Jorge Salazar García
Puede que se pregunte si valdrá la pena utilizar su valioso tiempo en leer un tema propio de especialistas, incluido en un artículo de opinión. Para convencerlo le digo que el objetivo es proporcionarle información valiosa relativa a la salud, que por su dispersión, se desconoce o se hace inútil. Con ese propósito se puso el empeño en transcribir datos lo más objetivamente posible. Por lo extenso del asunto, este será desarrollado en tres partes. Cada una podrá leerse de manera independiente sin restarle sentido a las otras dos. A modo de aclaración, debe saber que la veracidad de lo expuesto, aunque no es la verdad absoluta, ha sido confirmada en los hechos o por estudios serios.
El conocimiento científico.
Cuando no existía la ciencia como método, la primera y última palabra sobre la existencia la tenían los sacerdotes, magos y soberanos porque decían poseer la VERDAD proporcionada por Dios. No aceptar sus dogmas significaba el destierro, el encierro o el entierro. Cada iglesia o reino buscaba imponer la homogeneidad al mundo conforme a su visión de la realidad, con sangre y fuego, si era necesario, (actualmente, por cierto, el modelo de mercado casi lo consigue). Los permanentes conflictos entre posturas contrarias, en lugar de esclarecer las dudas, profundizaron los fanatismos. Con la llegada del método científico (Galilei-XVII), la verdad objetiva basada en los hechos, comenzó a cambiar lo inamovible. La razón abrió paso a nuevas ideas permitiendo la era de Renacimiento desarrollándose el arte, el comercio, la técnica y la ciencia. El poder feudal fue desplazado por el burgués que revolucionó la política y la economía, prinicpalmente.
A partir de entonces los dueños de las fábricas, ampliando su campo de acción, se dieron cuenta que invierten en investigación, laboratorios y centros de estudios potenciaba la rentabilidad de su dinero. En siglo XX se apropiaron de la ciencia aplicada y de las técnicas psicológicas para convencer a las masas de la bondad de sus productos, dando lugar a los fanatismos de mercado sustentados en la publicidad. Mensajes, comerciales, canciones y videos profusamente propagados han convencido a las masas de que las propiedades cuasi milagrosas de los productos ofertados son VERDADERAS, estar respaldados por la ciencia.
Con dicha estrategia se recuperó del inconsciente colectivo aquella falsa idea de que la CIENCIA poseía la VERDAD ABSOLUTA. Lo cual es erróneo pues contradice su principio de relatividad. Las consecuencias aún causan estragos sociales; los saberes tradicionales se abandonan y el sentido común se sacrifica. De este modo la publicidad hizo adictos a los consumidores de productos industrializados, fomentó el materialismo extremo y el consumo irracional. Este modelo económico, respaldado desde la educación y los medios digitales, hoy tiene comprometidas tanto la salud de millones de personas como la del planeta.
La postverdad
Con el fin de influir en la opinión pública y actitudes sociales, el discurso neoliberal reconfiguró la mentira, para hacerla creíble. Aprovechando el método de condicionamiento operante (Pavlov) y los deseos primarios insatisfechos (Freud), los señores del capital, distorsionan intencionalmente la realidad, manipulan creencias y emociones con propósitos de LUCRO. Sin nada que los detenga logran inducir, mediante un estímulo real o ficticio, la respuesta esperada; pudiendo ser de aceptación, rechazo, miedo al castigo, y sobre todo al envejecimiento y la muerte (Así entrenan a soldados y animales). Son técnicas de psicología aplicadas por profesionales para vender (subliminalmente) soluciones etiquetadas en productos o políticas, que son aceptadas pasiva e irreflexivamente. Este círculo lo cierra la mentira reforzada por políticos, personajes famosos u organismos internacionales prostituidos por dinero. Pero no hay mal que dure 100 años, la gente ya está señalando al mercado como el principal culpable del desequilibrio ecológico y de los miedos y neurosis colectivas que la enferman.
