domingo, marzo 12, 2023

Plan Flexner: consolidación de la medicina convencional.

Jorge Salazar García.
Existen datos abrumadores sobre los daños ocasionados a millones de personas por la mala práctica de  la medicina convencional. No hay duda de que sus tratamiento invasivos y gran parte de sus fármacos, causan efectos negativos colaterales al organismo. Dicho esto sin satanizar a los buenos médicos alópatas, que los hay.
Este es el tercer artículo sobre el cambio de paradigmas en la medicina promovido por el país que nos arrebató más de la mitad del territorio nacional y que hoy amenaza con invadirnos. Se iniciará puntualizando las diferencias básicas entre la Alopatía (medicina convencional) y la Naturopatía (medicina natural).
 
La Alopatía tiene como principio preferido aquel que dice que es mejor diagnosticar enferma a una persona sana (falso positivo), que declararla sana estando enferma (falso negativo). Y no habría nada de malo en ello, si la preocupación por la salud fuera sincera. Lo objetable es que generalmente el objetivo es crear clientes permanentes e incrementar las comisiones a los médicos por prescribir los medicamentos que les indican las farmacéuticas. Lo condenable es que esos medicamentos (químicos no digeribles), rara vez curan debido a que fueron creados homogenizando enfermos. Todos los hígados, por ejemplo, son objeto de los mismos tratamientos y dosis prescritas en el Vademécum médico comercial (Atlas de enfermedades y fármacos creado por las farmacéuticas). El médico alópata es poco eficaz porque le enseñaron a ver la enfermedad como un deterioro orgánico local proveniente del exterior que debe tratar con químicos, cirugía o radiación sin atacar las causas. Lo más grave de esto es el debilitamiento del sistema inmunológico NATURAL de las personas ocasionado por el incremento progresivo de medicación. Lo sabe el médico y por ello, muchas veces con buena intención, desde su receta inicial incluye fármacos cuya función es contrarrestar los daños colaterales ocasionados por el destinado a curar el mal. Pero sucede que estos también dañan y es necesario prescribir ¡otros medicamentos! generándose un círculo perverso que convierte en hipocondriaco y adicto al paciente hasta llevarlo a la tumba.
En la Naturopatía impera el principio holístico, no hay enfermos ni enfermedad sino personas con desequilibrios psicosomáticos que deben ser revertidos reforzando las defensas naturales y el estado emocional mediante técnicas y remedios naturales individualizados (ayunos, chochitos, tés, cataplasmas, purgas, masajes, Acupuntura, Hidroterapia, Fitoterapia, Homeopatía, etcétera) para restablecer el sentido de vida. Su hígado, siguiendo el ejemplo anterior, es único por lo tanto requiere un diagnóstico específico derivado de                                                                                                                                          bh su relación con los demás órganos y sistemas del cuerpo. En los Naturópatas prevalece una conciencia ecológica, la misma que Fridjob Capra cita en su obra “El Tao de la Física”, (1975), diciendo: “La consciencia ecológica reconoce la interdependencia fundamental de todos los fenómenos y la integración de los individuos... Hemos (mal) favorecido (…) el conocimiento racional sobre la sabiduría intuitiva, (la materia sobre el espíritu), la competencia sobre la cooperación, la expansión sobre la conservación”. 
Antes de sustituirse este paradigma ecológico, quienes se encargaban de estudiar las plantas y elaborar remedios naturales interactuaban e intercambiaban conocimientos con los académicos. Ambos, para curar tomaban en cuenta emociones, sensaciones y sentimientos. Ninguna de las dos medicinas perseguía imponer una visión fundamentalista.
Pero llegaron los capitalistas yanquis y mercantilizaron la salud sustituyendo el enfoque holístico de la medicina e institucionalizaron la Alópta. Lo prueba el hecho de que, hoy, millones de médicos y  decenas de miles de científicos trabajan para la industria militar y farmacéutica donde no existen los limites morales ni éticos. 
Plan Flexner
Todo lo empezó el señor Rockefeller con su Plan Flexner centrado en descalificar la Naturopatía, hacer de la medicina convencional un nuevo paradigma y lograr que millones de médicos, consciente o inconscientemente, violaran el juramento de Hipócrates no atendiendo a los enfermos apartándose de toda corrupción, no usando las reglas dietéticas y no apartando de ellos todo daño e injusticia. 
