A mitad del sexenio de Enrique Peña Nieto, el padre Alejandro
Solalinde observa un gobierno discursivo y mediático frente a una
realidad de atropello a derechos humanos. “Vivimos en un narcoestado”,
reconoce el defensor de derechos humanos. A la Iglesia la llama a volver
“al modelo de Jesucristo…Era gente del camino, no gente acomodada; era
gente que sentía y vivía la inseguridad, el hambre…”
zetatijuana
Reportero:Inés García Ramos
La labor del padre Alejandro Solalinde Guerra no para.
Desde que en 2007 fundó el albergue ‘Hermanos en el Camino’ en
Ixtepec, Oaxaca, ha dedicado su vida a la defensa de los miles de
migrantes que atraviesan México.
Este año recibió apoyo de Naciones Unidas para abrir un segundo
refugio, también en Oaxaca, para alojar familias, mujeres y niños.
“Nos han llegado bastantes jóvenes, menores no acompañados y estamos
abriendo una casa ‘Menores en el camino’ para darles espacio”, explica
con calma.
Horas antes, frente a un auditorio lleno en El Colegio de la Frontera
Norte (Colef), donde acudió a hablar sobre la vulnerabilidad de los
migrantes, reconocía la contrariedad de su figura.
“Los albergues son un paliativo, la solución es que ni siquiera
existieran albergues y ojalá que ni siquiera existiera la necesidad de
defensores y defensoras de derechos humanos”.
Sin embargo, sabe que su papel es necesario en un país cuya realidad
es dictada por un gobierno priista, discursivo, de atropello a los
derechos humanos.
Tráfico de órganos: “El aniquilamiento total de la persona”
Son muchos quienes se acercan a Solalinde. No solo religiosos o
activistas, también quienes han vivido y atestiguado crímenes cometidos
en su contra.
Aunque desde 2007 le llegaron noticias del tráfico de órganos de
migrantes en Veracruz, después en Michoacán y Oaxaca, fue hasta hace
poco en California, donde conoció el modo de operación de quienes
“reducen a la persona, la venden en partes”, particularmente en Tijuana.
— Padre, usted ha documentado grandes crímenes cometidos
contra migrantes y sobre todo la impunidad en la que se sumergen estos
actos. Recientemente hablaba del tráfico de órganos, suena
verdaderamente una historia de barbarie. ¿Qué sabe, dónde lo ha visto,
qué nos puede decir?
“Es un acto de barbarie, quizá lo último que se pueda hacer contra un
ser humano para transformarlo en mercancía. Reducir a la persona,
venderla en partes, matarla, separarla de su familia, cortarle las alas
de sus aspiraciones, impedir que siga su destino. Es el aniquilamiento
total de la persona. Esto que se está haciendo sobre todo aquí en
Tijuana y en la frontera norte, es una prueba del contexto de
deshumanización general que estamos viviendo en la sobrevaloración del
dinero, el desprecio hacia la persona, el desconocimiento de su
dignidad, obviamente a sus derechos humanos y nos habla de un sistema
perverso que se ha corrompido cada vez más y que ha corrompido a la
clase política que finalmente es cómplice por omisión, acción y comisión
con estos grupos delictivos y estas formas inhumanas, diabólicas de
sacar dinero a costa de las personas”
El padre Solalinde narra cómo estos traficantes de órganos –entre
quienes se encuentran médicos— se convirtieron en testigos protegidos
del FBI.
“Hicieron una demostración en un cadáver, una persona que ni siquiera
era de personal médico, aprendió a retirar la piel en minutos”,
describe mientras recorre su dedo índice derecho desde el inicio de su
antebrazo izquierdo hasta la muñeca, “mientras médicos retiraban órganos
internos”.
Explica que estos traficantes, engañan a los migrantes,
particularmente a familias, con ofrecimientos de apoyo o traslados
dentro de Estados Unidos. Luego de reunir a familias, particularmente
mujeres y niños, los separan “y los tienen para ser sacrificados cuando
fuera necesario, cuando hubiera la petición del órgano solicitado”.
Y es el que el tráfico de órganos, representa ganancias por encima de la trata, el narcotráfico o la venta ilegal de armas.
