A quienes no aceptan las “verdades” institucionalizadas generalmente se les ha calificado de rebeldes, bárbaros o como en la antigüedad, idólatras, herejes y PAGANOS; este último adjetivo destinado a quienes construían su visión cósmica, modos de alimentación y curación observando la Naturaleza.
Desde entonces la concepción holística del hombre (cuerpo y espíritu) y de la Naturaleza ha sido descalificada por el poder institucionalizado. Aceptarla significaría el colapso de sus paradigmas, políticos, científicos y religiosos. Tan sólo en la salud perderían billones de dólares en el mercado de fármacos y comida industrializada. “Desde Constantino hasta Teodosio, la legislación se volvió cada vez más represiva contra el paganismo” (Fragmento de Santiago Navajas, “Eso no estaba en mi libro de Historia de la Filosofía”). Tales normas de censura y represión han sido la esencia del Estado capitalista hasta nuestros días.
El autor de la Teoría Sintérgica, Jacobo Grinberg, al investigar el paganismo mexicano (chamanismo) fue objeto de censura por parte de sus colegas y autoridades por apartarse de la ortodoxia científica. Un día absorbió la contaminación de la ciudad por medio de la meditación y ejercicios de respiración. De los alrededores de donde vivía desapareció la contaminación. Lo comunicó a la Secretaría de Ecología ofreciendo su técnica pero, después de mirarlo extrañamente, rechazaron su ofrecimiento.
No se amilanó, persuadido de lo real y extraordinario del Poder de Pachita (Bárbara Guerrero) y del propio, buscó sustentarlo en la Ciencia. Algo más lo convenció: el hecho de conocer sus similitudes con Andrés, el primer apóstol de Jesús. Pues igual que Andrés sufría una lucha terrible entre lo divino y lo humano. Además compartía con el mártir la habilidad de escribir, Andrés fue el escribano de Jesús y Jacobo escribió mas de 50 libros. Fue Andrés quien vio el poder de materialización de Jesús cuando multiplicó los cinco panes y dos peces. Jacobo lo presenció en Pachita.
¿En qué consiste la Teoría Sintérgica?
Básicamente establece que el Universo es una superestructura compleja de absoluta coherencia y total simetría formada por puntos que contienen, cada uno, la información total del resto de los puntos. Puede asemejarse a un holograma en el cual una parte contiene también la totalidad, igual que un fractal. Al modificar una porción se afecta la totalidad (efecto mariposa). Esa superestructura se llamada Lattice (L). Es energía pura, invisible, sin materia ni tiempo hasta que algo altera su estado de coherencia. Una partícula, átomo, compuesto químico u objeto son alteraciones (irregularidad) de esa estructura. Cualquiera de ellas nace de una modificación especifica. Por esa razón ningún objeto posee independencia absoluta, su existencia depende de su interconección con el todo. La materia aparece cuando la superestructura es alterada ya por una fuerza conocida (gravitacional, electromagnética, …) o la conciencia cuando es pensamiento o percepción.
La Lattice tiene una capacidad vibracional enorme. Es como un superconductor de total fluidez con capacidad de interacción entre todos y cada uno de sus elementos. La información contenida en su estructura puede ser decodificada como un continuo. Por ejemplo cuando nos movemos en una dirección las imágenes se van fundiendo una tras otra dando la sensación de una continuidad perceptual y temporal. SI no hay distorsión, entonces no hay materia y esa zona es invisible a la percepción.
La realidad.
La teoría de supercuerdas establece que por debajo de la existencia de las partículas elementales se encuentra una realidad común formada por cuerdas similares entre si; las cuales, al interactuar, dan lugar a las demás partículas. La Teoría Sintérgica supone la existencia de la Lattice, nivel menos diferenciado, debajo de esas cuerdas. Desde este supuesto la realidad percibida es una creación humana, limitada y relativa, que depende de los niveles de conciencia, (Ken Wilber). Percibimos según nuestra capacidad de codificación neuronal. La percepción se expande mediante la meditación y técnicas psicoterapéuticas. De ese modo se eleva la conciencia y se transforma en experiencia sensible. Sobre la concepción de la realidad Enzo Tagiazucchi, en su obra “El nudo de la conciencia” (2021), dice: es una proyección dimensional pobre de la inconmensurable riqueza física que nos rodea y sustenta. Mientras más vibra un campo energético más información y dimensiones contiene; un cubo tiene más que un plano, por ejemplo. Tales vibraciones son percibidas por nuestros sentidos y detectadas con instrumentos. Al respecto, Grinberg afirma: intervenimos activamente en la creación de la realidad sin desligarnos ni de los objetos ni de los seres vivos con los cuales interactuamos. La realidad es UNA pero la dividimos dependiendo de nuestro nivel de conciencia y experiencia sensible. Resumiendo, la experiencia resulta de la interacción de la actividad cerebral con la Lattice.
La conciencia.
Esta potencialidad humana existe en todos los niveles sintérgicos creados por ella. Dichos niveles son determinados por los sentidos. A cada nivel sensorial o de conciencia corresponde una banda sintérgica de acuerdo al potencial del campo neuronal. La conciencia pura es un estado sin distorsiones. Enzo, citado arriba, afirma: somos un pedazo de materia dividida en dos mitades: con la externa percibimos y con la interna intentamos explicar lo percibido. Esa combinación de percepción e introspección define los contenidos de nuestra conciencia.
