocimiento que los trabajadores de la basura reciben de la sociedad en general. No obstante, aprovecho este espacio para destacar la importancia de esa labor desempeñada por 587 personas desde la administración municipal y por particulares (pepenadores y carro-motos) y que cotidianamente recorren la ciudad para librarnos de nuestros desechos. Gracias a ellos, la acumulación de basura en las calles NO se vuelve insoportable. A pesar de ello, pocos, muy pocos, reciben un “gracias” o saludo amable del público por creerlos culpables (injustamente) de los tiraderos de residuos dejados en algunas partes de la ciudad. Cómo no reconocer su difícil labor cuando a pesar de la apatía de la población para acatar las disposiciones sobre el manejo y separación de la basura, vuelven a recuperar el animo para continuarla al otro día. Tal como sucede en otros oficios manuales (albañiles, mozos, etcétera) estos son desempeñados, por lo regular, por quienes no tuvieron opción para elegir debido a la profunda inequidad de oportunidades inherente al sistema neoliberal. Yendo más allá de lo material, quienes realizan esas necesarias labores, deberían ser considerados verdaderos triunfadores al no tragarse la infame cultura empresarial de competencia salvaje. La cual, después de crear la pobreza y de manera canallesca culpabiliza y llama “perdedores” a quienes la padecen. Por ejemplo, Don Germán y su equipo son un caso, ellos enaltecen esa dignidad sólo posible en quienes viven de su trabajo, no del robo ni de la estafa.
“Gracias a dios tenemos este trabajo. Es un poco sucio, pero afortunadamente
con las manos limpias llevamos el pan y el sustento a nuestras casas”*
El respetarse asimismo cumpliendo su deber les permite superar la discriminación social sin resentimiento ni emociones destructivas de su sentido existencial. Seguramente habrá quienes desempeñen esos oficio con diligencia incluso con gusto pero esas actitudes no son necesariamente resultado de la educación o capacitación oficiales recibidas sino de los valores inculcados en el hogar.
Como el problema de discriminación va estar ahí por mucho tiempo y la solución integral debe pasar por la sustitución de paradigmas económicos, políticos y educativos, por otros más incluyentes e igualitarios, en estás fechas de “fraternidad navideña” desde casa, comencemos por RECONOCER la importancia de estos trabajadores, saludándolos con afecto y si se puede dar un obsequio, adelante. Otra acción posible es obedecer las instrucciones dadas por el municipios para separar correctamente los residuos en casa y no sacarlos a destiempo. Con ese cumplimiento usted y su familia minimizan la ocurrencia de accidentes laborales, tales como cortaduras de manos, infecciones, caídas de carros y atropellamientos. Evite ofenderlos; no hay satisfacción alguna en hacer daño a otro; al contrario, las actitudes y acciones negativas enferman el cuerpo y el alma. Que estos servidores públicos, al llevarse nuestros residuos se lleven también el aprecio por ello. De ese modo reforzamos los sentimientos vinculados al sentido de la existencia como la esperanza y el respeto; así la angustia o la frustración no determinarán la actitud en ninguna labor.
Le dejo estos datos duros: diariamente Xalapa genera 572 toneladas de basura, 1.2 kilos por personas. El 2% de la ciudad no cuenta con el servicio de recolección. Se logran recolectar 400 t (70%); de estas se reciclan 80, las otras 320 se van al relleno sanitario. La no recolectada (172 t) se queda en las calles, drenajes, lotes baldíos, cunetas, parques, jardines, rincones de la ciudad, básicamente por la irresponsabilidad ciudadana. Hay 437 trabajadores directamente involucrados en la actividad (choferes, ayudantes, barrenderos, relleno sanitario, compostaje e inspectores) y 50 indirectamente (administrativos, talleres y personal de confianza).
Atacar este problema es deber de todos. Resolverlo por completo, manteniendo el modelo sin cambios profundos, es IMPOSIBLE. Pero, aún dentro del sistema depredador de competencia salvaje, podría hacerse mucho involucrando a gobernantes y gobernados en programas educativos y campañas sociales de concientización y sensibilización. En serio, sin simulaciones políticas ni impunidad al aplicar la ley.
* Ramírez Mendoza, Germán. Operador del carro 440, entrevistado.
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