“Estamos hablando de más de 100 mil dólares por cada órgano, córnea,
piel, órganos internos. Todo se vende. Cuando se extraen los órganos de
la persona que ya se sacrifica, lo que queda se manda a un crematorio y
no queda nada, ni ceniza”.
De acuerdo con el sacerdote, estos traficantes explican que los
procedimientos se realizan como si se tratara de “donadores voluntarios,
nunca se dice que son migrantes ni tampoco los beneficiarios preguntan
ni quieren saber de dónde vinieron porque finalmente lo que les interesa
es su vida y pagan por eso, lo que sea”.
Entonces viene la pregunta del propio Solalinde, “De estas
investigaciones, el FBI seguramente dieron vista al gobierno de México,
¿por qué no ha hecho nada? ¿Por qué no han investigado? ¿Por qué aquí en
Tijuana no se ha investigado nada?”.
— ¿Son cárteles de las drogas o qué organizaciones?
“Son cárteles con su brazo político, porque hay que decirlo,
imposible hablar de solo cárteles. Es inseparable, vivimos en un
narcoestado”.
— ¿Cuáles son sus clientes, podrían ser gente de dinero o de poder?
“Gente que puede pagar, los pobres nunca van a estar en lista de espera”.
“Peña Nieto no tiene nada que decir en el informe”
—Con la entrega del tercer informe
de gobierno de Enrique Peña Nieto, ¿qué diagnóstico tiene de este país
bajo la administración priista?
“Es una política discursiva y mediática. Es un gobierno que hace su
función ante las cámaras, no sale de Los Pinos o si sale, es bien
custodiado. La realidad de la acción del gobierno priista, es
discursiva. Lo que sí es real el atropello a los derechos humanos en los
migrantes, la complicidad con los cárteles, la omisión con las mujeres.
Peña Nieto no tiene nada que decir en el informe, ni siquiera verlo
porque voy a hacer corajes, pero voy a tener que hacerlo para ver las
mentiras que dice porque es un gobierno cínico”.
—En ZETA documentamos que en los 32 meses de gobierno de
Enrique Peña Nieto han sido ejecutadas 57 mil 410 personas, la cifra
supera incluso al número de asesinatos violentos ocurridos en los
primeros tres años de gobierno de Felipe Calderón y supera por miles a
la cifra oficial, ¿qué es lo que está pasando en México que se puede
asesinar con tanta impunidad?
“En México el gobierno es simulador e impune”.
— ¿Qué papel juega Estados Unidos en este derrame de sangre?
“Estados Unidos tiene un papel muy importante en tanto que es el que
vende armas, el que genera la guerra contra las drogas. También es
culpable porque sostiene a este gobierno títere, atropellante de derechos humanos”.
—Padre ¿deben preocupar los discursos de odio de Donald Trump
en contra de los migrantes, de los mexicanos? Pretende ser el próximo
presidente de Estados Unidos.
“No me preocupa lo más mínimo porque esas voces las ha habido
siempre. Estados Unidos ha traído ya en su sangre, el racismo y la
discriminación. Entonces, el hecho de que un candidato tenga que ser
racista y xenófobo para tener prestigio en una sociedad que se supone
con esas cualidades, va a ganar, no habla más que hacer una radiografía
real del pueblo norteamericano”.
“Ellos están muy preocupados por las fronteras, son paranoicos y
piensan que los migrantes son una amenaza, no. La amenaza son los
poderes fácticos que están ahí adentro, los adoradores del dinero, los
de capital financiero, los dueños de las armas. La frontera es un efecto
psicológico positivo para ellos, si con eso se pueden calmar, que estén
tranquilos poniendo muros de ocho metros de alto”.
Iglesia invierte solo en sí misma
— ¿Padre, usted ve una postura más abierta de la Iglesia en
cuanto al matrimonio entre personas del mismo sexo, la adopción que
puedan realizar estas parejas? ¿Hacia dónde se dirige la Iglesia
Católica?
“La Iglesia lo que está haciendo es aceptar la realidad que ya está.
La Iglesia como institución monárquica había impuesto una uniformidad y
no había querido reconocer lo que siempre ha existido, una diversidad.
No había manera de disentir, de pensar, de creer de manera diferente”.