El negocio de la Salud.
El uso criminal de la psicología explica porqué, a pesar de conocer lo pernicioso de la comida chatarra, los padres permiten a sus hijos consumirla desde que son bebés. Víctimas de la manipulación mediática, inconscientemente condenan a sus descendientes al subdesarrollo cognitivo, obesidad, diabetes, hipertensión y demás enfermedades degenerativas detonadas por la ingesta de basura industrializada. Su futuro es depender de los fármacos, de una máquina de hospital o sufrir una muerte prematura. Por supuesto, mientras la calidad de vida de las personas disminuye, las fortunas de las compañías farmacéuticas, aumentan.
Nada es fortuito en este modelo de muerte. Las patentes, hospitales, centros de investigación Universidades, laboratorios y la tecnología de la higiene fueron sistemáticamente privatizados convirtiendo la salud en un negocio de particulares. La medicina así institucionalizada es un ente patógeno. Iván Illich en su obra “Némesis Médica. La expropiación de la salud”(1975) expone tres efectos de los anterior: a) Produce daños superiores a sus posibles beneficios b) Enmascara las condiciones políticas que minan la salud de la sociedad c) Expropian el poder del individuo para curarse a sí mismo y para modelar su ambiente
La medicina del lucro.
Para abreviar se ha dividido la medicina en ALÓPATA y Alternativa-naturista. La primera implica tratamientos invasivos (medicamentos, radiaciones y cirugías) los cuales, frecuentemente, producen efectos colaterales adversos al organismo (Iatrogenia). Si bien reduce con eficacia los síntomas y salva vidas mediante las intervenciones quirúrgicas de emergencia, generalmente las causas (Etiología) de la enfermedad no son combatidas. Su enfoque (somático) es reduccionista, pues considera al cuerpo MATERIA ajena a lo emotivo, a pesar de que Johann Christian A. Heinroth, (Médico alemán 1773 -1843) demostró que las emociones y sentimientos eran determinantes en las alteraciones de la salud. El hecho de que esta medicina convencional este institucionalizada de manera idéntica en todos los países del mundo prueba el dominio de los monopolios sobre los gobiernos.
La segunda clase de medicina agrupa las terapias tradicionales (Acupuntura, Par biomagnético, Digitopuntura, Fitoterapia, etc.), la Homeopatía y los remedios naturales (Herbolaria, Flores de Bach, orina, jugos, plantas, etcétera). Por estar al alcance de todos, no ser invasiva ni cara está siendo secuestrada y/o tachada de ineficaz, charlatana y peligrosa. Naturalmente, y perseguida en todo el mundo.
Los médicos
El principal rol de los galenos en la medicina mercantil es competir por ser los mejores agentes vendedores de la farmacopea trasnacional, mayormente ineficaz y dañina. Las compañías farmacéuticas bloquean su conciencia estimulando su ego a través de las series médicas; alimentan su ambición mediante congresos, obsequios, comisiones, cursos “gratuitos” y reconocimientos a cambio de, ¡claro!, vender la droga “recomendada” en el Vademécum elaborado por los laboratorios farmacéuticos. Su formación profesional básica es tan intencionalmente deficitaria en nutrición que es común ver médicos obesos consumiendo bebidas exageradamente azucaradas, comida chatarra o ingiriendo drogas. Por eso es digno reconocer a los doctores, enfermeras o técnicos de la salud que se niegan a recetar fármacos de dudosa eficacia o elevar las dosis sabiendo que pueden destruir la salud de quien, confiando en ellos, demanda sus servicios. Estos héroes de la salud, al respetar el Juramento de Hipócrates dignifican la profesión, al mismo tiempo condenan, implícitamente, a quienes por oro rubrican sus diagnósticos y recetas con las frases: ¡Viva la iatrogenia!, ¡Viva la muerte!
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