De Zócalo Saltillo
Ricardo Rocha
Lo que no se ha entendido en México es que el hambre, la desnutrición y
la obesidad no son sólo consecuencias sino, fundamentalmente, causas del
bajo crecimiento económico de apenas 2% en los gobiernos recientes.
En otras palabras, este país tiene menos posibilidades de futuro si no
corregimos nuestros gigantescos problemas de nutrición en el corto
plazo. Así que cuidar la alimentación y la salud mediante una
alimentación suficiente e integral es indispensable para preservar no
sólo la integridad física sino la vida de las personas –sobre todo
niños– conservando el bono demográfico. Los expertos estiman un plan a
largo plazo, al menos hasta el 2030. Ellos mismos han analizado los
cinco sexenios recientes –tres priistas y dos panistas– y el resultado
es aterrador: los programas implementados por voluntades políticas de
corto plazo en materia alimentaria no sólo han fracasado en alcanzar sus
metas sino que incluso han costado vidas y el deterioro de las
condiciones vitales sobre todo entre la población más vulnerable, es
decir, las niñas y los niños. Por eso aconsejan una planeación con metas
específicas fijadas para el 2018, 2024 y 2030. Algo que implicaría
necesariamente un gran acuerdo nacional.
De lo que se trata es de instrumentar una gran estrategia alimentaria y
nutricional 2013-2030 sin precedentes en la historia del país, que
reconozca que en una nación subalimentada todo lo demás carece de
sentido. Para empezar, admitir que el modelo económico actual está en
crisis; sumido en un largo periodo de estancamiento y con un crecimiento
insuficiente que año con año genera un déficit de pobreza y
resentimiento. Se requiere pues de un gran pacto social que acepte que
para crecer a la tasa indispensable de 5% o a las deseables de 6 ó 7%,
se requiere invertir en infraestructura, en ciencia y tecnología, en
seguridad, en medio ambiente y en energía. Y es aquí donde radica la
clave de toda esta argumentación: no se trata de regalar alimentos, sino
de echar a andar una gran maquinaria generadora y procesadora que
además sea muy productiva y se convierta incluso en uno de los grandes
motores de nuestra economía. Para lo cual se requiere un cambio de 180
grados en la actitud gubernamental ante esta problemática: se necesita
una visión de Estado para una estrategia alimentaria y nutricional; en
cambio, la Cruzada Nacional contra el Hambre es apenas un acto de
gobierno.
no se trata en absoluto de minusvaluar un esfuerzo como el implementado
por el actual régimen. Por el contrario, hay que ponderar la
sensibilidad y el valor para percibir una realidad de 20 millones de
hambrientos, que sus antecesores se negaron a admitir.
La intención de estas líneas es compartir las inquietudes que por años
hemos venido recogiendo en programas y reportajes muy diversos como
México Gordo, México Hambriento y muchos otros, expresadas por
nutriólogos, sociólogos y economistas que ven en la producción de
alimentos el instrumento para preservar soberanía en un mundo global al
igual que países autosuficientes como EU, China o Rusia.
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