martes, diciembre 11, 2012

Acuerdo SEP daña más a la CNTE


De Zocalo Saltillo
Indicador Político
Carlos Ramírez

 Si toda la narrativa política en la firma de la iniciativa de reforma educativa impulsada y avalada por el PAN, PRD y PRI en el Pacto por México se centró en el SNTE de la maestra Elba Esther Gordillo, la principal reacción de protesta se va a sentir por el lado de la coordinadora de maestros disidentes, la CNTE.

Nacida en 1980 en Oaxaca y Chiapas, la Coordinadora es una organización autónoma, con vida propia y beneficiaria de sus propias negociaciones con los gobiernos estatales. La descentralización educativa de Salinas de Gortari de 1992 mantuvo la federalización del sindicato, sin duda el principal problema con el magisterio. Pero el SNTE, para evitar la fractura, cedió autonomía de algunas secciones y éstas operan como organismos antisistémicos.

Entregadas a sus dirigencias para sus propias negociaciones, las secciones disidentes del magisterio crearon verdaderos imperios autonomistas. El caso más avanzado es Oaxaca: el gobernador priísta Heladio Ramírez López firmó en 1992 un acuerdo con la sección sindical para reforzar la separación del gabinete de la Secretaría de Educación Pública estatal y la creación de un instituto, lo que provocó que la estructura de administración de la educación perdiera la fuerza de su centralización política y administrativa.

Pero lo más grave fue la firma de un compromiso del gobierno estatal --no sólo el de Ramírez López, sino todos los posteriores-- para ceder posiciones del Instituto de Educación Pública a líderes de la Sección XXII de maestros, “así como la obligación de no excluirles (a los miembros de la Sección XXII) en cualquier asunto de carácter educativo”. La superposición de fidelidades --los maestros como mentores pero también como funcionarios del área educativa-- se convirtió en el foco de conflicto.

Con tal de tranquilizar a la XXII, el gobierno estatal como titular de las relaciones laborales le cedió a la sección sindical la capacidad de decidir el rumbo de la educación, el problema que tiene acogotado al gobierno estatal ante la beligerancia de los líderes sindicales: el compromiso de 1992 dividió la toma de decisiones en materia educativa: “las bases” sindicales de la XXII pueden influir en los “aspectos laborales, profesionales, social y técnico” de la educación. Es decir, el gobierno estatal entregó la educación a la sección XXII.

Peor aún, por ese acuerdo del gobernador Ramírez López con la dirigencia de la XXII el gobierno estatal se comprometió a someter el nombramiento del director del IEEPO a la Sección XXII y a tomar en cuenta “la selección y nombramiento futuro de funcionarios del instituto como resultado de las propuestas de la representación sindical sean respetadas en la forma y términos acordados con antelación”. Y más: se aprobarían propuestas de la Sección “aun cuando cambie la estructura orgánica del instituto”. El sistema político cedía sus hilos de control social en materia educativa.

El problema con el SNTE es político y de evaluación de profesores, además de la estructura de tráfico de plazas que, por cierto, se reproduce en todos los grandes sindicatos de empresas públicas, como los de Pemex, la CFE y otros. Pero la parte más grave y violenta de la relación del Estado nacional con los maestros ocurre en los estados de la república donde las secciones sindicales disidentes llevan a una doble revisión laboral: la que implica la titularidad del contrato de trabajo de la SEP con el SNTE y luego la segunda entre la sección sindical con el gobierno estatal.

En Oaxaca existe la sección sindical más agresiva, pero ya no en defensa de la educación pública o del nivel de vida de los profesores sino en función de la imposición de lineamientos a la educación pública; el gobernador aliancista Gabino Cué, que paradójicamente llegó al poder con el apoyo de la XXII de maestros, es un rehén de la sección sindical que le impone condicionamientos a la educación pública, paraliza actividades en detrimento de la educación de los niños y estrangula la ciudad y las carreteras federales para exigir sometimiento… y privilegios. De hecho, la XXII de Oaxaca es la que establece la política de educación pública. Ante la evaluación exigida por la SEP hace un par de meses, la XXII obligó al gobernador a no realizarla e impuso sus propias condiciones.

En la CNTE se localiza la peor parte de la pérdida de autoridad del Estado --en sus niveles local y federal-- sobre la educación pública. Y ahí el problema no es de evaluación sino de relaciones de poder: la XXII provocó una crisis de gobernabilidad en el 2006 que incendió la capital de Oaxaca ante la demanda magisterial instaurar un gobierno popular, autogestionario y comunal con el pretexto educativo.

De ahí que la parte más dura de la respuesta magisterial contra la reforma educativa del presidente Peña Nieto avalada por el PAN, el PRD y el PRI no va a venir del SNTE de la maestra Gordillo --al final de cuentas, la política es una cámara de descompresión--, sino de la CNTE de maestros disidentes porque la reforma va a regresarle al Estado la capacidad de decisión en política educativa, obligará a los maestros a dar clases y no a realizar marchas, partos y conflictos y tendrá que imponer castigos laborales. La reforma educativa tendría el objetivo de reimplantar el papel del Estado en la conducción de la educación pública.

El poder político de la CNTE abarca los estados de Oaxaca, Guerrero, Chiapas, Michoacán y parte del Estado de México. De ahí vendrán las marchas, las protestas, los paros y la violencia política, con el agregado de que a la CNTE se han sumado el SME, el YoSoy132 y otras organizaciones antisistémicas que van a convertir las calles en campos de batalla.

La reconquista de la hegemonía del Estado en la educación se verá en Oaxaca, donde la reforma educativa deberá regresar a los maestros a las aulas a enseñar y alejarlos de las marchas y plantones. Por eso fue importante el apoyo del PRD a la iniciativa de Peña Nieto, porque los maestros disidentes ya no contarán con la alianza-complicidad perredista.         

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