septiembre 30, 2015
- 16:36h
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Alex. Estuvo en el autobús. Foto: Francisco Cañedo, SinEmbargo
El Secretario de Gobernación dijo ayer que en el quinto autobús no venían estudiantes. El GIEI dice que sí había; también los normalistas que estaban en él la noche trágica.
Ciudad de México a 30 de septiembre (SinEmbargo).- Alex, uno de los
14 sobrevivientes del quinto autobús que fue “borrado” por la
Procuraduría General de la República (PGR), llamó al Secretario de
Gobernación Miguel Ángel Osorio Chong a ir a Ayotzinapa para
entrevistarse con los normalistas que estuvieron en la unidad la noche
trágica del 26 de septiembre de 2014 en Iguala y sobrevivieron a las
balas y la persecución de policías federales y municipales.
“Que venga a la escuela, aquí estamos todos los sobrevivientes, salvo
dos que ya salieron. Los demás pueden confirmar lo que yo dije y lo que
dijeron los expertos”, dijo Alex.
El joven normalista era estudiante de primer grado cuando ocurrieron
los hechos y narró a SinEmbargo hace una semana lo que vivió aquella
noche del 26 y la madrugada del 27 con otros 13 jóvenes, cuando fueron
detenidos por la policías municipales frente al Palacio de Justicia de
Iguala y luego perseguidos a punta de balazos por federales.
Ayer Osorio Chong negó ante senadores que en el quinto autobús
hubiera estudiantes, a pesar de que los testimonios recabados tanto por
periodistas como por expertos internacionales establecen que sí.
Estudiantes de la Escuela Normal Rural de Ayotzinapa, sobrevivientes
de la tragedia, brindaron testimonios de que estuvieron en un quinto
autobús que fue desalojado por policías. Otros testimonios del Grupo
Interdisciplinario de Expertos Independientes (GIEI) de la Comisión
Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) confirmaron que incluso los
estudiantes que salieron de ese quinto autobús vagaron toda la noche,
perseguidos por agentes, y sobrevivieron.
El reporte de los expertos internacionales da hora y nombre de
testimonios e incluso habla de civiles que dieron asilo a esos
estudiantes mientras eran acosados. Al menos uno de esos estudiantes ha
hablado con la prensa.
Fuentes consultadas por SinEmbargo revelaron que varios de los
normalistas sobrevivientes declararon ante la PGR los hechos sobre el
quinto autobús, en presencia del grupo de expertos de la CIDH.Es decir,
en el expediente de la PGR sobre el caso Ayotzinapa, están las versiones
de los estudiantes que Osorio Chong parece negar.Pero una comunicación
de hoy mismo, la Secretaría de Gobernación aclaró a SinEmbargo que
el titular se refería a que en ese camión no viajaban los 43
normalistas desaparecidos, aunque la transcripción y lo dicho ante
legisladores sugieran otra cosa.
–¿Está mintiendo Osorio Chong?, se le preguntó a Alex, uno de los sobrevivientes.
–Sí, pues sí. Por algo no quieren que salga a la luz ese autobús, la historia de lo que pasó esa noche, contestó.
“En ese informe [del GIEI] se mencionaba el autobús número 5, pero
además dentro del expediente que obra en manos de la Procuraduría
General de la República, se señala el autobús número 5, al que usted
hace referencia. Y ahí mismo se señala que nunca hubo un estudiante que
estuviera en algún momento dentro de este autobús”, dijo el Secretario
de Gobernación a senadores.
Durante su comparecencia en el Senado de la República, el titular de
la Secretaria de Gobernación (Segob) indicó que el autobús que se
menciona en el Informe del GIEI, presentado el pasado 6 de septiembre,
se señala también dentro del expediente que obra en mano de la
Procuraduría Genera de la República (PGR).
Alex, el sobreviviente del quinto autobús, afirmó que él
personalmente fue uno de los normalistas que declaró el 27 de septiembre
por la mañana lo sucedido aquella noche ante la Procuraduría General de
Justicia de Guerrero y ante personal que identifica como de “derechos
humanos”. Ellos se quedaron con copias de todas las declaraciones y
documentos.
