Jorge Salazar García
Para intentar entender un poco el proceso de endeudamiento en México, aceptemos la existencia de un acuerdo implícito entre gobernante y gobernados (ciudadanos). Mediante ese pacto llamado DEMOCRACIA el Estado se compromete a administrar el dinero que aportan quienes se dedican a trabajar para ganarlo. Si los fondos (ERARIO) recaudados, principalmente vía IMPUESTOS, son manejados con honradez y eficiencia, entonces el bienestar del gobernado y el progreso social pueden ser posibles. En caso contrario, el despilfarro, la ineficiencia y la corrupción, generarán DÉFICIT, atraso económico, malestar y desigualdad social sobre todo. Para resolver la situación, el responsable en turno (PRESIDENTE-GOBERNADOR) generalmente, cuidando su cabeza, recurre a la salida fácil: el ENDEUDAMIENTO.
Aunque es simplista esta manera de ver el origen de la DEUDA, permite resaltar algo sumamente importante: ni los trabajadores ni los pequeños y medianos empresarios son los CAUSANTES DE LA DEUDA sino quienes administraron los recursos públicos. Lo grave del asunto es que al ser pocos quienes reconocen esta VERDAD, rara vez se resuelve el fondo del problema. Nunca son eliminadas las causas reales ni castigados los responsables. Y lo peor de todo es la institucionalización de la socialización de los costos del débito y la privatización de sus beneficios. Políticos, grandes empresarios y líderes charros mediante PACTOS, de manera recurrente, decidieron en el pasado, solicitar un PRÉSTAMO tras otro, con los cuales se rescataron financieramente a sí mismos, impusieron topes salariales e incrementar impuestos al consumo (IVA) y al trabajo (ISR).
El caso más reciente lo tuvimos con Peña Nieto. El señor de la "casa blanca" duplicó la DEUDA heredada por Calderón: pasando de 5 billones a 10 billones. Al terminar su sexenio (2018), sólo por concepto de intereses se pagaron diariamente ¡2,230 millones de pesos¡. Le dejaron una bomba al nuevo régimen. Aunque AMLO, no solicitara préstamos, los ya contratados le harán parecer culpable de su imparable incremento y de sus consecuencias. En 2019 tuvo que erogar 713,843 MDP por pago de capital e intereses. Esa cantidad, representó el 13% del presupuesto aprobado (5.3 billones) y fue superior al monto asignado a Educación (676, 624 mdp), por ejemplo. En 2021 hubo una reducción de 4 puntos porcentuales, destinándose 541 MMDP. Sin duda es una mejoría; sin embargo, con todo y ello, la DEUDA alcanzó los 13 billones ¡¡620 mil millones de dólares‼ . Es decir, durante los 3 años del actual régimen la deuda se ha incrementado 30% respecto a la de Peña. De continuar así, y proyectada al 2024, deberemos 16 billones. Hasta el momento gracias a las remesas de los paisanos (1 billón de pesos), aumento de la recaudación fiscal, ingresos petroleros y reducción del gasto corriente la detonación se ha evitado, pero no desactivado la bomba.
Exactamente hoy, usted y cada uno de los 120 millones de mexicanos debemos poco más de 108 mil pesos. Tal vez diga lo mismo que Fox cuando le pidieron intervenir en un conflicto entre dos televisoras: ¡¿Y yo por qué?! Pero nada más podrá hacer, pues somos cautivos de Hacienda y del consumo. Todo fue permitido por esa mafia (AMLO, dixit), que sexenio tras sexenio simuló cambios mientras cimentaban las bases estructurales para perpetuar el despojo y la impunidad. Aplicaron como receta durante más de 3 décadas un modelo de administración que entregó a México en las manos de un grupo patológicamente codicioso que nos endeudó sin medida.
El nuevo nuevo régimen encontró la casa hipotecada, sin fuentes productivas propias, concesionados el patio, el garaje y los jardines por decenas de años y con la gigantesca DEUDA cuyos intereses de usura consumen el fruto del trabajo de millones de mexicanos. Tan grave fue la descomposición que, puede especularse, los padrinos de la mafia decidieron soltar la papa caliente, previos amarres con MORENA. Eso pudiese explicar entre otras cosas la sustitución de la JUSTICIA por el PERDÓN, la punibilidad por los abrazos, la promesa de no expropiar, el compromiso de no aumentar impuestos, y la inclusión de fichas negras en el gabinete y en el partido.
Sin duda AMLO es el presidente con mayor legitimidad en la historia reciente, conservada hasta hoy gracias a su honradez y ejemplar entrega al TRABAJO. Pero eso no basta para enderezar al País en poco tiempo. El monto de la DEUDA aumenta minuto a minuto al grado de que junto con lo destinado a las pensiones y gasto burocrático absorberán más del 80% del presupuesto de este año (7 billones). Seguramente AMLO lo sabe e intentará mantener bajo control las variables macroeconómicas y sus compromisos, sin recurrir a más endeudamiento irresponsablemente, pero NO resolverá la cuestión de raíz. Eso implicaría declarar una moratoria o suspensión de pagos como lo hiciera Benito Juárez en 1861 para renegociar la DEUDA bajo términos menos abusivos, gravar la riqueza y aumentar impuestos a quienes más tienen. Para lo cual necesitaría dos aliados: su partido y un pueblo organizado. ¿Con cuáles cuenta?
MORENA, fraccionada en tribus por la sucesión presidencial adelantada, funciona más como una DICTADURA que una herramienta democratizadora. Su vocación pragmática es mantenerse en el poder, cueste lo que cueste. Es una máquina electoral insensible al heroico esfuerzo de miles de militantes de base que intentan rescatarla del muladar en el que la hundieron los dirigentes.
Aún ahora mismo, presidentes municipales y gobernadores multicolores, con habilidades chamánicas, desvían recursos para las próximas elecciones. Unidos, en esto sí, los mafiosos del pasado y los nuevos acólitos, NEGOCIAN leyes y decretos que permitan desfondar el morral del erario público, sin consecuencias para ellos. Siendo su prioridad la recaudación, aumentan el costo de permisos, predial, servicios, derechos, licencias, multas, …, etcétera). ¡Por supuesto! igual solicitan aumentar el ENDEUDAMIENTO.
Desde esta perspectiva nada optimista y confinados en nuestros miedos, la calidad de vida de quienes pagamos los latrocinios de los poderosos, de nueva cuenta, será negativamente afectada. Seguiremos pagando el Fobaproa, el dinero saqueado, los lujos de los políticos, las pensiones de reyes, los salarios millonarios y la reconstrucción de la casa como borregos caminando dócilmente hacia el holocausto.
Dado todo lo anterior, se comprende la conclusión de la inteligencia financiera internacional sobre que México es el país del mundo que más millonarios produce y el más caro para vivir. Según reporta el Laboratorio Mundial de la Desigualdad, el 10 por ciento de la población concentra hasta 79 de todos los bienes y el capital existentes). Allí se incluyen los 13 “machuchones”, de acuerdo a la Alianza contra la Desigualdad, “cuyas fortunas rebasan los ingresos de casi la mitad de la población” (Fernando Camacho Servín, Arturo Cano; Jornada 21/01/22).
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