miércoles, noviembre 28, 2012

Propósitos de nuevo sexenio


De Zócalo Saltillo
Campos Elíseos
Katia D'Artigues

Cayó el cerco
Los inicios de sexenio, querido lector/lectora, me recuerdan a los propósitos de Año Nuevo. Ante el inicio de una nueva página en la historia del país, como cuaderno que se estrena, nuestros políticos nos prometen cada seis años que ahora sí —de veras, de veritas— todo cambiará. 

Envueltos en la sabiduría que da hacer un análisis de cosas que ya pasaron, es común escuchar a muchos decir: “Ahora sí vamos a lograr grandes cambios y acuerdos porque (elija usted su opción)...” 
a) La cínica: porque si no sería el último sexenio que este partido _____ tendrá en el poder. Cambiamos o nos cambian. 

b) La facilista: porque el partido que deja el poder ____ está tan corrompido que sólo con ser bien intencionados todo lo arreglamos en 15 minutos. 
c) La de real politik con dejo de soberbia: porque nosotros sí sabemos cómo lograr acuerdos, no como estos improvisados que nos ganaron el poder porque sí, nos pasamos, pero ya aprendimos… O eso decimos. 

d) La aspiracional y patriota: en serio nos importa lo mejor para el país. 
e) Otra: __________________________ 
La cosa es que igualito que cada vez que empieza un nuevo año, nos prometemos que ahora sí vamos a hacer ejercicio, dejar de fumar, bajar de peso, leer más, ser puntal, ahorrar… o lo que es lo mismo, pero no es igual: Llegar a acuerdos, aprobar las reformas que este país necesita (desde hace dos décadas), debatir temas respetando nuestras diferencias pero dialogando, pero sobre todo, ahora sí… ¡vamos a hacer un GRAN pacto nacional! 
Que ahora sí hay “voluntad política”, ese bien tan escaso en nuestra realidad nacional… 

Ayer martes pensaba en esto mientras escuchaba que Gustavo Madero, el presidente del PAN, echaba las campañas, digo, las campanas al vuelo y decía que ahora sí, de a de veras, íbamos por el “El Pacto de la Moncloa” y para arriba porque ya los tres partidos políticos más importantes —PRI, PAN y PRD, o una parte de éste— se han puesto de acuerdo de la noche a la mañana. 

Como propósito de Año Nuevo y el compromiso de levantarme todos los días temprano a hacer ejercicio y comer cosas sanas, comprar sólo que necesito y ahorrar. 

Además, siempre es el espíritu del Pacto de la Moncloa, quizá por nuestra sangre hispana y también porque ¡bueno! fue un momento histórico inspirador que logró que España saliera adelante al terminar una dictadura con el acuerdo de todas las fuerzas pero bajo el poder moral del rey Juan Carlos I. 

Y yo no quiero echarle a perder la ilusión a nadie, ¡en serio!, pero sólo me permito apuntar que esto suena a déjà vu sobre déjà vu… o la confirmación de que Nietzsche tiene razón y vivimos en un “eterno retorno”. 

Lo escuchamos en 1995, cuando las reuniones de los líderes de los partidos políticos en la famosa Casa de Barcelona. Por un lado estaba Emilio Chuayffet, secretario de Gobernación, y por otro los lideres de los partidos, Porfirio Muñoz Ledo y Carlos Castillo Peraza. 

Algo parecido escuchamos en 2001, en los inicios de la presidencia de Fox. Lo firmaron los ocho partidos políticos de entonces. 

También pasó en el 2005, en vísperas de otra elección, nada menos que Carlos Slim, inspirado en, precisamente El Pacto de la Moncloa, y asesorado por su amigo Felipe González, provocó algo similar en el Castillo de Chapultepec. Lo firmaron un millón 200 mil actores políticos. 

Ayer escuchaba a Manlio Fabio Beltrones recordar otra forma de hacer algo así. 
Sí fue mediante un acuerdo pero promovido desde la entonces todavía Presidencia Imperial de Carlos Salinas y tras el desastre de las cuestionadísimas elecciones de 1988. 

Salinas fue lo suficientemente inteligente como para saber que había que dar mucho a cambio de lograr cierta credibilidad y lo hizo. 

Así nació el IFE y el Tribunal Electoral, la credencial para votar con fotografía… Se hizo política, pero también en un tiempo en el que el PRI aún tenía mayoría en el Congreso (la habría de perder hasta 1996 o 1997) y no existía internet ni esos medios llamados redes sociales que influyen en los medios tradicionales (y que sabe usar mejor la izquierda). 

Otro inicio del que fuimos testigos ayer fue de la primera reunión entre dos presidentes electos: Enrique Peña Nieto y Barack Obama. ¿Y cómo le fue al próximo presidente de México? Se lo digo en la edición online de esta columna, además de la caída de la “Muralla de San Lázaro” y el memorial que sigue sin 
inaugurarse. 
katia.katinka@gmail.com

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