domingo, enero 29, 2023

Pasó en Bolivia y sucedió en Perú: ¿Sucederá en México?


¡Que nos maten a todos; no tenemos miedo!*
Jorge Salazar García.
Rafael Barajas “El Fisgón”** viene advirtiendo, en cuanta oportunidad tiene, la posibilidad de que en México se efectúe un golpe blando para detener la 4T. Leyendo “¿Que está cambiando en Bolivia? (2017), libro del boliviano Juan Carlos Pinto (JCP), se deduce que tal eventualidad está en proceso. Las similitudes de lo que pasó en Bolivia (2019) y Perú (2022) con lo que ocurre en México desde el 2018, no dejan lugar a dudas. 
¿Coincidencias?
Antes de llegar al poder Evo Morales, Pedro Castillo y López Obrador, el control del Estado lo poseían políticos neoliberales, excluyentes, racistas y sumamente corruptos. Lo ejercían beneficiando a los que más tienen generando olas de indignación y protestas que acallaban utilizando a los partidos políticos como aliados para dividir a la población y despojándola de la gestión social. Como los tres presidentes han dicho desear la justicia social, la democracia, la inclusión de los pobres, usando términos considerados subversivos en el neoliberalismo, (revolución, conciencia, soberanía popular, cooperativas, autonomías, pluriculturalidad) han sido clasificados peyorativamente de comunistas y, por tanto, deben ser eliminados sin importar que hayan sido legítimamente electos. Lamentablemente, por razones de pragmatismo económico y estabilidad política, estos gobiernos nacionalistas, se ven obligados a realizar acuerdos con las cúpulas que combatieron, haciendo a un lado, en los hechos, a las organizaciones populares y acotando sus reformas.
Los dirigentes de los partidos que apoyaron a Evo, Pedro y Manuel, no son traidores “per se”, nacen asumiendo un compromiso revolucionario que luego traicionan invadidos por el individualismo y la lucha por espacios de poder (JCP). Parafraseando al autor citado, los partidos carecen de  instancias orgánicas eficientes en la formación política, adolecen de espacios deliberativos desde los cuales el ciudadano controle la gestión social y vigile el cumplimiento de las responsabilidades de los militantes que  ocupan puestos públicos. Las cúpulas  asumen convencidas el lema pragmático de la derecha:  “O nos incorporamos a cualquier precio en el competitivo mundo del mercado o perecemos”. De ese modo frenan el desarrollo político ciudadano, obstruyen la transformación revolucionaria y confunden, convenientemente, la movilización popular con la participación personal de los militantes encumbrados y ”obedientes”. 
La justificación de quienes son llamados a desempeñar un cargo público sin la preparación adecuada, es que ellos mantendrán en funcionamiento el Estado mientras los nuevos actores políticos aprenden. A partir de entonces sólo piensan en conservar la paga y el poder. De tal suerte que su comportamiento continúa siendo neoliberal pues no modifican las relaciones laborales, políticas ni estructurales. Tampoco acaban con la impunidad para mentir, engañar y robar. Increíblemente, estos nuevos burócratas termina creyendo que fueron elegidos por ser los mejores. 
Afirma JCP que para lo gobiernos emanados de acuerdos partidistas, los pobres son votantes y objetos de políticas públicas o sujetos de caridad, y en algunos casos beneficiarios de esas políticas; pero nunca protagonistas de una transformación, porque eso es peligroso para el sistema. Cuando las élites perciben que el pobre comienza a recuperar su identidad y  hablar de emancipación, ponen a velar armas convocando a los mediáticamente enajenados a salvar la patria del comunismo. Es hora de preparar el golpe blando, como en Bolivia.
El asunto que detonó la caída de Evo Morales fue haber realizado acuerdos con China para explotar el Litio ya nacionalizado y producir baterías y autos eléctrico. Un indio desafiaba al imperio poniendo las bases de un desarrollo soberano, con justicia social y reconocimiento a la plurinacionalidad y derechos de la madre tierra. Su error fue no hacer al pueblo protagonista directo de estos cambios y convertirlo en receptor pasivo de apoyos sociales. De ese modo facilitó a la derecha el golpe (2019). O renunciaba o  daba armas al pueblo desatando la guerra civil. La única salida incruenta entonces, del presidente que pretendía “mandar obedeciendo”, fue renunciar.
En Perú, Pedro Castillo, quiso desembarazarse del congreso fujimorista y partidos aliados a la oligarquía local y externa; pero, igual que Evo, sin hacer participe directo al pueblo de los cambios que pretendía. Los neoliberales, previendo que NO prorrogaría las concesiones mineras que en este año vencen conspiraron su destitución con el apoyo de los yanquis quienes necesitan conservar, más que nunca, las fuentes de cobre y tierras raras por razones de seguridad nacional. Es muy probable que, en cuanto aquellas concesiones sean prorrogadas otros 50 años se dé paso a nuevas elecciones. La semana pasada la jefa del comando Sur Laura Richardson, corroboró lo anterior afirmando que de América Latina le importan sus recursos naturales (agua, litio, petróleo, etcétera) y que era “hora de empezar el juego”.
El presidente López Obrador sigue una ruta ecléctica intentando no golpear de lleno al avispero de políticos, charros, caciques, empresarios y dirigentes corruptos. No obstante, al dejarlos dentro de las estructuras burocráticas estatales, su promesa de separar el poder económico del político, quedará incumplida. A pesar de que ni siquiera intentó gravar la riqueza o nacionalizar (totalmente) el Litio, el petróleo ni la electricidad los poderosos le temen, creyendo, tal vez, que en algún momento convoque al pueblo a organizarse desde el barrio, la escuela y el trabajo.
Estrategia del golpe.
Los siguientes pasos son comunes en los golpes blandos: 1) Deslegitimar las fortalezas del proceso de cambio. 2) Relacionar al presidente con la corrupción 3) Generar dudas en el electorado 4) Atacar la vida privada del presidente. 5) Publicar encuestas de popularidad disminuida. 6) Distorsionar y magnificar escenarios de violencia e inseguridad. 7) Generar olvido sobre el pasado neoliberal. 8) Destituir al presidente. Puede observarse que las primeras siete acciones se están implementando en México, sólo falta la última. 
¿Empezó el juego en México? 
Con excepción de los zapatistas, algunos grupos indígenas, maestros democráticos y organizaciones campesinas y estudiantiles, el pueblo de México está desarticulado y no podría enfrentar una asonada derechista. Los votantes esta fraccionados en mil partes, algunos hasta el grado de la polarización gracias al trabajo eficaz de los partidos políticos, corcholatas y aspirantes presidenciales que fomentan convenientemente sus diferencias y fobias. Los éxitos obtenidos en luchas defendiendo aguas, bosques, espacios, autonomías, cultura, minas, etc. generalmente se logran al margen de los partidos y sacrificando vidas.  
Perú está en la picota y es hora de convocar a la solidaridad bolivariana. ¿Cuánta sangre tendrá que derramarse antes que los hermanos peruanos depongan a la usurpadora Dina Boluarte y limpien su congreso de parásitos neoliberales? 
En estos momentos, el heroico pueblo peruano debe ser respaldado por la gente solidaria de México antes de que las matanzas, que ya empezaron, sean generalizadas. ¿Los dejaremos solos?
*Grito de una campesina publicado en la Jornada por Carlos Noriega (25/01/23).
** Caricaturista, autor de más de 50 libros y presidente del Instituto de Formación política de MORENA.


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