De Democracia Ya
El deslinde, el “mea culpa”...
ROSALIA VERGARA
2012-11-10 13:22:35 · COMENTARIOS DESACTIVADOS
POLÍTICA
En su libro No decirle adiós a la esperanza, Andrés Manuel López Obrador
repasa la historia de México para demostrar que la cultura del fraude
electoral está muy arraigada en los gobiernos que no respetan la
voluntad popular. En las páginas de este volumen, el tabasqueño hace un
recuento de sus errores y omisiones en la contienda de 2012 y explica
los motivos de su separación de los partidos y organizaciones de
izquierda que lo postularon a la Presidencia.
“Hace unos días, una mujer amiga de Marcelo Ebrard,
en una comida con los hombres del poder, buscando una justificación a
lo sucedido en la elección presidencial, puso en la mesa esta
interrogante: ¿qué hubiera pasado si en vez de AMLO, el candidato
hubiera sido Marcelo Ebrard? La respuesta no tardó en llegar: el obispo
retirado Onésimo Cepeda le contestó: ‘No niña, desde mucho antes
decidimos que Enrique Peña Nieto sería presidente’.”
El excandidato presidencial del Movimiento Progresista, Andrés Manuel
López Obrador, hace esta revelación en su undécimo libro No decirle
adiós a la esperanza editado por Grijalbo. A lo largo de 158 páginas
escribe acerca de su campaña electoral y del Movimiento Regeneración
Nacional (Morena), que el 20 de noviembre próximo podría convertirse en
partido político.
Se enfoca en la imposición de Enrique Peña Nieto como presidente de
México, en la que tuvo un papel fundamental la oligarquía. Con base en
argumentos históricos afirma: “México es de los países del mundo con más
tradición en fraudes electorales”.
Dedicado a los bien amad@s, el volumen se divide en tres capítulos: “Los
antecedentes y la campaña”; “Otra vez el fraude”, y “No decirle adiós a
la esperanza”. En el capítulo dos expone cómo desde tiempos de
Guadalupe Victoria, primer presidente del México independiente, comenzó
la tradición de ignorar la voluntad popular en las elecciones.
Después menciona a los 30 potentados que dominan el país y mantienen lo
que denomina “el actual régimen de corrupción, injusticias y
privilegios” con la imposición del modelo neoliberal. También considera
que el expresidente Carlos Salinas de Gortari, quien llegó a la Presidencia mediante el fraude electoral cometido en contra de Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano, representa “el poder detrás del poder” y es el político neoliberal más influyente del país.
En un ejercicio de autocrítica, López Obrador se refiere a su campaña electoral y señala dónde estuvieron las fallas:
“Voy a decirlo para satisfacción de nuestros malquerientes, que siempre
buscan la paja en el ojo ajeno y no la viga en el propio: fallamos en no
imaginar la gran cantidad de dinero que usarían nuestros adversarios
para comprar los votos e imponer a Peña. Me equivoqué cuando sostuve que
la gente quería un cambio verdadero y que no lo iban a poder impedir ni
con la guerra sucia ni con la compra de lealtades, conciencias y votos.
“Confieso que desde 1988, a partir de Salinas, he enfrentado fraudes de
Estado que han consistido en enlistar a la gente casa por casa para
repartir migajas y dinero, pero nunca había visto y padecido un
operativo tan cínico y prepotente de compra de voluntades, como el
llevado a cabo en las elecciones presidenciales del 1 de julio de 2012”.
El tabasqueño considera que Salinas es un hombre que provoca miedo o
admiración entre los políticos, y afirma: “Salinas presume incluso de
tener agarrados no sólo a hombres de negocios, sino a casi todos los
integrantes de la sociedad política. Tiene un fichero dónde, además de
información general, guarda copias de facturas y cheques de empresarios,
políticos opositores, comunicadores, articulistas e intelectuales”.
No pasa por alto al expresidente Vicente Fox Quesada,
quien de manera abierta y traicionando a su partido, Acción Nacional,
manifestó su apoyo al priista Enrique Peña Nieto. Recuerda que el 2 de
mayo, en una reunión con corresponsales extranjeros, Fox admitió que no
asistía a los mítines de la candidata de su partido, Josefina Vázquez Mota, porque era “una pérdida de tiempo”.
Luego dedica varias páginas para describir la operación de compra del
voto puesta en marcha por los priistas, en complicidad con 16
gobernadores que el 12 de junio se reunieron en Toluca, Estado de México, con Peña Nieto, a fin de de asignar cuotas de votos para el candidato tricolor.
Cita el caso de Monex, las tarjetas de prepago mediante las cuales
se compraron “millones de votos en todo el país” en complicidad con
Grupo Soriana, cuyas tiendas en zonas de escasos recursos fueron
vaciadas después de la jornada electoral. Menciona que esta operación se
realizó en las zonas más depauperadas del país, donde la gente vendió
su sufragio hasta por 500 pesos.
Asimismo, lamenta el triste papel desempeñado por las autoridades
electorales que con su actuación, dice, demostraron que son personajes
“acomodaticios, sin convicción”, y recuerda sus argumentos para no
aceptar el resultado de la pasada elección presidencial.
Su futuro
En torno a los tiempos por venir, López Obrador reitera su convicción de
que la Presidencia sólo puede ganarse por la vía electoral, aunque
muchos ciudadanos estén desencantados de las instituciones. Insiste en
que la vía pacífica es la única opción válida de lucha, pues “la
violencia en vez de destruir el régimen autoritario lo perpetúa”.