El sobreviviente aseguró que él y otros tres normalistas del quinto
autobús viajaron al Distrito Federal y declararon ante un Ministerio
Público federal los sucesos del 26 y 27 de septiembre. Ese día
estuvieron presentes los abogados del Centro de Derechos Humanos de la
Montaña (Tlachinollan). Eran varios MP, y eran mujeres, recuerda.
El joven lamentó que Osorio Chong pretenda “borrarlos”, como borraron al quinto autobús del expediente.
“No sé porqué lo hace. Es como si no importáramos, como si no
fuéramos víctimas del atentado. Para ellos no importan los 14 que
estuvimos ahí”, dijo.
El normalista sobreviviente reveló a SinEmbargo hace una semana que había recibido amenazas a través de su celular.
Las amenazas cesaron, porque cambió de número y aseguró que otros
sobrevivientes del quinto autobús, también fueron amenazados en el
pasado, por personas desconocidas.
¿UN ERROR?
Osorio Chong se contradijo incluso con la declaración que tiene la PGR: la del chofer del quinto autobús.
El 6 de septiembre el grupo de expertos interdisciplinarios de la
Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) presentó un informe
final sobre sus investigaciones en México en torno al caso y reveló que
PGR, bajo el mando del ex Procurador Jesús Murillo Karam, pasó por alto y
omitió en el expediente, la existencia del quinto autobús en el caso
Ayotzinapa, un Estrella Roja con 14 normalistas, que fue vaciado a punta
de balazos por la Policía Federal a la altura del Palacio de Justicia,
en la salida Iguala-Chilpancingo.
De acuerdo con los expertos del GIEI, luego de que cuestionaron a la
PGR la omisión en el expediente de los hechos relacionados con el quinto
autobús, la dependencia mostró la declaración del chofer, la cual
coincide en una parte con la de los 14 sobrevivientes: los estudiantes
subieron a la unidad y la sacaron de la terminal de autobuses.
La PGR informó a los expertos que omitió esos hechos, bajo el
pretexto de que ese camión fue abandonado por los normalistas
inmediatamente después de sacarlo de la Central de Camiones de Iguala,
porque se pusieron nerviosos y pensaron que no servía, de acuerdo con la
declaración del conductor de la unidad.
Esa declaración bastó para que la PGR desechara ese quinto autobús
como evidencia y no consignara el hecho ni considerara ese autobús como
escena del crimen, lo que sí quedó expuesto por los normalistas
sobrevivientes.
De acuerdo con el informe de GIEI la declaración del chofer del
autobús Estrella Roja, contradice la versión del grupo de normalistas
sobrevivientes.
“Los testimonios de los sobrevivientes son consistentes entre sí, en que fueron obligados a bajar del bus, estando a unos 100 metros del autobús, Estrella Oro, y que huyeron a un cerro. Existen varias evidencias en el C-4 de llamadas sobre movimientos de jóvenes en dicha zona y la colonia Pajaritos y la colonia 24 de febrero que concuerdan totalmente con las declaraciones de nos normalistas y que fueron finalmente confirmadas ante la propia PGR en declaración nuevamente rendida en julio de 2015. Un testigo señala que en ese escenario, a unos 100 metros del autobús, antes de donde se encontraba el autobús, Estrella de Oro, el autobús, Estrella Roja fue detenido por una patrulla de la Policía Federal. Una declaración manuscrita en el expediente de otro testigo lo señala también. Estas circunstancias no se han investigado hasta ahora”, dice el informe.
El transporte existió, aceptó después de la PGR, pero no fue escena
del crimen porque fue abandonado por los estudiantes, casi
inmediatamente después de sacarlo de la Central de Autobuses.
Al presentar el autobús Estrella Roja que habría sido abandonado, los
expertos del GIEI determinaron a través de un peritaje, que podría no
tratarse del mismo camión que fue tomado por los 14 estudiantes y que
aparece en un video que lograron recuperar del momento en que salen los
autobuses de la central camionera de Iguala.
“El hecho de que el autobús no apareciera registrado en la
investigación y se hubiera narrado sobre el mismo un suceso que no
ocurrió (que fue destruido a la salida de la estación) es en sí mismo un
elemento de sospecha. ¿Por qué se omitió? ¿Por qué no se procesó, por
qué no se tomaron evidencias? ¿Por qué no se identificó hasta que el
GIEI señaló su existencia?”, cuestionan los expertos.
