De al Calor Político
Al Pie de la Letra
Por: Raymundo Jiménez
23/04/2012
La semana pasada no fue nada apacible para el titular de la Secretaría de Educación de Veracruz (SEV), Adolfo Mota Hernández.
La noche del martes 17, por ejemplo, el ex diputado federal y ex dirigente estatal del PRI acudió en representación del gobernador Javier Duarte de Ochoa a la inauguración de la Universiada Nacional 2012 en el estadio xalapeño “Heriberto Jara Corona”, y según cuentan quienes estuvieron en dicho evento, el funcionario estatal se habría llevado un sonoro abucheo.
Y, el viernes 20, Mota tuvo que desactivar la toma de las instalaciones del Centro de Desarrollo Infantil de Xalapa, pues los padres de familia –que son empleados de la propia Secretaría de Educación de Veracruz– protestaron principalmente porque la SEV le suspendió de manera injustificada a este CENDI la dotación de alimentos para sus hijos, que en total suman alrededor de 250 infantes de 45 días de nacidos hasta los seis años de edad.
El titular de la SEV y sus colaboradores se apresuraron a resolver este conflicto no sólo por la coyuntura electoral sino porque es la punta del iceberg de una serie de anomalías que desde el sexenio pasado se vienen encubriendo en ésta y otras áreas más del sector educativo, y que seguramente desconocen el jefe del Poder Ejecutivo del estado y su esposa Karime Macías como presidenta del Sistema Estatal del DIF.
En Veracruz se siguen solapando situaciones realmente aberrantes precisamente como el de la alimentación de los hijos de los empleados de la SEV que asisten a los CENDIs, donde se les proporciona educación inicial a lactantes y maternales cuyas edades van de los 45 días hasta los tres años de edad, y educación preescolar a los de tres y menores de seis años.
En total son cinco los Centros de Desarrollo Infantil que funcionan en la entidad. El más numeroso es el de la capital del estado. De ahí le siguen los del puerto de Veracruz y Tuxpan, que atienden aproximadamente cien niños cada uno, y los de Orizaba y el puerto de Coatzacoalcos con una población infantil de 75, respectivamente.
Para los CENDIs y la educación no escolarizada, la SEV recibe anualmente de la Federación alrededor de 5 millones de pesos. De éstos, para los desayunos y las comidas de los 600 pequeños hijos de sus empleados, la Secretaría a cargo de Mota destina regularmente 20 pesos durante los 20 días hábiles de cada mes, cuando otras entidades con presupuestos menores a los de Veracruz aportan para este rubro específico prácticamente el doble: de 36 a 40 pesos por infante.
El pasado viernes, los empleados de la SEV tomaron las instalaciones del CENDI de Xalapa porque la dependencia estatal no les había depositado los cien mil pesos que cada mes debe aportar sólo para la alimentación de sus hijos. Según denunció Ricardo Ballester Guiot, presidente de la asociación de padres de familia, en lo que va del año únicamente han recibido alrededor de 66 mil pesos, por lo que ellos han tenido que cooperar para pagar el suministro del gas y a algunos proveedores de alimentos que de plano dejaron de abastecerlos.
“Ese recurso no pasa por la sociedad de padres, únicamente es a través de la Dirección (de Educación Inicial), la Secretaría con la Dirección, pero los afectados somos nosotros y los niños. Todo esto altera la dinámica familiar, los niños tienen que traer un lunch de casa”, declaró en entrevista Ballester Guiot, quien se quejó también de que este CENDI, ubicado en la colonia Ferrer Guardia, no cuenta con una barda perimetral y tampoco con la persona que estaba encargada de la vigilancia, pese a la inseguridad y los hechos de violencia registrados recientemente en esa zona.
Pero el CENDI de Xalapa no es el único que enfrenta este tipo de situaciones. En el del puerto de Veracruz, por ejemplo, durante meses estuvo descompuesto el único refrigerador donde se guardaban los alimentos de los niños; en el de Coatzacoalcos, el transformador que lo abastecía de electricidad se echó a perder pero la SEV nunca atendió el problema sino que fue Lupita Félix de Theurel, titular del DIF municipal, la que reaccionó al clamor de los padres de familia; y, en Tuxpan, cada vez que llueve y crece el río se inunda el edificio además de que el lodo se filtra a las cisternas.