En el texto abre un espacio para hablar de una cuestión muy personal, su futuro, y afirma:
“En lo que a mí corresponde, en esta nueva etapa de mi vida voy a
dedicar mi imaginación y trabajo a la causa de la transformación de
México y lo haré desde el espacio que representa Morena. Por esa razón
me he separado de los partidos que conformaron el movimiento
progresista. No se trata de una ruptura”, advierte. Plantea que ese
deslinde incluyó su renuncia al Partido de la Revolución Democrática (PRD), del cual fue fundador en 1989 y presidente nacional de 1996 a 1999. Fueron 23 años de militancia perredista.
Menciona que el próximo 20 de noviembre las asambleas regionales y los
delegados del Movimiento Regeneración Nacional (Morena) decidirán si
esta asociación civil se convierte o no en un partido político.
“Lo fundamental es que, como movimiento o como partido político, Morena
cumpla con su función de ser un instrumento de lucha al servicio de la
sociedad, es decir, lo contrario a un medio como beneficio de los
afiliados y, sobre todo, de sus dirigentes. Debemos evitar esto último
para no caer en los vicios de la mayoría de los partidos políticos.”
En cualquier situación, reitera, Morena debe convertirse en un referente
moral con gente que entienda la política como una actividad de servicio
para el pueblo.
“En este contexto defino mi participación en Morena: voy a seguir
sirviendo, tengo firme determinación de ser útil, pero mi deseo es que
nuestra organización se consolide con valores morales, prácticas
democráticas y buenos dirigentes, y así llegue el día en que deba
prescindirse de mi liderazgo.”
El exjefe de Gobierno celebra la aparición del movimiento #YoSoy132 que
lucha, dice, por el derecho a la información, la justicia y la
democracia. “Por eso no debemos desanimarnos ni decirle adiós a la
esperanza”, pide.
Gobiernos fraudulentos
En el segundo capítulo, titulado “Otra vez el fraude”, en casi una
veintena de páginas López Obrador reseña mediante datos históricos cómo
los mexicanos han sido gobernados, mediante el fraude, por los intereses
de la oligarquía heredados de la tradición española del Virreinato que
imponía a los llamados alcaldes mayores para gobernar a los conquistados
del Nuevo Mundo.
“En las elecciones de 1828, para sustituir a Guadalupe Victoria, primer
presidente del México independiente, los seguidores del candidato
liberal Vicente Guerrero desconocieron el triunfo del conservador Manuel
Gómez Pedraza, argumentando que la votación efectuada, en ese entonces
en las legislaturas estatales, había sido manipulada y que los diputados
ignoraron los deseos de la mayoría del pueblo.”
Desde entonces, apunta, “ni federalistas o centralistas, liberales o
conservadores, pudieron celebrar elecciones libres, limpias o
auténticas”.
“Tomemos en cuenta que en la primera mitad del siglo XIX, México fue
‘país de un solo hombre’. Antonio López de Santa Anna ocupó en 11
ocasiones la Presidencia de la República. Además, en ese largo periodo
no consideraban ciudadanos a los peones de las haciendas: éstos no
contaban con derechos políticos y no podían votar.”
En su repaso histórico menciona la etapa conocida como la República
Restaurada, cuando gobernaron Benito Juárez y Sebastián Lerdo de Tejada.
El primero es un personaje admirado por el tabasqueño, al grado de que
durante su campaña presidencial se comprometió a gobernar como Juárez, a
quien considera como el mejor presidente que ha tenido el país en toda
su historia.
Incluso en esa época, menciona, “surgían denuncias de violación del
sufragio”. Debido a esos fraudes hubo cuando menos dos revueltas, la del
Plan de la Noria, en 1871, y la de Tuxtepec, en 1876, ambas encabezadas
por Porfirio Díaz, quien llegó al poder y se mantuvo en la Presidencia
durante 30 años.
En las postrimerías del porfiriato surgieron movimientos de oposición,
entre ellos el Magonismo, que sacudieron al régimen. Francisco I. Madero
inició la lucha política con su lema “Sufragio efectivo, no
reelección”. En plena campaña electoral fue encarcelado bajo el cargo de
sedición.
“Poco después, luego del fraude en las elecciones, Madero no tuvo más
remedio en convocar al pueblo a que el 20 de noviembre a las seis de la
tarde, se tomaran las armas para derrocar al régimen porfirista. El
levantamiento armado obligó a renunciar al dictador, quien abandonó el
país para morir en Francia. Francisco I. Madero llegó a la Presidencia
de la República”.
Con el asesinato de Madero se inició la Revolución que sumió al país en
una etapa de muerte y desolación que se prolongó durante muchos años.
Después vendría la revolución institucionalizada, de la que surgirían
los gobiernos “revolucionarios” y la creación de las instituciones
modernas.
De la época de los generales, López Obrador menciona que “el único
gobernante que profesó un profundo amor por su pueblo y por la nación”
fue Lázaro Cárdenas del Río. En este tiempo nació el PRI, que habría de
mantenerse en el poder durante más de 70 años.
Durante 70 años de “dictadura perfecta”, como la tildó el escritor
peruano Mario Vargas Llosa, los gobiernos revolucionarios perpetraron
–según López Obrador– por lo menos cuatro grandes fraudes electorales,
contra José Vasconcelos, Juan Andreu Almazán, Miguel Henríquez Guzmán y
Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano.
“A mí me ha tocado padecerlos en el periodo del PRIAN, en 2006 y 2012.
Pero el mayor agravio de las imposiciones resultantes ha sido para
millones de mexicanos esperanzados y comprometidos con hacer realidad la
democracia en México.”
El tabasqueño hace un llamado para que continúe la lucha en pos de un
México más libre, más justo. Porque “la vida es demasiado corta para
desperdiciarla en cosas que no valen la pena”. Con este enunciado pone
punto final a su libro.
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