De Sin Embargo Mx
septiembre 16, 2015
- 00:42h
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–Con información de Sergio Rincón
Ciudad de México, 16 de septiembre (SinEmbargo).– Pese al llamado a
la fiesta; pese a que días antes la Presidencia de la República anunció
una noche austera en solidaridad con los mexicanos por su maltratado
poder de compra; pese a la tradición del acarreo, el Presidente Enrique
Peña Nieto no quedó exento de un coctel de gritos que distó de la
celebración. De las gargantas reunidas ayer en el Zócalo capitalino
salieron muchos: “¡Fuera Peña!” y también otros: “¡Nos faltan 43!” y
“¡Renuncia!”
Cuando daba su Grito, un letrero pintado sobre camisetas blancas fue
levantado por varias personas. Decía: “Peña Asesino”. La transmisión
televisiva, a cargo de la Presidencia de la República, no pudo evadir al
mensaje teñido de azul y rojo. En Twitter fue informado que el
estudiante de la Universidad Autónoma Metropolitana, Julio Marcel, fue
uno de quienes había alzado esas letras. Fue detenido y a las horas,
liberado.
Por las calles aledañas al Zócalo, sin ser aún media noche, quienes
volvían del Grito pisaron el mismo letrero de “Peña asesino”. Los pasos
revolcaron a las letras. Pero no era una multitud. Anoche, los
convocados a la fiesta de Independencia formaban filas de pocos metros,
muy diferentes a las de otros años que lograban abarrotar el Centro
Histórico de la capital mexicana con tal de lanzarle vivas a la patria.
La promesa fue La Arrolladora Banda El Limón de René Camacho; pero ni
esta agrupación de tuba y trompetas logró arrollar. Por el contrario,
en las redes sociales, empezaron a llamarle “La Acarreadora”.
Llegó el Tercer Grito. La mitad del sexenio. Y Peña Nieto con la
sombría estela de ese 39 por ciento reprobatorio que le dan las
encuestas de aceptación, arenga a los héroes patrios en su traje negro
con corbata a rayas grises. Un grito muy breve, como ha sido su
costumbre. El de ayer no alcanzó el medio minuto. “Mexicanos: ¡Vivan los
héroes que nos dieron Patria y Libertad! ¡Viva Hidalgo! ¡Viva Morelos!
¡Viva Josefa Ortiz de Domínguez! ¡Viva Allende! ¡Viva Aldama! ¡Viva
Galeana! ¡Viva Matamoros! ¡Viva la Independencia Nacional! ¡Viva México!
¡Viva México!”.
Y algunos le responden. Pero otros, no. Entonces, surge la batalla
por sobreponer las voces; unas quieren decir ¡Viva! Otras insisten en el
¡Fuera! El caso es que en 2015 el ¡Viva México! -el nacimiento de un
país- no es unánime y se va perdiendo, confuso, revuelto, enredado.
Hay un momento preciso en que la esposa del Presidente, Angélica
Rivera Hurtado, lo toma de la mano. Parece la señal para que inicie el
espectáculo de juegos pirotécnicos mientras suena La Bamba. Acto
seguido, aparecen en el balcón, los seis hijos de ambos. La esposa del
Presidente seleccionó a Alejandro Carlín para que le diseñara el vestido
aperlado con cruz en el pecho en el que está enfundada. Es el mismo
autor del vestido rosa que portó para su encuentro con los Reyes de
España, Felipe y Letizia, y que fue objeto de memes en las redes
sociales por su exceso de tela.
En los Gritos anteriores, el Presidente Peña tuvo que atender las
contingencias de los huracanes que destrozaron parte del norte y sur del
país. Pero esta noche está pasando a la Historia por ser distinta: ni
siquiera hace frío. Y en ningún confín de México hay tormenta.
Aun así, nada los detiene. El Presidente y su familia se van. Y todo termina.
***
Vieja y anquilosada, invención del Partido Revolucionario
Institucional (PRI), la tradición de acarrear a hombres y mujeres para
llenar espacios públicos anoche no funcionó. El Grito dejó de ser la
noche mexicana. Si el Zócalo es un termómetro de la alegría del pueblo,
si esta fecha es la más festiva de las que ocurren en México, si se
trata de sacar el alma del pecho pintado de tricolor, ayer esos
protocolos quedaron derrumbados.