Para los misticismos judaico, budista, chamánico y el sintérgico los niveles de conciencia dependen de la percepción del observador y del territorio observado. Los chamanes consideran la existencia en dos niveles de conciencia o dos reinos: el visible (tonal) y el invisible (nahual). El primero es lo cotidiano, y el nahual es accesible mediante trances. Los chamanes pueden comunicarse sin usar palabras con quienes les consultan, “fundiéndose” en uno. Los Tzeltales utilizan la palabra P`Ij Wo Tes El, cuyo significado es “hacer que otro se vuelva único”. Teóricamente es posible fundirse con la Lattice mediante la conciencia de unidad (iluminación), lo cual trascendería toda lógica, pensamiento y verbalización porque su ampliación implicaría la ocurrencia de cosas extrañas, mágicas, milagrosas.
Alcanzando niveles de conciencia superiores es posible materializar y desmaterializar objetos. Pachita lo hacía cuando realizaba trasplantes a voluntad, curaciones y diagnósticos a distancia con un poder y exactitud increíbles. Era capaz de conocer el pensamiento, las intenciones y experiencias íntimas de sus colaboradores y pacientes” —Yo sé quien morirá de aquí y cuándo-, le dijo a Jacobo, a quién también le pidió continuara escribiendo su libro sobre lo observado: “A nadie pidas opinión de tus papiros y continúa la obra empezada. Ve y di a todo el mundo que la nueva Era está por llegar”, le instruyó.
Los testimonios de Alejandro Jodorowsky, autor de “La danza de la realidad: psicomagia y psicochamanismo”, y del jesuita Salvador Freixedo dan cuenta de ese poder.
Jodorowsky relata: Oí el ruido de las dos hojas de acero. Comenzó el horror. Aquello no era teatro. ¡Sentí el dolor que siente una persona a la que le cortan la carne con unas tijeras! Corría la sangre y pensé que me moría. Después, me dio una cuchillada en el vientre y tuve la sensación de que lo abría, dejando mis tripas al aire. ¡Espantoso! Sufrí atrozmente. Pachita me hizo una transfusión. A medida que escupía su extraño líquido rojo por el tubo de plástico embutido en la muñeca, sentí poco a poco que me invadía un agradable calor. Después levantó mi hígado sangrante y comenzó a tirar de una excrecencia que tenía. ‘Vamos a arrancarlo de raíz’, avisó. Y yo padecí (…) el dolor más grande que había sentido en mi vida. Chillé sin pudor. Dio el último tirón. Me mostró un pedazo de materia que parecía moverse como un sapo, la hizo envolver en papel negro, me colocó el hígado en su sitio, me pasó las manos por el vientre cerrando la herida y al momento desapareció el dolor. Luego, me estrechó entre sus brazos con un infinito cariño.
Freixedo expresa: Pachita se quedó un momento pensativa; repentinamente, levantó el brazo con la mano extendida diciendo -Pues…en el nombre de Dios- Yo estaba mirando su mano, ignorante de lo que iba a suceder; cuando, de pronto, vi aparecer entre sus dedos un pedazo de carne rojiza. Ni la miró; sencillamente tiró la carne en el gran hueco que le había abierto al enfermo. No se tomó ni la molestia de colocarla. Yo sentí el «clac» de la carne al caer en su hueco.
De acuerdo a los estudios de la conciencia existen niveles de interacción solamente accesibles después de un entrenamiento riguroso. Pachita fue entrenada para manipular la materia conectándose con la entidad de Cuauhtémoc, quién incluso la resucitó cuando una flecha penetró su cabeza. Su hijo Enrique relató sobre esto: “su masa encefálica salía por el orificio craneal y caía en mi antebrazo derecho”; murió para vivir muchos años más. Finalmente, en 1979 Pachita falleció, su cuerpo duró caliente tres días.
¿Qué pasó con Jacobo?
Grinberg despareció teniendo 47 años de edad. Lo más probable es que su desaparición en 1994 haya estado relacionada con sus investigaciones. Pues además de desquebrajar la concepción lucrativa de la medicina basada en el miedo a la muerte y enfermedad, también vislumbraban descubrimientos relacionados con la fuerza gravitacional y la curvatura del espacio. Las aplicaciones tecnológicas en teletransportación, comunicación telepática, levitación y creación de un motor gravitacional eran factibles. Sus investigaciones eran tan vanguardista como lo fueron en su tiempo las de ¡Alan Turing y Nikola Tesla! Demasiado importantes para no ser vigilados por la CIA y otros organismos de inteligencia. Esta última presunción surge debido a la orden “superior” (gobierno de Zedillo) para detener las investigaciones sobre su desaparición que apuntaban hacia el país yanqui.
Sus experimentos sobre el potencial transferido (conexión entre cerebros) fueron reconocidos por Amit Goswami, profesor de física en la Universidad de Oregón, su asesor. Lo mismo hizo Karl Pribram, neurólogo estadounidense junto con otros, visitando el laboratorio de la UNAM dos veces.
Antes de desaparecer Jacobo había planeado un viaje a Nepal para realizar experimentos de telepatía entre el laboratorio de la UNAM y el Instituto Vivekananda Kendra. “Era todo un reto y parecía ciencia ficción” expresó quien ya presentía estar vigilado.
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