Alex, el joven sobreviviente, reveló que llevó personalmente a las
autoridades y a quienes se identificaron como defensores de derechos
humanos hacia la salida a Chilpancingo, frente al Palacio de Justicia,
para indicarles cómo llegaron hasta ahí en un autobús Estrella Roja y la
forma en la que desapareció antes de las 11 de la noche.
“Fui yo y otro compañero sobreviviente quienes declaramos y llevamos a
personal de derechos humanos a una reconstrucción. Ellos, los de
derechos humanos, se llevaron las declaraciones, los informes, todo lo
que declaré en la procuraduría, por eso se me hace extraño que no se
haya investigado eso”, dijo.
El joven normalista fue uno de los ocho estudiantes que en un primer
momento arribaron a la central de autobuses en un Costa Line y que
fueron encerrados por el chofer del vehículo.
Luego de que el resto de los normalistas arribaran al lugar en dos
autobuses Estrella de Oro en apoyo de sus compañeros, decidieron
llevarse otros tres autobuses. Uno de ellos un Estrella Roja que estaba a
punto de salir de la terminal sin pasajeros.
“El Estrella Roja ya había prendido, se estaba empezando a mover
cuando lo paramos. Yo fui el penúltimo en subirse. El chofer nos dijo:
‘sí vámonos. Yo tengo familia en Tixtla, ahorita nos vamos”, relató.
Los estudiantes se relajaron. Empezaron a bromear, iba contentos. Entonces el chofer recibió una llamada, afirmó Alex:
–Nos vamos para Tixtla con los chavos de la escuela de Ayotzinapa. Me agarraron y llevo un Estrella Roja, dijo al teléfono.
Después de la llamada, el chofer les dijo a los 14 jóvenes que debía
detenerse para entregar unos documentos. Llevaba un sobre de papel
manila cerrado.
–Ya no voy a ir a donde iba. Les pido un favor: va a venir una persona por estos documentos, les indicó.
–Está bueno, le damos cinco minutos parece por ahí, esperamos que vengan, contestó el líder del grupo de los estudiantes.
Una mujer y un hombre llegaron enseguida en una motoneta, recogieron el sobre cerrado y se retiraron.
–Ahora sí vámonos. Yo tengo familia en Tixtla. Vámonos ya quiero tomar unas vacaciones, les dijo el chofer cuenta Alex.
El autobús Estrella Roja siguió su camino y tomó Periférico Sur.
Antes de llegar al Palacio de Justicia el chofer se detuvo. A unos 500
metros había alrededor de 10 patrullas y uno de los autobuses Estrella
de Oro detenido. Varios policías municipales bajaban a los estudiantes y
se los llevaban en las unidades.
En ese momento los 14 normalistas del Estrella Roja ya sabían que uno de sus compañeros estaba muerto.
El quinto autobús desapareció antes de las 11:00 de la noche.
El chofer se detuvo y se bajó del autobús para hablar con los
policías que se encontraban en el lugar. Mientras ellos hablaban, los
municipales apuntaron con sus linternas y sus armas a los rostros de los
estudiantes. Empezaron a insultarse mutuamente.
–Son unos perros, ya mataron a uno de nosotros. Jálale, Jálale, a ver
si van a matarnos a nosotros también, les gritó uno de ellos.
Los jóvenes empezaron a retroceder y a alejarse poco a poco del
autobús. Caminaron dos cuadras. Los policías no los siguieron en ese
momento. Entonces echaron a correr por el periférico y luego se
escondieron en el monte. Empezaron a caminar alrededor y un poco antes
de las 11:00 de la noche bajaron de nuevo a la carretera. El autobús
Estrella Roja ya no estaba. Sólo permanecía en el lugar el Estrella de
Oro con los cristales rotos y no había ni un alma.
Se reunieron los 14 estudiantes y decidieron caminar hacia el
escenario de la Bodega Aurrerá, en donde fueron detenidos tres de los
autobuses.
Caminaron sobre la carretera y vieron pasar las dos camionetas tipo
van que entraban a Iguala para apoyar a los normalistas y ofrecer una
rueda de prensa, en donde serían asesinados dos de ellos más tarde a
quema ropa.
Entonces miembros de la policía federal vieron a los normalistas a
bordo de sus patrullas y empezaron a perseguirlos a punta de balazos.
