De Reporte Indigo
Noemí Gutiérrez
Desde que Palacio Nacional se convirtió en el centro de las decisiones políticas del país, la vida en su interior también sufrió cambios.
No solo es uno de los edificios con mayor historia
en México, cuyos primeros cimientos se registran desde 1523, sino que
ahora es la sede de la autodenominada “Cuarta Transformación”.
Durante las administraciones priistas y panistas, el edificio principal del Zócalo capitalino, que también es la sede oficial de las Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP),
recibió a jefes de Estado, presidentes, las cartas credenciales de
embajadores acreditados en México, exposiciones y se presentaron
informes de gobierno de los mandatarios mexicanos en turno.
Los jefes del Ejecutivo despachaban en la Residencia Oficial de Los Pinos, la mayoría en el famoso salón Adolfo López Mateos.
El 1 de diciembre de 2018 la situación cambió y Palacio Nacional es
la sede del gobierno que encabeza el presidente Andrés Manuel López
Obrador (AMLO).
Entre las modificaciones más significativas que se han registrado, es que el recinto histórico ahora funge como la casa del político tabasqueño y su familia.
Puertas abiertas
Para Jesús Ramírez Cuevas, coordinador General de Comunicación Social
y Vocero del Gobierno de la República, los cambios al Palacio Nacional
están enfocados en abrir el recinto para el pueblo de México mediante
una política de recuperación del patrimonio histórico.
“Queremos que la gente sepa cómo son las habitaciones de una época de
gobierno y cómo vivían los presidentes. Que también vean cómo era este
Palacio, de lo que se preserva la memoria; aquí estuvieron, desde la
casa de Moctezuma, todos los gobiernos virreinales hasta el Imperio, fue
sede del Congreso, la primera Casa de la Moneda. Se preserva la
biblioteca Ortiz Mena y otros espacios históricos que queremos revalorizar”, asegura.
En la fachada principal del recinto es visible que se retiraron las
vallas de color verde olivo que lo rodeaban. Tampoco están los elementos
del Estado Mayor Presidencial, la última vez que se observaron fue en el sexenio de Enrique Peña Nieto.
Antes, la ciudadanía observaba desde un cerco de unos 15 metros el Palacio Nacional. Ahora que está libre el espacio, es aprovechado por manifestantes; inclusive, algunos de ellos, usan las protecciones de las ventanas para sostener las lonas de sus campamentos con lazos.
En el piso se observan clavos para sostener las casas de campaña y anafres con carbón.
Las vallas ahora están colocadas en la calle de Moneda
y son utilizadas para delimitar espacios en actos como la conmemoración
del día que López Obrador ganó la elección el 1 de julio, de su toma de
posesión el 1 de diciembre, el Día del Ejército, entre otros.
Palacio Nacional también se abrió para recibir peticiones
ciudadanas que van desde solucionar un problema vecinal, escolar o de
salud, hasta solicitar la reconstrucción de una escuela o acusar a
funcionarios por actos de corrupción.
Desde las 5:00 horas comienzan a llegar los peticionarios a la Oficina de Atención Ciudadana de la Presidencia, que es atendida por su directora Leticia Ramírez Anaya.
La vida al interior
Desde que era candidato presidencial, López Obrador anunció su intención de vivir en Palacio Nacional.
Fue después de la explosión en el ducto en Tlahuelilpan, Hidalgo, el 18 de enero de 2019 que el mandatario reconoció que ya vivía en el recinto histórico.
Incluso reveló que habita un departamento que construyó Felipe
Calderón y que mantuvo Enrique Peña Nieto. Describió que tiene dos habitaciones, un estudio, cocina, sala y un comedor en el área del Patio de Honor.
Por su mudanza, se realizaron algunos cambios al interior del lugar, la mayoría ordenados por Alejandro Esquer, quien se desempeña como secretario particular del presidente y es responsable del área de Conservaduría de Palacio Nacional que depende de la SHCP.
El vocero del Gobierno de la República rechazó que se haya aumentado la seguridad, ya que solo se mantiene una guardia
en el Patio de Honor donde tiene sus oficinas el presidente y están los
principales salones. Destaca que se cerraron las oficinas del Estado
Mayor Presidencial, el cual contaba con 8 mil elementos.
Sin embargo, se limitó el acceso a reporteros y periodistas a varias áreas, que sí están abiertas para los visitantes nacionales y extranjeros.
Entre los cambios más visibles, es que se cerró el acceso a la escalera en donde está el mural “Epopeya del pueblo mexicano” de Diego Rivera.
Solo está abierto para el presidente López Obrador y secretarios de
Estado. Se argumentó que era para preservar el patrimonio cultural.
En este mural el primer mandatario se ha tomado fotografías con los padres de los 43 normalistas desaparecidos de Ayotzinapa, legisladores o jefes de Estado y de Gobierno.
Abrirán salas de Palacio Nacional
Ramírez Cuevas explicó que se abrirán espacios ahora vedados al público, que podrán ser apreciados mediante visitas controladas
a los salones para evitar que sufran deterioro debido a que tienen
pisos de madera y muebles de tipo europeo antiguos. La intención es que
estas áreas puedan ser disfrutadas por los visitantes.
Anunció que se abrirán las ventanas arqueológicas a fin de mostrar los vestigios prehispánicos y mostrar la evolución del edificio.
“Hay una restauración de todos los salones como el Embajadores, el
Panamericano que sirven para las recepciones oficiales, pero si se
piensa abrirlas en un momento al público”, dijo.
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