De La Jornada
El artista neoyorquino cerró el Festival de la Calaca con 154 personas desnudas en el campo
La lluvia incesante no impidió que Spencer Tunick creara Espíritus
Llegaron al sitio con túnicas que darían idea de seres vaporosos, pero el mal tiempo impidió el efecto
Aún así,
fue como ver el espejo de nosotros mismos, dijo un participante
La instalación Espíritus estaba ideada con la participación de 300 personas, pero el mal tiempo redujo la cantidad a la mitadFoto Yazmín Ortega Cortés
Los entusiastas participantes convocados por el artista permanecieron a
la espera de sus instrucciones, de las 14 a las 18 horas; con el mismo
entusiasmo corrían en busca de su ropa al terminar la sesión fotográficaFoto Yazmín Ortega Cortés
Los entusiastas participantes convocados por el artista permanecieron a
la espera de sus instrucciones, de las 14 a las 18 horas; con el mismo
entusiasmo corrían en busca de su ropa al terminar la sesión fotográficaFoto Yazmín Ortega Cortés
Merry MacMasters
Enviada
Periódico La Jornada
Lunes 5 de noviembre de 2012, p. 8
Lunes 5 de noviembre de 2012, p. 8
San Miguel Allende, 4 de noviembre.
¡La calaca!,gritaron al unísono 154 personas, hombres y mujeres, de diferentes edades, empapadas hasta el último rincón de su cuerpo desnudo, al final de su participación, en la instalación Espíritus, del artista neoyorquino Spencer Tunick, con la que se clausuró la primera edición del Festival de la Calaca, que se llevó a cabo en esta ciudad del primero al 4 de noviembre.
Ni el frío, ni la pertinaz lluvia, que empezó desde el sábado en la
noche, detuvieron la instalación pensada al principio para las 300
personas, que originalmente se inscribieron. Sin embargo, sólo la mitad
llegó, para después trasladarse al fraccionamiento Los Senderos, donde
desde las 14 horas se había organizado un día de campo, sin embargo, la
lluvia se quitaba y volvía, y obligó a los asistentes a buscar refugio
en un restaurante del lugar.
Afuera y debajo de varias lonas, se fueron sentando los
participantes. Luis, sociólogo de 36 años procedente de la ciudad de
México, habló de su emoción de participar nuevamente en un proyecto de
Tunick, ya que lo hizo para la instalación masiva de desnudos realizado
el 6 de mayo de 2007 en el Zócalo capitalino.
Fue como ver el espejo de nosotros mismos, vernos tal cual somos, más allá del físico o la clase social, expresó. Los participantes fueron convocados en Los Senderos a las 14 horas, pero nadie sabía realmente a qué horas iba a realizarse la instalación, aunque desde un principio Tunick dijo que sería al anochecer. Los participantes recibieron gruesas cobijas color beige para mantenerse calientes.
Finalmente, la instalación fue cambiada de lugar para realizarse a
campo abierto, en medio de la maleza. A las 17 horas con cuatro minutos
un pequeño grupo de medios de comunicación que acudió a cubrir la
instalación fue llevado a un costado del campo, debajo de la lluvia que
ya nunca se quitó. Desde una edificación en la propiedad se escuchaba a
Tunick dando instrucciones.
Cerca de las 17:30 horas, los participantes llegaron al campo
con sus respectivas telas blancas y transparentes que, por la lluvia, ya
no fueron vaporosas, como se tenía previsto. Mientras, Tunick y su
equipo no cesaban de dar instrucciones. Para una primera toma los
participantes estuvieron distribuidos en una extensa fila a lo largo el
campo.
Para una segunda la instrucción fue:
Extiendan la tela en frente del cuerpoy
cierren los ojos,
no sonrían.
¿Una más?, preguntó Tunick, y los
espírituscontestaron:
Sí, sí. Entonces, todos se adentraron en el campo.
Todos en el monte. Más para este lado. Sepárense, eran las órdenes. En eso, bajó corriendo el artista, resbalándose. Acercaron una escalera, Tunick subió.
Empezó el acomodo de telas, mientras gritaba:
Pónganse derechos para ver las chiches.
Tunick se subió nuevamente a la escalera para sacar la foto, una sombrilla lo protegía de la lluvia.
¡Cabrón!, se escuchó por allí. Para entonces, la esposa de Tunick también ayudaba en el acomodo de las telas que no obedecían como hubiera sucedido sin lluvia.
Tunick trabaja lo más rápido posible, porque como ha expresado en
ocaciones anteriores, le preocupa el bienestar de los participantes,
tanto por el frío como por la lluvia, en este caso. Faltaban cinco
minutos para las seis de la tarde y la instrucción fue:
Manos extendidas a los lados; cierren los ojos.
A las 18 horas todo había acabado. Los participantes, jubilosos,
empezaron su retirada del campo. Desafortunadamente, no había
condiciones para que se vistieran. Se veían cuerpos desnudos correr por
todos lados, bajo la lluvia, buscando un lugar para vestirse. Cumplida
la tarea, los participantes se retiraban del lugar en medio del lodazal.
Ahora, sólo falta que el artista les haga llegar una fotografía firmada
por él como agradecimiento por su participación.
Inolvidable final de la primera edición Festival de la Calaca, en San Miguel de Allende, Guanajuato.
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