“Nos alcanzaron las patrullas. Luego llegaron camionetas de
Protección Civil y se nos pusieron a los lados. Por detrás llegaron
otras tres patrullas. Quedamos encapsulados en un espacio de 50 metros”,
narra Alex.
Había entre los policías, hombres armados vestidos de civil apuntándoles, afirma el joven.
A un lado de la carretera había un arroyo y unas tablas. Los estudiantes se echaron a correr en medio de los vehículos.
–¡Ahora sí ya valieron madre! ¡Pinches chamacos cabrones!, les gritó uno de los federales.
Alex relata: “empezaron a aventar piedras y corrimos. Hubo insultos
de ambas partes y nos empezaron a tirar y corrimos. Había un callejón y
nos metimos por ahí, apenas alcanzamos a salir del callejón porque venía
otra patrulla para encapsularnos, pero no alcanzó a llegar”.
Los normalistas corrieron despavoridos hacia un cerro y empezaron a
subir unas gradas como pudieron. Se empujaban, gritaban, el miedo se
apoderó de todos.
Una mujer gritaba desde los lejos: “¡No les hagan nada, los muchachos son inocentes no les están haciendo nada!”, recuerda Alex.
Entonces pasaron frente a la casa de la mujer que lloraba y gritaba y
le pidieron auxilio. La mujer abrió la puerta y 10 de ellos se
refugiaron, los otros cuatro, presos del terror, continuaron corriendo.
–¿Por qué vinieron a Iguala muchachos? No hubieran entrado aquí. Ese
pendejo del presidente tiene bien vigilado todo. No hubieran entrado a
Iguala, les dijo la mujer.
Entonces les ofreció agua y accedió a que los jóvenes se quedaran hasta las cuatro de la mañana, escondidos en su casa.
Había un ventanal y desde ahí se podía ver hacia la carretera. Había
patrullas rondando. Los estudiantes se acostaron en el piso. Algunos se
quedaron dormidos, otros se mantuvieron en vela. A las cuatro de la
mañana Alex se puso en pie y salió a buscar al monte a los cuatro
normalistas que hacían falta. No los encontró y regresó.
A las cuatro y media de la madrugada salieron de la casa que fue su escondite y bajaron las gradas.
Caminaron agotados, hambrientos y asustados por la carretera, cuando sonó un celular.
Era uno de los normalistas que le avisaba al líder del grupo que una
patrulla blanca los recogería y así fue. La unidad pasó delante de ellos
y se estacionó 20 metros después. Luego dio reversa.
–¡Súbanse chavos!, les dijo un oficial.
“Teníamos miedo, ¿cómo nos íbamos a subir a una patrulla si nos
habían perseguido?, luego vimos que venían otros dos compañeros nuestros
ahí y nos subimos. La verdad yo tenía mucho miedo y mientras avanzaba
yo pensaba en cómo le haría si nos querían hacer algo. Me iba a tirar de
la patrulla”, dice Alex.
Los jóvenes fueron trasladados a las instalaciones de la PGJEG para que rindieran su declaración.
Ahí había sólo 60 de los más de 100 estudiantes que habían salido de Ayotzinapa el 26 de septiembre por la tarde.
Les dieron café y pan. Alex empezó a declarar lo sucedido en el
quinto autobús. Más tarde empezaron a llegar los padres a preguntar por
sus hijos.
Muchos se dieron cuenta, entrada la mañana, como a las nueve –doce
horas después de la persecución–, que sus hijos estaban desaparecidos.
43 normalistas que viajaban en los dos autobuses Estrella de Oro, se esfumaron esa noche.
El quinto autobús que desapareció de la escena, que nunca investigó
la PGR, ni consignó en su expediente, pudo ser el detonante de la
agresión a los estudiantes, al ser un vehículo posiblemente cargado con
droga o con dinero, según el informe de los expertos.
“La acción de tomar autobuses por parte de los normalistas, a pesar
de que tenía otros objetivos, como era obtener transporte para que los
normalistas provenientes de diferentes escuelas normales pudieran
participar en la marcha del 2 de octubre, podría haberse cruzado con
dicha existencia de drogas ilícitas (o dinero) en uno de los autobuses,
específicamente en ese autobús, Estrella Roja”, dice la investigación.
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