martes, diciembre 08, 2020

Estamos vivos


“La tarea de formarnos como individuos equilibrados fue 
brutalmente interrumpida hace siglos, no la hemos concluido”.
“Con el permiso de nuestros dioses, de nuestros hermanos mayores, de nuestra Pachamama (madre tierra), de nuestros ancestros, de nuestros achachilas, (espiritus protectores que viven en las montañas), … de nuestro Patujú (identidad), … ”. De este modo inició el vicepresidente de Bolivia, David Choquehuanca su radiante y trascendente discurso pronunciado el pasado 8 de noviembre en la sede de la Asamblea Legislativa Plurinacional en la toma de protesta del nuevo gobierno, encabezado por Luis Arce. Este dirigente sindical originario de la invencible etnia Aymara (territorios bolivianos, chilenos y peruanos), se dirigió al Mundo con palabras propias de ese pueblo que logró resistir a los intentos destructores de los imperios. Desde la máxima tribuna Boliviana externó su “PENSASIENTO”. Palabra nueva formada por la unión de los verbos Pensar y Sentir para mostrar una bina inseparable. Porque “Pensar” sin “hacer” no hay acción capaz de transformar el mundo y “hacer” sin “sentir”, lo hiere y destruye generalmente. Ambos verbos representan para esa cultura originaria obligación y principio, comunicación y dialogo, siendo los ejes de sus procesos de convivencia.
Desglosando el texto del discurso es posible intuir saberes ancestrales sobre el mundo, la vida y la Naturaleza confirmados como ciertos por la Física Cuántica. Ya no hay duda: todo está interrelacionado… y lo que existe en el planeta, fluye en equilibrio con nuestra Madre Tierra.
Don David, con sus palabras, logró mostrar lo opuesto a la visión mercantil del neoliberalismo en el cual sólo importa lo individual. Incluyendo términos de su lengua aymara, dijo: el bienestar de todos es bienestar de uno mismo; que ayudar es motivo de crecer y ser feliz y que renunciar en beneficio del otro nos hace sentir fortalecidos. Que el trabajo, la cooperación, la solidaridad y la reciprocidad deben ser la esencia de la vida … donde la empatía por el otro o el bien colectivo sustituye al individualismo egoísta.
Con humildad hizo notar el triunfo de algunos pueblos originario sobre los intentos externos de cambiarles sus valores y costumbre (resemantizados). Resistiendo, igual que las comunidades zapatistas, el pueblo Aymara, dijo NO a la cultura de la muerte para seguir vivas. No lograron apagarlas. Incluyente, se reconoció en los otros al afirmar: somos Katari, somos comanches, somos mayas, somos guaraníes, somos mapuches, somos quechuas y somos todos los pueblos de la cultura de la vida. No somos de la cultura de la guerra ni de la dominación; nuestra lucha es contra todo tipo de sometimiento y contra el pensamiento único, colonial, patriarcal.
A quienes están permitiendo el despojo de sus raíces culturales los convocó a volver al centro (pacha) al equilibrio de donde emergen la sabiduría de las civilizaciones más importantes de nuestro planeta. Les pide unirse a los proceso de recuperación de los saberes, de los códigos de la cultura de la vida, de una sociedad que vivía en íntima conexión con el cosmos y con la naturaleza para garantizar el bien de todos.
Sobre el ejercicio del poder lamentó: las revoluciones no han logrado modificarlo … se utiliza para mantener control sobre las personas. El poder ha logrado distorsionar la mente de los político,  corrompe y es muy difícil modificar(lo). Sin embargo acepta el desafió de transformarlo:  es un desafío que asumiremos. Porque estamos convencidos que para transformar la sociedad, el Gobierno, las leyes y el sistema político debemos cambiar como individuos. Ya no más abuso de poder; ya no más impunidad.
Hizo un llamado a buscar coincidencias, soluciones entre la derecha y la izquierda; entre la rebeldía de los jóvenes y la sabiduría de los abuelos; entre los límites de la ciencia y la naturaleza; entre las minorías creativas y las mayorías tradicionales; entre los gobernantes y los gobernados; entre el culto liderazgo y el don de servir a los demás. “El cóndor levanta vuelo sólo cuando su ala derecha está en perfecto equilibrio con su ala izquierda”,  ejemplificó.
Comprometiéndose con los bolivianos asume también el gran reto de encaminar sus acciones a sanar a la humanidad, al planeta, a la hermosa vida que hay en ella y devolverle la belleza; de recuperar el camino noble del respeto al fuego, la lluvia, montañas, ríos; de superar la división, el odio, el racismo, la discriminación. 
Y viendo hacia el futuro, terminó diciendo: el nuevo tiempo significa escuchar el mensaje de nuestros pueblos, significa sanar heridas, mirarnos con respeto, recuperar la patria, soñar juntos, construir hermandad y esperanza para garantizar la paz y la felicidad de las nuevas generaciones.
Sin duda el nuevo gobierno del que forma parte Choquehuanca es otro aire de libertad que sopla en nuestra América. (https://www.youtube.com/watch?v=Dp8JMY4GssM) Es (el discurso de don David) otro susurro al corazón recordándonos que ¡Estamos vivos! y que además, en caso de convertirse en huracán, podría mandar al carajo el egoísmo enajenante y el individualismo caníbal, prevalecientes en esta Era del EXITOSISMO.  


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