Las decenas de autobuses del Estado de México apostados en Palma,
frente al legendario negocio de trastes Anforama y el restaurante El
Cardenal, apenas llevaron gente suficiente para pintar la plancha del
Zócalo. Los elementos de la Policía Federal decomisaron todo lo
decomisable: botellas de tequila o paraguas. Así hacen montones de cosas
que quedan debajo de las bandas de seguridad, entre sus pies.
En la calle de 16 de Septiembre, la fila apenas es de ocho metros y
ya son las nueve de la noche, la hora en que La Arrolladora Banda El
Limón de René Camacho está citada. Tras días de polémica y un llamado en
las redes sociales para que suspendieran su actuación, la agrupación
sinaloense abre con canciones de amor, o de desamor, como desee verse y
sentirse. “Corazón de piedra” es una.
“Quisiera nunca haberte conocido y jamás haber probado de tus besos.
Quisiera haber nacido en otro siglo y así evitar el daño que me has
hecho”.
Faltan tres horas para que el Primer Mandatario grite “¡Viva México!”
Y aquí nadie está bailando. Ni suenan los silbatos ni las cornetas. No
parece un concierto de La Arrolladora que suele llenar palenques y
estadios. De hecho, han seleccionado un repertorio diferente al de esos
corridos que a veces cuentan hazañas de legendarios narcotraficantes u
hombres de la Revolución. Moderatto tocó antes y tampoco logró respuesta
para su “¡Viva México: cabrones!” De frente, el rostro de Josefa Ortiz
de Domínguez, “La Corregidora”, dibujado con lucecitas de colores.
Parece cosa de otro mundo, este Grito.
Sin precedentes, días antes de la conmemoración del inicio de la
guerra con la que México obtuvo su independencia de la corona española,
la Presidencia de la República difundió que la noche sería austera. De
modo que suspendió la cena con la que antes agasajaba a invitados con
generosos platillos nacionales evolucionados a gourmet.
Algunos funcionarios, de manera anónima, explicaron que se deseaba
enviar un mensaje de que en tiempos de recesión económica, el ahorro
prevalece; sobre todo porque el Jefe del Ejecutivo está por entregar el
paquete económico 2016 que incluye reducciones en varios rubros.
Las noches del Grito de Independencia del Presidente Enrique Peña
Nieto costaron en los años anteriores, 20 millones de pesos cada una, de
acuerdo con peticiones a la Presidencia de la República a través del
Instituto Federal de Acceso a la Información y el Portal de Obligaciones
y Transparencia (POT).
En 2013, la organización del Grito de Independencia le costó a los
mexicanos 17 millones 422 mil 783 pesos con cuatro centavos. La
Presidencia de la República reportó esa erogación en el POT como
“Servicio integral para la organización del evento: Conmemoración del
Grito de Independencia de México” bajo el contrato AD-062-056-13 y fue
una licitación directa para la empresa Actidea S.A. de C.V.
El Segundo Grito del Presidente Enrique Peña Nieto quedó a cargo del
mismo consorcio y el pago fue 10 por ciento mayor debido a la inflación y
a “un valor agregado en la sofisticación”, sin que hasta ahora haya
sido revelado a través de ese portal cibernético construido en 2002 al
amparo de la Ley de Transparencia para poner luz en las adquisiciones
del gobierno federal, entre otras funciones.
El tercer Grito de Peña Nieto quedó a cargo de la misma empresa y
costará 30 por ciento menos que el año pasado, según fuentes cercanas al
evento.
“No somos acarreados. Somos invitados especiales”, coreaba desde
temprano un grupo de hombres y mujeres que descendieron de los camiones
apostados en Palma. Acaso es un nuevo término acuñado esta noche. Como
sea, no fueron suficientes. Por eso, don Ramón Ventura, de 76 años, que
vino desde Iztapalapa, se pregunta: “¿Y a partir de ahora, así va a ser
esto, o qué?”
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