Jorge Salazar García. 3/05/2021
Alrededor de 94 millones de potenciales votantes están siendo convocados a votar masivamente por las dos corrientes políticas que pretenden ganar la mayoría del próximo congreso federal: una es encabezada por MORENA y la otra por el PRI, PAN, PRD. Ambas demandan el voto “MASIVO” del ciudadano, es decir sin que este reflexione sobre las características de los candidatos ni en la veracidad de sus propuestas políticas, bajo el argumento de que sólo ellos SALVARÁN A MÉXICO. Lo mismo exigen a sus militantes, haciéndoles llamados a la unidad y LEALTAD . La una como la otra, presume ser la verdadera representante de los intereses del electorado y de la Nación; la cual, dicen, de ser gobernada por el contrario, se hundirá en la degradación política, moral y material. Casi en todos los casos utilizando débiles argumentos expresan que sus candidatos son los mejores, respetuosos de las libertades y los derechos humanos. ¿A quién asiste la razón?
Determinar una respuesta lógica a la pregunta anterior, implica revisar brevemente las tres posibilidades siguientes: a) Las dos dicen la verdad, b) Las dos mienten, c) Una dice la verdad.
Veamos el primero caso. Si ambas corrientes dijeran la verdad, habría que preguntarles por qué descalificarse mutuamente si las dos desean el bienestar del pueblo. ¿No sería más lógico unirse? México sería afortunado por tener políticos con esa vocación de sacrificio. Como si de un ECO se tratara, los conservadores (PRIAN-PRD) afirman que votar por la 4T significa avalar una dictadura donde las libertades serán socavadas. Igual responde MORENA. Pobre de México, sería la DESGRACIA total si las dos tuvieran razón. La misma condición viviría la Nación si mintieran, por supuesto. Afortunadamente queda la tercera opción; en la cual sólo uno dice la verdad respecto del otro. Dilucidar quién se acerca más a ella requiere consultar la historia de los últimos 30 años y conocer la trayectoria de sus protagonistas políticos. Eso no es difícil “Por sus frutos los conoceréis” (Mateo 7:22). De momento, candidatos y dirigentes neoliberales y neo-neoliberales se distinguen por utilizar argumentos vacíos y contradictorios, carentes de coherencia y consistencia lógica.
Lo evidente es que el proceso electoral en curso ha sido convertido en un SUPERMERCADO. Los partidos, parecen franquicias ofertando sus productos (candidatos) con toda clase de argucias publicitarias presumiéndolos como los mejores para el consumidor (Elector). Emulando a las malas empresas, les importa más el NEGOCIO que el interés del cliente. Naturalmente, dentro en esta batahola mercantil, habrá quienes cumplan con lo especificado en la etiqueta; es decir, digan la VERDAD. Lamentablemente en los partidos, los intereses del electorado han pasado a segundo término aún en contra de la voluntad de los militantes. La confrontación democráticas de programas e ideas fue sustituida por modos IMPOSITIVOS e indignos de hacer política. La contienda electoral parece un tianguis de simulaciones donde se ofrecen productos caducados, dañinos para la salud pública y uno que otro de dudosa calidad.
El descrédito de los partidos es tal que los militantes honestos han quedado atrapados entre la LEALTAD hacia sus dirigentes y la CONGRUENCIA con los principios de su partido. El resultado inmediato es la inconformidad que se torna en indignación cuando sus quejas son ignoradas. Lo que sigue, como ya ocurre, es la REBELIÓN, abierta o silenciosa. Peor condición sufren los ciudadanos; quienes, apabullados por la guerra sucia, hartos de la corrupción de los partidos e indignados por la parcialidad facciosa del arbitro electoral, dudan en ir a votar o no. Y con razón, no es fácil acudir a las urnas pensando en que todos hacen trampa. Entonces qué hacer, ¿votar selectivamente?, ¿votar MASIVAMENTE?, ¿vender el voto?, ¿anularlo?
La principal contradicción para quienes votaron por MORENA en 2018 es ¿Cómo ser leal al régimen que lucha contra la corrupción votando por corruptos?. El dilema es más grave para los militantes honestos si votan masivamente, pues además de respaldar la 4T votarían por pillos contra los que lucharon. No saldrían indemnes moralmente hablando. Con qué autoridad les podrían reclamar a los elegidos cuando estos hagan lo que han hecho por años: ROBAR. Tampoco podrían volver a las calles a decirle a la gente que son la mejor opción porque no podrán justificar tener en sus filas a ladrones y mentirosos. Acatando el llamado de ambas corrientes sobre el votar masivamente, las personas se autodespojan de su dignidad, pero además, de algún modo, significa promover la compra venta del sufragio y aceptar cualquier otro delito electoral. Es un suicidio (moral) anunciado, como si se jugara a la ruleta rusa. Puede ser que jalar del gatillo (en el primer intento) no detone el cartucho, pero de continuar insistiendo inevitablemente la bala nos aniquilara.
Se podría anular el voto o no acudir a las urnas, pero conociendo el amplio catálogo de marrullerías de los tramposos, eso las facilita. Pareciera que los partidos y el sistema electoral vigente ya NO garantizan elecciones legítimas, transparentes ni democráticas. La insensibilidad de los funcionarios de partido y la ceguera de la mayoría de los políticos para ver que “hay mucho pueblo para tan pocos dirigentes” no auguran nada bueno. Por doquier, a menos en MORENA, se ve gente decidida a hacer valer su soberanía para darse su propia forma de gobierno. ¡Enhorabuena!
No hay comentarios:
Publicar un comentario