lunes, julio 03, 2023

La IA y la naturaleza del hombre.


Jorge Salazar García.
Una de las preocupaciones fundamentales que el desarrollo de la Inteligencia Artificial (IA) en ámbitos tan disímbolos como la ciencia, la filosofía, la economía y la política es determinar en qué medida y sentido nos afectará de no regularse sus aplicaciones. El asunto, tratado en redes, artículos, películas, series, libros y documentales vuelve a ser debatido por científicos, legisladores y por quienes determinan el modelo económico dominante en la presente revolución digital.
Es una preocupación legítima muy distorsionada en las películas futuristas y obras de ciencia ficción dado que culpan a la tecnología de los desastres causados por el capitalismo. Es tan absurdo como culpar a una pistola por la muerte que ocasiona el proyectil. Con esta narrativa conveniente a los capitalistas, estos señores se cubren de impunidad al despedir a millones de trabajadores por la automatización de los procesos productivos.
Aunque los responsables de la crisis planetaria saben que el creciente desempleo aumentará la migración,  los resentimientos y rebeldías, continúan  apropiándose de la riqueza que produce el 99% de la población sobreponiendo su codicia a la vida de millones. Tan grave es el asunto que parte de esa élite, reunida en el Foro Económico Mundial, propuso a los dueños de las corporaciones “humanizar” unilateralmente el sistema capitalista mejorando las condiciones laborales, pagando impuestos y sobre todo estableciendo una renta universal (salario para los desempleados) para mantener el consumo. La mayoría ha hecho caso omiso pero los dueños de la tecnología digital, de los medios de comunicación y la IA ni eso. Al contrario tienen planificada (Agenda 2030) la total reconversión industrial privilegiando la reducción de costos y el aumento de sus ganancias. La propuesta del Foro, no obstante, a todos les ha caído de perlas pues les permite profundizar su modelo de muerte.
Promover la robotización y automatización en empresas y fábricas sabiendo que mandará a la calle a millones de profesionistas, técnicos y trabajadores sin haberse creado otras fuentes de empleo y ocupación es un crimen de lesa humanidad. Cualquier gobierno que justifique la reconversión industrial digital, no grabe la riqueza y establezca la pensión universal como dádiva es un aliado del capital, por omisión o acción. En el colmo del cinismo ahora también divulgan que  la IA podría dominarnos, como si de un ser vivo, superior al humano y autónomo se tratara. 
Cierto, hay máquinas que superan ya algunas capacidades físicas e intelectuales humanas al ser dotadas de autoaprendizaje (mínimos, específicos y programados) pero de ahí a lograr la autonomía de voluntad y sentido existencial propio es sumamente improbable. Con los datos y argumentos aquí expuestos probablemente descubra que lo anterior no es posible. Pero primero habría que definir las variables vida, inteligencia, IA, aprendizaje, conciencia y robot.
Vida
Desde el enfoque de la cibernética, Max Tegmark en su obra “Vida 3.0” la define como un sistema auto replicante “de procesamiento de información (software) que determina tanto su comportamiento como los esquemas para producir su hardware, capaz de mantener y aumentar su complejidad”. En el software se ubicaría la inteligencia. El hardware conformaría las estructuras que soportan al software. 
Inteligencia
El cerebro se compone por redes de neuronas interconectadas cuyas funciones se activan y comunican por medio de procesos electroquímicos (neurotransmisores) haciendo posible a esa capacidad llamada inteligencia, alcanzar objetivos complejos. 
Inteligencia Artificial
Se llama así a la combinación de ceros y unos (cerrado y abierto) con que se diseñan los programas que replicándose (mediante impulsos magnéticos) dotan a los ordenadores de algo parecido a la inteligencia humana. Este código binario empleado para procesar y reproducir información es lo que dio origen a la IA. La cual, aunque tiene objetivos, no son propios sino del programador.
Aprendizaje
Es el proceso mediante el cual se adquieren conocimientos y experiencias sobre la vida, acumulables en la memoria y modificables con el tiempo. Propiedad que posee la materia de reorganizarse. Gracias a la creación de redes neuronales artificiales la IA ha iniciado a desarrollar el aprendizaje automático basado en el conductismo con el cual, mediante recompensas aumenta la posibilidad de repetir o hacer algo nuevo. Al respecto el autor citado afirma: “Los robots son capaces de aprender a nadar, volar, jugar al ping-pong, combatir y realizar otras tareas motrices sin ayuda de programadores humanos” (Vida 3.0). 
Robot
Contrario a lo que se piensa comúnmente un robot no necesariamente debe tener forma humana. Si la tiene, entonces se trata de un androide. Un robot es cualquier dispositivo mecánico capaz de realizar operaciones complejas, generalmente mecánicas. Una impresora 3D, un dron, un armador de autos, una barredora electro doméstica, son ejemplos de robots. Un Ciborg en cambio es un organismo compuesto de partes orgánicas y dispositivos cibernéticos. Una persona con implantes de objetos computarizados, en sentido amplio, es un ciborg. Hasta que el cerebro no sea sustituido completamente mantendrá su conciencia. Y un robot, como se verá más adelante, No puede tener conciencia. 
Conciencia
Tomando elementos de las definiciones de conciencia elaboradas por disciplinas como la filosofía, psicología y ética, resulta ser aquella facultad exclusiva del hombre que le permite realizar acciones  haciéndose responsable de las consecuencias. Es la conciencia la que permite la auto percepción del Yo cuando interactuamos con la realidad después de percibirla. Por esa razón el neurocientífico alemán Christof Koch, la concibió como una experiencia subjetiva que vive en el pasado, pues interpretamos y procesamos la realidad 4 segundos después de haberla percibido. Lo extraordinario es que en ocasiones reaccionamos antes de ese tiempo como cuando evadimos un golpe. Esto es posible gracias al instintivo procesamiento inconsciente de la información captada. La responsabilidad es una categoría subjetiva que nos remite a la Ética, el bien y el mal. Lo cual nos conduce a preguntarnos si una máquina puede hacer daño con intención o es empática por voluntad propia. Aún suponiendo se le dotara de un programa que le hiciera auto percibirse como máquina ¿Podría llamarse a esta autopercepción “conciencia”? 
Dando por hecho que una máquina (robot) generara conciencia, sin duda adquiriría el sentido de responsabilidad que lo conduciría a tomar decisiones ajenas a las que le fueron programadas. La consecuencia es que tarde o temprano, al ir acumulando experiencias y conocimientos copiadas del acervo mundial, aquellas le conducirían a actuar conforme a la naturaleza humana, finalmente. Entonces, aceptando que la naturaleza del hombre es ser bueno (respetar la vida, procurar la armonía, la justicia y la libertad) el robot se volvería contra sus creadores y acabaría con el sistema capitalista cuya esencia es la maldad. Resultando que la inteligencia artificial en lugar de ser el demonio que nos dominara, se sumaría a la gente buena.  Lamentablemente, parece que eso lo saben sus dueños y por esa causa jamás soltarán, por las buenas, el control de la tecnología ni detendrán su demonización. Tienen claro que el conocimiento libera y es subversivo. ¿A quién explotarían? Por todo lo anterior la política neoliberal se centra en mantener la ignorancia, la estupidización, el consumismo y su perverso modelo educativo basado en “competencias.”
Adelantando, en el próximo articulo se expondrán las razones del porqué un robot  no puede  ser dotado de conciencia por medio de la IA.





No hay comentarios:

Publicar un comentario