A continuación se mencionan cronológicamente, algunos datos extraídos del libro “La Mafia Médica” (2002),  a cuya autora, Doctora Ghislaine Lanctot, le fue retirada la licencia para ejercer. Se complementan con otros informes más recientes.
1847: Es constituida la Asociación Médica Americana (AMA).
1902: Se funda el Instituto Rockefeller para la investigación Médica (IRIM), financiado por J.D. Rockefeller.
1910-1925: En EUA, los practicantes Naturópatas duplicaban a los Alópatas. Durante este periodo Rockefeller contrató a Abraham Flexner (Educador) y financió su plan sobre la práctica Médica. Por todo el país desplegó empleados registrando tipos de enseñanza, remedios, terapias y su eficiencia. El resultado fue el Informe Flexner que sirvió de base para “reformar la educación superior de las escuelas de medicina en EUA y Canadá” (Wikepedia). De entre las propuestas de Flexner destacaban dos: 1) Reducir o eliminar las facultades de medicina en zona rurales y donde hubiera más pobres y negros, 2) Que AMA, otorgara patentes privilegiando los productos alópatas creados en laboratorios privados. Después de ser adoptado dicho Plan por AMA, de las ¡650 escuelas de medicina existentes quedaron 50! y, de 7500 alumnos, permanecieron 2500. Se INSTITUCIONALIZABA la medicina ALOPATA. 
1926: Thomas Rivers, médico considerado el padre de la virología moderna, siendo empleado de Rockfeller decretó que virus y bacteria eran dos cosas distintas consolidando la visión SOMÁTICA de la medicina Alópata. 
1975: En la Asamblea Mundial de la Salud se planteó el compromiso de dar “Salud para todos en el año 2000”, promovido por las… !farmacéuticas! que corrompieron los sistemas sanitarios.
1978: La Conferencia de Alma Ata, dio paso a la globalización del Plan Flexner y al demagógico plan “Salud para todos en el años 2000”.
1982: Robert Harris y Jeremy Paxman, en su libro “Una alta forma de matar: Historia secreta de la guerra química y biológica”, denuncian experimentos humanos secretos realizados por el ejército, la CIA y farmacéuticas privadas. Revelan que en los años 50, el departamento de guerra biológica realizó investigaciones en laboratorios ubicados en Fort Detrick, Maryland. Allí almacenaban casi todos los patógenos mortales conocidos (ébola, el ántrax, la viruela, la peste y los coronavirus, incluido el SARS). El Gobierno y el ejército de EE.UU., negó todo, pero en 2019 fueron cerradas las instalaciones.
1992: El registro de patentes de organismos y plantas medicinales a favor de las empresas e industrias de la Salud es impuesto al mundo mediante los tratados comerciales. 
1999: La sobre medicación ya generaba 250 mil decesos anuales. Era la TERCER CAUSA de muerte en los EE.UU, según información del Journal of the American Medical Association (JAMA) y del Instituto de Medicina. 
2004: Las muertes por IATROGENIA aumentaron a 700 mil.
2013: AMA clasificó la obesidad como enfermedad, a pesar de ser un síntoma generado por la ingesta de comida chatarra. De esta manera las trasnacionales de alimentos quedaron protegidas.  
2015: Richard Horton (Editor de la revista médica “The Lancet”) afirmó que la industria farmacéutica dirigía y modificaba criminalmente el desarrollo y la práctica de la medicina desde las universidades y clínicas al grado  de que “Mucha de la literatura científica actual, quizás la mitad, podría, simple y llanamente, ser falsa”.
2018: En la Agenda 2030 se propone lograr la cobertura universal sanitaria, incluyendo “el acceso a medicamentos y VACUNAS …, para todos”. ¡Un mega negocio!
2019: La Comisión de Salud de Wuhan que notificó el brote de 41 casos de neumonía causados por un nuevo coronavirus tiene nexos con el laboratorio Nacional de Galveston en la Universidad de Texas y vínculos con la organización norteamericana EcoHealth Alliance, que recibe financiamiento de AID, el departamento de defensa y seguridad de EUA. 
¿Abrumador, verdad? ¿Hay salida?
Hay propuestas interesantes de solución. Por lo pronto le dejo este dato: Si un 5% de la población dejara de creer en la mafia médica, las farmacéuticas se derrumbarían pues habría menos víctimas.
Comience usted por confiar en su cuerpo reforzando sus defensas, eliminando embutidos, polvos blancos REFINADOS (sal, azúcar y harinas), refrescos y comiendo más frutas y verduras. Ah, y cambie al médico que le mantiene tomando fármacos a toda hora los 365 días del año. Le está socavando la vida y sus finanzas.
*Médico alópata argentino.



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