domingo, enero 02, 2022

Partidos, Políticos e INE se hunden en el desprestigio.

Jorge Salazar García.
En este siglo de globalización, pandemias y desastres climáticos, el despertar social también parece amenazar la estabilidad, pero en este caso la del modelo político neoliberal. Cada día más, aún inmersa en la superficialidad y el consumismo, la sociedad cuestiona la democracia sustentada en los PARTIDOS POLÍTICOS. Sus artífices, dirigentes partidistas y políticos, exhiben sin pudor su amasiato con la oligarquía, viviendo un mundo superficial aislado de la realidad. Ambos, con sus excepciones de rigor, ajenos al sufrimiento humano, se hunden en el miasma de su corrupción sin percatarse, como el rey del cuento que presumía ante sus cortesanos vestir bellos ropajes estando desnudo, de su escasa legitimidad social. 
Tales actitudes, cuyo objetivo es vivir del trabajo ajeno, se han vuelto consustanciales al mundo de la política y los negocios. Hoy, debido a la monetización de los valores humanos, parece lógico y “aceptable” el despojo y la violación de los derechos fundamentales de millones de seres humanos. La codicia convertida en el motor de estos “emprendedores”, les concita a buscar el “éxito” aprovechando cualquier oportunidad, sin importar la ley ni los derechos de los demás.

Probablemente, inmersos en su egocentrismo, cada dirigente niegue que la corrupción, los cacicazgos y la antidemocracia predominen en su partido; pero, sin duda reconocerán la existencia de tales vicios en las filas del oponente. Naturalmente, en la pudrición NO todos son iguales, hay matices: algunos partidos tienen perfeccionadas sus técnicas, otros las siguen aprendiendo. La actitud muy bien compartida es el poco interés mostrado públicamente en cambiar las prácticas tradicionales de hacer política. Fuera del marketing, utilizado para ocultar su codicia y limpiar su imagen, no existen planes concretos para recuperar el prestigio perdido. Convenientemente olvidan que lo pútrido no puede extirparse con maquillaje, ni mucho menos conservando lo descompuesto. Al respecto, el premio nobel de literatura,  George Bernard Shaw les dejó un consejo suicida al decirles: “Los políticos y los pañales deben ser cambiados con frecuencia . . . Ambos, por la misma razón” (1856-1950).
Debe suponerse que alguna vez (dirigentes y políticos) tuvieron la sincera intención de SERVIR y hacer lo correcto. Pero atrapados en la parafernalia mediática y los privilegios del poder, terminaron mimetizándose con los expropiadores de la riqueza social. Tamaña transformación es posible gracias a los mecanismos legales y no legales que el Sistema de mercado sembró en las estructuras del Estado. Así homogeniza esa impostura después premiada y reforzada con puestos e impunidades. Por eso encantados respaldan la REELECCIÓN ad infinitum.
Actualmente una cuestión parece estar clara: el sistema de Partidos en México, instituido para mantener el poder, está en crisis. Las leyes que los regulan no fueron creadas para democratizar nada sino para repartir el poder entre cúpulas sin menoscabar privilegios. El argumento de los partidos para negarle al pueblo las facultades de otorgar o eliminar el registro a un Partido, someter a los políticos corruptos a tribunales populares o postular a un ciudadano sin exigírsele requisitos casi insuperables si no pertenece a un partido, es la supuesta inmadurez ciudadana. Con esta falacia, cuando la reforma anterior alcanzó su máximo desgaste, acuerdan la próxima, siempre limitando el poder popular. El modelo, a todas luces antidemocrático, propicia y tolera a los onerosos Partidos incumplir sistemáticamente la esencial OBLIGACIÓN, impuesta en la Ley (Art. 3º, LGPP) de “promover la participación del pueblo en la vida democrática. Hace más de dos siglos David Hume (1711-1776) calificó los partidos como un mal necesario porque fueron concebidos para disputar el poder pacíficamente. El tiempo y las guerras demostraron lo contrario, sólo han servido para dos cosas: “dividir a la humanidad y crear fanatismos”. Habría que agregar una tercera: enriquecer a rufianes.
MORENA conocía la crisis de credibilidad de los partidos, por esa razón originalmente se concibió como movimiento. Lamentablemente en 2014 decidió convertirse en Partido quedando obligado a funcionar con las mismas reglas antidemocráticas. La ambición del poder por el poder, duramente criticada en otros, le hizo caer en negociaciones vistiendo los mismo fétidos ropaje del PRIAN-PRD. Las causas y los principios plasmados en sus Estatutos se fueron a la basura, provisionalmente decía. Sus caciques, bajo la hipócrita premisa de que necesitaba CUADROS para gobernar, marginaron a las bases populares honestas y se vendieron por un plato de lentejas. En tan sólo 7 años de existencia formal logró depurar las técnicas en la designación antidemocrática de candidaturas, perfeccionó la reelección, el dedazo, las negociaciones cupulares y la expoliación de las  prerrogativas. El partido de la “esperanza”, (como el monte de la fábula de Esopo) después de estruendosos ruidos sólo parió un diminuto ratoncito y, muchas ratas dirían los decepcionados. 
Inducida por el sistema padece una división interna profunda e irremediable. Si antes de la próxima sucesión presidencial no se rebelan las bases fundadoras, MORENA quedará totalmente mimetizada con la oligarquía. El PRI tardó 89 años en pudrirse (1929-2018); el PAN lo consiguió en 73 años (1929-2012); el PRD se corrompió en 29 años (1989-2018), a MORENA le bastaron 7 años (2014-2021). 
Respecto a las confrontaciones entre los partidos y el INE, en el fondo son fuegos artificiales lanzados para mantener el río revuelto (consultas, encuestas y pragmatismo electoral) mientras ellos pescan tranquilamente. Podrán aparentar destrozarse por fuera, pero nunca se harán daños significativos entre ellos. Son aliados y actúan en mancuerna en lo esencial; a la tranza le llaman “civilidad”. Ninguno exigirá seriamente la cancelación del registro del otro por incumplimiento la Ley, simplemente porque sería como escupir hacia arriba: ¡TODOS la violan descaradamente!. Juzgue usted si lo anterior es una exageración después de leer el artículo 25 de la Ley General de Partidos Políticos. Entre las OBLIGACIONES legales establecidas, se impone a los partidos: RESPETAR los derechos de los ciudadanos,
OBSERVAR los procedimientos estatutarios al postular candidatos, MANTENER en funcionamiento efectivo a sus órganos estatutarios, RECHAZAR toda clase de apoyos prohibidos por la ley. 
Evidentemente los dirigentes se pasan los Estatutos por … obedeciendo directrices de sus amos. Lo hacen sin pudor alguno, creyéndose protegidos por su caro maquillaje pues, como dijera Jaime Sabines en su poema “Tlatelolco 68”, se creen capaces de transformar la mierda en esencias aromáticas. 
Tarde o temprano muchos renunciarán a MORENA, pues copada como está, no puede ser veta de políticos con vocación de servicio y sentido de Justicia. En las bases militantes honestas e ignoradas está el semillero de gente buena que podría dignificar la POLÍTICA como el arte de servir a los demás. Los insurrectos de MORENA son un buen principio. ¡En hora buena! y ¡Feliz año nuevo!


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