Los empleados de la SEV que tienen a sus hijos en los CENDIs dicen ignorar el destino de los recursos federales que para esta área de Educación Inicial ha recibido la dependencia a cargo de Mota.
Pero este problema, en realidad, proviene desde el sexenio anterior. En 2008, por ejemplo, el gobierno de Veracruz recibió de la Federación alrededor de 8 millones de pesos destinados al Programa para el Fortalecimiento de la Educación Temprana y el Desarrollo Infantil, los cuales eran recursos que debieron canalizarse para acondicionar, ampliar y rehabilitar los edificios de los CENDIs y capacitar al personal que los atiende.
En Veracruz, por lo que se ve, no se aprovecharon bien esos recursos. Es más, ha trascendido que la mayoría de los CENDIs no cuenta siquiera con personal suficiente pese a que las plazas han sido cubiertas en su totalidad. Se sabe de algunos trabajadores que están oficialmente asignados a estos Centros de Desarrollo Infantil pero laboran en otras áreas de la SEV.
Pero el de la Educación Inicial no es el único caso preocupante en esta secretaría de despacho. Y es que actualmente se están difundiendo por internet serias críticas al Programa de Escuelas de Tiempo Completo que encabeza Carlos Edher Pérez López, esposo de Lisbeth Mota Hernández, hermana del titular de la SEV.
Pérez López, quien es licenciado en Educación Especial egresado de la Escuela Normal Veracruzana “Enrique C. Rébsamen” –cuyos compañeros de generación no han dado excelentes referencias de él–, recibió el año pasado casi 77.5 millones de pesos para desarrollar este programa que en el presente ciclo escolar incluye a 197 escuelas pero cuya meta en el presente sexenio es abarcar a 600 planteles educativos.
Según sus detractores, este programa estaría siendo un fiasco, pues acusan que existe no sólo simulación y opacidad sino que al igual que en los CENDIs se estarían desviando presuntamente los recursos destinados a la alimentación de los alumnos.
Esperemos que esto no sea verdad, aunque que ya vimos que no ha habido muchos escrúpulos para atentar contra los lactantes y los de edad maternal que son hijos de los propios empleados de la SEV.
La noche del martes 17, por ejemplo, el ex diputado federal y ex dirigente estatal del PRI acudió en representación del gobernador Javier Duarte de Ochoa a la inauguración de la Universiada Nacional 2012 en el estadio xalapeño “Heriberto Jara Corona”, y según cuentan quienes estuvieron en dicho evento, el funcionario estatal se habría llevado un sonoro abucheo.
Y, el viernes 20, Mota tuvo que desactivar la toma de las instalaciones del Centro de Desarrollo Infantil de Xalapa, pues los padres de familia –que son empleados de la propia Secretaría de Educación de Veracruz– protestaron principalmente porque la SEV le suspendió de manera injustificada a este CENDI la dotación de alimentos para sus hijos, que en total suman alrededor de 250 infantes de 45 días de nacidos hasta los seis años de edad.
El titular de la SEV y sus colaboradores se apresuraron a resolver este conflicto no sólo por la coyuntura electoral sino porque es la punta del iceberg de una serie de anomalías que desde el sexenio pasado se vienen encubriendo en ésta y otras áreas más del sector educativo, y que seguramente desconocen el jefe del Poder Ejecutivo del estado y su esposa Karime Macías como presidenta del Sistema Estatal del DIF.
En Veracruz se siguen solapando situaciones realmente aberrantes precisamente como el de la alimentación de los hijos de los empleados de la SEV que asisten a los CENDIs, donde se les proporciona educación inicial a lactantes y maternales cuyas edades van de los 45 días hasta los tres años de edad, y educación preescolar a los de tres y menores de seis años.
En total son cinco los Centros de Desarrollo Infantil que funcionan en la entidad. El más numeroso es el de la capital del estado. De ahí le siguen los del puerto de Veracruz y Tuxpan, que atienden aproximadamente cien niños cada uno, y los de Orizaba y el puerto de Coatzacoalcos con una población infantil de 75, respectivamente.