Solalinde no viste su fe con un cuello eclesiástico ni sotana, la
lleva en forma de una cruz de madera que fue tallada por un artista y
luego patentada por empresarios de León, Guanajuato como favor al
sacerdote.
No se trata de un intento por lucrar con la cruz que siempre cuelga
de su cuello, sino para evitar que la Iglesia cobre por el uso de ésta
por si un día así se le ocurre hacerlo, cuenta Solalinde como una alegre
anécdota.
“La Iglesia ha sido mandada para buscar el reino de Dios y su
justicia y no lo ha hecho, no ha evangelizado ni buscado la justicia.
Más bien ha captado a la feligresía como clientes. Esto que ha hecho es
invertirse a sí misma, gastar dinero para sí misma, pedir colectas y
recoger colectas para vivir mejor, más cómodamente. Y si no, dígame un
solo Obispo que viva en la pobreza, un solo Obispo que no tenga un
estatus social elevado por encima de toda la gente, viven cómodos y
viven bien”.
“Se desvía la Iglesia y en lugar de ayudar, es ayudada, en lugar de
servir, empieza a ser servida, en lugar de estar abajo, empieza a estar
arriba, más arriba si se puede. Hasta llegar a vivir en la Basílica, que
es un palacio. La Iglesia tiene que volver al modelo de Jesucristo, un
joven misionero, pobre que andaba abajo, fuera, en la calle. Era gente
del camino, no gente acomodada; era gente que sentía y vivía la
inseguridad, el hambre y la injusticia de los demás. ¿Eso no les dice
nada a toda esa jerarquía? ¿No le duele estar recibiendo tanto para
seguir engordando, viviendo más cómodamente y lujosamente? Eso es una
traición al mandato de Cristo”.
“Nunca voy a aspirar al poder porque no me interesa”
—En unos días, México celebra un aniversario más del inicio de lucha de independencia. ¿Qué tiene que festejar el país?”
“Nada porque nosotros nos independizamos de España, pero gracias a
esto, los gobiernos últimos, sobre todo este de Enrique Peña Nieto, nos
están entregando prácticamente como paquete. Nos vamos a convertir en
extranjeros en su propia tierra si México no echa abajo las reformas
estructurales de Peña Nieto y si no es que detiene la entrega de nuestra
soberanía y de nosotros mismos. Si queremos festejar la independencia,
no puede ser con ceremonias, discursos y palabras hipócritas que el
gobierno, tenemos que organizar desde la sociedad civil, tomar
conciencia, leer los evangelios, pero también leer los periódicos La
Jornada, Proceso, ZETA, que tienen un criterio más
crítico, de conciencia y desenmascaremos las hipocresías del gobierno,
nos organicemos para echar abajo con la estructuras que nos dan las
instituciones y entonces revertir el proceso que llevamos”.
— ¿Podría en México –tal como hace 200 años–
un religioso, un sacerdote encabezar un movimiento social, una
revolución, un movimiento de liberación o independencia?
“Yo no soy político, intervengo en la política porque es imposible no
meterse en la política, pero política entendida como bien, nunca como
partido político. Yo nunca voy a aspirar al poder porque no me interesa,
no me interesa el dinero, mi tesoro es la gente. Yo por ella, sí me la
juego. Sobre todo por las mujeres, los jóvenes. Mientras me deje vivir
este gobierno y el crimen organizado, o los dos, que son lo mismo,
entonces voy a seguir luchando por generar un despertar en la
conciencia, que la gente se quite el miedo y no tener miedo. Les vamos a
dar una sopa de su propio chocolate usando las instituciones mismas que
usan contra nosotros por omisión y comisión para cambiar este país.
Estoy seguro que si nos unimos, logramos un cambio en el país y echamos
abajo esa clase política, depredadora, ladrona, insensible”.
— ¿Le han ofrecido alguna vez alguna candidatura?
“Sí, me han ofrecido. Inclusive, hubo alguien que me ofreció que yo
pudiera ser candidato a gobernador de un estado, yo rechacé
completamente porque no creo en eso. El día que yo haga eso y acepte un
cargo político público, ese día traiciono mi misión, la gente no me va a
creer. Mi misión es para todos y para todas, está alejada del poder y
del dinero”.
Muchas gracias, Padre.
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