lunes, febrero 15, 2021

MORENA: su batalla por el Congreso y la prostitución del partido.



Dos sectores políticos luchan por ganar la mayoría de senadurías y diputaciones federales en la próximas elecciones. Un sector, identificado con la derecha, lo hace aliado a los partidos PRI, PAN, PRD; el otro, de izquierda, se agrupa en torno a MORENA,  PT y VERDE. El objetivo del primero es recuperar el control de los espacios legislativos perdidos en el 2018; el del segundo es conservarlos. De sobra saben que el destino de sus respectivos proyectos depende de ello. Si MORENA mantiene la actual correlación de fuerzas en el Congreso, tendrá otra oportunidad para reinsertar el espíritu original de esa Carta Magna destrozada durante 36 años (1982-2018) por los conservadores. Estos señores gobernaron para saquear las arcas públicas dejando una Nación en quiebra, con recursos naturales privatizados, una deuda descomunal (12 billones de pesos), cientos de miles de ejecutados y desparecidos y millones de pobres. Les faltó vendernos por completo. Para eso quieren regresar.
Su contraparte, la izquierda militante, bien sabe que para recuperar el control de la Nación, primero debe separarse el poder económico del político, y que eso implica, necesariamente, CAMBIOS en la Constitución. Lamentablemente las cúpulas de MORENA se prostituyeron al imponer candidatos oportunistas para ganar escaños. Estos ya electos, salvo honorables excepciones, se volvieron tan codiciosos e insensibles al sufrimiento ajeno como los conservadores. 
Al no funcionar las estructuras del partido, una vez comprada o negociada una diputación, senaduría, alcaldía o gubernatura, los dirigentes se aíslan de las bases para no ser cuestionados por ellas. Los ganadores, una vez  obtenido el puesto, convierten en prioridad permanecer pegados a la ubre pública. Por esa razón, generando un proceso autodestructivo, antes promueven eliminar de sus estatutos el principio de NO REELECCIÓN. Mientras no hay elecciones, los funcionarios de partido apacentan al rebaño con promesas. Y ya rodeados de su corte, como dictadorzuelos asumen el control absoluto de las instancias partidarias. Su quehacer principal entonces, consiste en “negociar” candidaturas bajo las directrices impuestas desde arriba e ignorando las voces de sus militantes. Al PRI le llevó 90 años (1929-2018) destruir su credibilidad; al PAN, 80 (1939-2000); al PRD, 30; a MORENA sólo le ha costado 6 años (2014-2020). En su rápida descomposición destacan 4 causas: a) El partido nació fracturado; una parte importante se pronunció en contra de que lo fuera (2014); b) Se permitió el ingreso de priistas-panistas y perredistas probadamente corruptos; c) Sacrificaron la construcción de un “movimiento” en aras de lo electoral, d) Existe una sociedad más vigilante y crítica que observa con lupa los errores de quienes dicen representarle.
Algunos comités de base previeron y advirtieron las consecuencias de abandonar el trabajo de campo, junto a la gente, no los escucharon. Fueron censurados y juzgados en improvisados tribunales de alzada por atreverse a  exigir respetar los estatutos. Los marginaron por negarse a rendir culto a caudillos advenedizos. Así nacieron las pandillas ahora regenteadas por quienes detentan cargos públicos, convirtiendo a MORENA en la agencia mercantil que hoy parece. Tales caudillos de pacotilla, escudándose en la figura de AMLO, traicionan y mienten flagrantemente a sus militantes. Eso sucede en el Estado de Veracruz: dos funcionario públicos narcisistas, (el gobernador y el delegado de la Secretaría del Bienestar, Manuel Huerta) se reparten el osario en cada elección, alejados totalmente de cualquier renovación de los modos de hacer política. ¿Y la ética? ¿y los Principios? ¡Bah!
 En 2018 le pregunté a un campesino por cuál partido iba a votar; muy reflexivo me dijo: votaré por MORENA porque AMLO parece una buena persona. Le hice la misma pregunta el mes pasado. Esta fue su respuesta: “por quien dé más dinero por el voto”. ¿Quién tiene la culpa de este cambio?  Sobre dos que pecan, Sor Juana Inés de la Cruz (1648-1695) reflexiona en su poema Hombres necios…:  ¿cuál es más de culpar, (…): (el) que peca por la paga o el que paga por pecar?  La Ley electoral es muy clara al respecto, ambos son delincuente electorales pero castiga con mayor severidad a quién “incita a pecar” porque lo hace con recursos ajenos y desde una posición ventajosa. Ergo; los políticos son la fuente de la corrupción del voto. Si los morenos honestos continúan reaccionando sólo cuando se aproximan elecciones, el Partido no tendrá salvación y este mismo será el encargado de “darle la puntilla” a la esperanza que el pueblo mexicano le depositó en 2018.
Es muy probable que MORENA conserve la mayoría parlamentaria en alianza con el PT y el Verde, pero será bofa e interesada si eligen a candidatos provenientes del PRIAN-PRD. Esa mezcla aberrante no garantizará la fuerza necesaria para modificar y regresarle a la Constitución aquel espíritu social, humano y nacionalista que le impregnaron los revolucionarios en 1917. Con un partido así prostituido el poder económico seguirá prevaleciendo sobre los intereses de la Nación y del pueblo trabajador. Ni que decir sobre sanear la función pública o dignificar la política.
Con MORENA había renacido la esperanza de recuperar la credibilidad en el sistema de partidos. Actualmente esa instancia creada para barrer la basura neoliberal se hunde en su miasma y, frente a una derecha feliz,  jubilosa esparce su fetidez. Tal hecho, sin duda, es otro retroceso para la Izquierda electorera.


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