Para los CENDIs y la educación no escolarizada, la SEV recibe anualmente de la Federación alrededor de 5 millones de pesos. De éstos, para los desayunos y las comidas de los 600 pequeños hijos de sus empleados, la Secretaría a cargo de Mota destina regularmente 20 pesos durante los 20 días hábiles de cada mes, cuando otras entidades con presupuestos menores a los de Veracruz aportan para este rubro específico prácticamente el doble: de 36 a 40 pesos por infante.
El pasado viernes, los empleados de la SEV tomaron las instalaciones del CENDI de Xalapa porque la dependencia estatal no les había depositado los cien mil pesos que cada mes debe aportar sólo para la alimentación de sus hijos. Según denunció Ricardo Ballester Guiot, presidente de la asociación de padres de familia, en lo que va del año únicamente han recibido alrededor de 66 mil pesos, por lo que ellos han tenido que cooperar para pagar el suministro del gas y a algunos proveedores de alimentos que de plano dejaron de abastecerlos.
“Ese recurso no pasa por la sociedad de padres, únicamente es a través de la Dirección (de Educación Inicial), la Secretaría con la Dirección, pero los afectados somos nosotros y los niños. Todo esto altera la dinámica familiar, los niños tienen que traer un lunch de casa”, declaró en entrevista Ballester Guiot, quien se quejó también de que este CENDI, ubicado en la colonia Ferrer Guardia, no cuenta con una barda perimetral y tampoco con la persona que estaba encargada de la vigilancia, pese a la inseguridad y los hechos de violencia registrados recientemente en esa zona.
Pero el CENDI de Xalapa no es el único que enfrenta este tipo de situaciones. En el del puerto de Veracruz, por ejemplo, durante meses estuvo descompuesto el único refrigerador donde se guardaban los alimentos de los niños; en el de Coatzacoalcos, el transformador que lo abastecía de electricidad se echó a perder pero la SEV nunca atendió el problema sino que fue Lupita Félix de Theurel, titular del DIF municipal, la que reaccionó al clamor de los padres de familia; y, en Tuxpan, cada vez que llueve y crece el río se inunda el edificio además de que el lodo se filtra a las cisternas.
Los empleados de la SEV que tienen a sus hijos en los CENDIs dicen ignorar el destino de los recursos federales que para esta área de Educación Inicial ha recibido la dependencia a cargo de Mota.
Pero este problema, en realidad, proviene desde el sexenio anterior. En 2008, por ejemplo, el gobierno de Veracruz recibió de la Federación alrededor de 8 millones de pesos destinados al Programa para el Fortalecimiento de la Educación Temprana y el Desarrollo Infantil, los cuales eran recursos que debieron canalizarse para acondicionar, ampliar y rehabilitar los edificios de los CENDIs y capacitar al personal que los atiende.
En Veracruz, por lo que se ve, no se aprovecharon bien esos recursos. Es más, ha trascendido que la mayoría de los CENDIs no cuenta siquiera con personal suficiente pese a que las plazas han sido cubiertas en su totalidad. Se sabe de algunos trabajadores que están oficialmente asignados a estos Centros de Desarrollo Infantil pero laboran en otras áreas de la SEV.
Pero el de la Educación Inicial no es el único caso preocupante en esta secretaría de despacho. Y es que actualmente se están difundiendo por internet serias críticas al Programa de Escuelas de Tiempo Completo que encabeza Carlos Edher Pérez López, esposo de Lisbeth Mota Hernández, hermana del titular de la SEV.
Pérez López, quien es licenciado en Educación Especial egresado de la Escuela Normal Veracruzana “Enrique C. Rébsamen” –cuyos compañeros de generación no han dado excelentes referencias de él–, recibió el año pasado casi 77.5 millones de pesos para desarrollar este programa que en el presente ciclo escolar incluye a 197 escuelas pero cuya meta en el presente sexenio es abarcar a 600 planteles educativos.
Según sus detractores, este programa estaría siendo un fiasco, pues acusan que existe no sólo simulación y opacidad sino que al igual que en los CENDIs se estarían desviando presuntamente los recursos destinados a la alimentación de los alumnos.
Esperemos que esto no sea verdad, aunque que ya vimos que no ha habido muchos escrúpulos para atentar contra los lactantes y los de edad maternal que son hijos de los propios empleados de la SEV.
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