De La Jornada
Laura Poy Solano
Domingo 22 de julio de 2012, p. 9
Domingo 22 de julio de 2012, p. 9
Dos meses después de su surgimiento, el movimiento #YoSoy132 enfrenta el reto de avanzar en su consolidación, así como alcanzar vinculación con otras organizaciones sociales, pero
En el caso del Frente de Pueblos en Defensa de la Tierra de San Salvador Atenco, el Sindicato Mexicano de Electricistas o la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación, explicaron, se trata de colectivos sin diluirse ni perder sus propios mecanismos de protesta social, afirmaron expertos. Es urgente, destacaron, que genere mecanismos internos para
enfrentar las descalificaciones que vienen de fuera y que busca etiquetarlo como violento o radical...
consolidados, por lo que corre el riesgo de ser absorbido, y debe marcar y sostener las diferencias en sus formas de protesta social.
Alfredo Nateras Domínguez, del departamento de Sociología de la Universidad Autónoma Metropolitana y especialista en identidades juveniles, indicó que para el colectivo juvenil
es clave no perder su rostro ni tampoco dejarse diluir por otros movimientos, que en el imaginario social están más cerca de acciones radicales; hasta ahora ha demostrado que ninguna de sus acciones es violenta, que son apartidistas y no tiene líder alguno.
En dos meses, agregó, #YoSoy132 ha
alcanzado muchos éxitos como abrir la discusión sobre la urgencia de democratizar los medios de comunicación, cambiar el ánimo del proceso electoral, lograr un tercer debate y que sus integrantes fueran incluidos por el Instituto Federal Electoral como observadores. Le imprimieron frescura y creatividad a la discusión electoral, pero lo relevante es que lograron construirse como sujetos y actores sociales. Acabaron con la falsa etiqueta de que los jóvenes son apáticos políticos y sociales.
Sin embargo, señaló, aún enfrenta retos:
su consolidación como movimiento social, desarrollar mayor capacidad de respuesta ante los ataques, pero sobre todo generar sus propios mecanismos para afrontar su enorme diversidad ideológica para que no sea un factor que acabe por rebasarlo.
José Manuel Valenzuela, sociólogo del Colegio de la Frontera Norte, experto en identidades juveniles y movimientos sociales, advirtió que el riesgo de ser estigmatizado como
radical y violentoes parte de la narrativa oficial contra los movimientos sociales que
muchas veces se usa como una cortina de humo para criminalizar la protesta social. Lo constatamos en la luchas estudiantiles de 1968 y 1971, cuando se dijo hasta el cansancio que eran infiltrados, comunistas y delincuentes.
El contexto nacional en el que nace #YoSoy132, indicó, es un país donde el miedo se ha interiorizado, en el que los muertos y desaparecidos se cuentan por miles, donde la precarización de la condición juvenil está presente en la educación, el empleo y la calle.
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